"Una sola persona no puede arreglar algo que se desmoronó hace casi nueve años" esas palabras estaban impregnadas en la mente de Serezade mientras que miraba con nostalgia álbumes de fotos de años atrás. Como habían cambiado las cosas , pensaba, observaba fotografías de distintos momentos: en el hospital cuando nació, las vacaciones en Gandía , y sobre todo una sencilla pero que la conmovía realmente en la que se encontraba con un vestido azul sentada en una silla abrazada a su abuela sujetando al peluche Lucho de los Lunnis. Esa fotografía se la había dado su tía Elisa junto con otra igual en la que estaba con su abuelo . Veía esa foto tan sonriente, con tantas ganas de ser feliz... Que se preguntaba que había sido de esa niña, los tiempos habían cambiado demasiado si, pero tenía muy presente cada día que su abuela la repetía que por muchos años que pasasen la familia siempre debía permanecer unida. Sin embargo parecía que cada uno, a su manera, se encontraba solo o tal vez veía imposible recuperar aquella armonía, su prima Cristina la dijo una vez que tal vez ella podía unir de nuevo a la familia, y sabe Dios que hizo todo lo posible. Pero era imposible, por mucho que hubiera buena relación o al menos contacto, nada era como antes. Cada uno tenia su vida como decia su tía Elisa, pero Serezade no se resignaba a perder sin más algo que para ella era más fuerte que cualquier otra cosa en el mundo , el amor de su familia.
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Historia de una madura precoz
Non-FictionLa historia de una niña que tuvo que dejar de serlo pronto