Detesto mi vida

Los nervios pueden con todo

Ahora que hemos recorrido todo el patio y la casa de Arthur, tenemos un plan. El plan es, hacer que todos se reúnan en un sitio donde hay varios asientos. ¿Y, como lo haremos? Pues, simple. Lucy es muy buena imitando voces, y imitará la del padre de Arthur, para que todos vayan, diciendo que su hijo iba a cantar una canción. Y justo cuando estén todos... ¡BOOM! Salgo al escenario y digo todo lo que ha hecho. Y que todos lo escuchen. Hasta su padre, que seguramente no lo sabe. Así tendrá una lección que recordará por toda la vida. Y todo se acabará. Viviré feliz. O eso es lo que creo.

El plan ya está en acción. Lucy ya ha atraído a toda la gente. Solo falta que yo haga mi trabajo. Pero justo cuando salí al escenario, los nervios pudieron conmigo. Tartamudeé delante de toda mi clase por culpa de los malditos nervios. Segundos después, vinieron los guardias de seguridad y nos sacaron de la fiesta a mí y a Lucy. Esto iba a peor. ¡Y todo por mi culpa! Se me callaron unas lágrimas pero Lucy me tranquilizó. Me siento culpable. Con lo que Lucy había hecho por mí. Y, ¿Qué pasará con mis antiguos amigos? Solo queda Lucy. Espero que no le pase nada.

¿Vida, porque tienes que tratarme así? Yo solo quería hacer una acción buena, no se trataba de venganza ni nada. ¿Por qué? No entiendo nada. Vida, por favor, ayúdame, mejor tarde que nunca, no quiero volver a detestarte. ¡Por favor!