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Este fin de semana ha sido un poco malo y aburrido,para ser honesta, esta es la razón de por qué prefiero estar en el instituto que estar en casa. En el instituto mantengo la mente ocupada, pero en mi casa mi cerebro me traiciona, me hundo tanto en mis pensamiento y en los recuerdos del pasado que, al final, siempre acabo con la almohada llena de lágrimas.

Mi vida no ha sido un infierno insoportable, pero tampoco ha sido un camino de rosas. Supongo que eso me hace ser quien soy a día de hoy.
La gente siempre me dice que tengo una mentalidad y unas ideas bastante avanzadas para tan sólo tener catorce años - lo que ellos no saben es la razón de por qué tienes esa mentalidad - le doy la razón a mi subconsciente, con el que últimamente hablo mucho. Creo que me estoy volviendo loca.

Otra mañana más, aburrida y sin nada nuevo. No me molesto en arreglarme, no estoy de humor, me desayuno un dulce y salgo hacia el instituto.
¡Oh Dios mío! Es Kevin, y ahora qué hago yo estoy horrible encima tengo cara de zombie. Me armo de valor y me dirijo hacia el con la excusa de saludar a Salma ya que ella se encontraba a su lado
- Buenos días Salma - mire a Kevin y solo pude gesticular una cálida sonrisa
- Venga, salúdense, dense dos besos o algo, digan que se gustan ¡algo! - es fracción de segundos asesiné a Salma con la mirada, en ese momento quería que la tierra me tragase. Cuando por fin pude reaccionar le di dos besos en las mejillas, y en mi cerebro apareció la idea de besarlo ¡NO AINOHA, no sabes quién es aún!
-Bueno los voy a dejar solos
-Menuda loca la Salma
-Jajaja la verdad es que sí - se hizo un silencio incómodo, breve, pero casi eterno
-Si quieres nos podemos ver en el recreo - ¿en serio? ¿Quiere estar conmigo en el recreo?
-Claro que si, así nos vamos conociendo - así aprovecho y le pregunto por la novia

¡QUÉ HORROR! Las tres primeras horas se me han pasado demasiado lento, ha sido un infierno, a cada dos por tres miraba el reloj muy impaciente, nunca se me habían pasado tan lento las clases, sin duda, la mañana más horrenda de la semana.
Desde que oigo el timbre que me avisa de que es la hora del recreo, salgo corriendo de la clase y me dirijo al lugar donde le dije a Kevin que nos veríamos. Esperé y esperé, pero no aparecía, comenzaba a impacientarme y a enfadarme ¡me había dejado tirada!
Me fui de ahí muy enfadada y lo peor de todo es que el resto del día se me pasó súper lento.

.    .    .

Sin duda hoy ha sido un día de los que te dan ganas de llorar, Kevin me deja votada, el día se pasa súper lento y aburrido, y para colmo problemas en casa.
Decido hundirme en mi música, pero acabó pensando en cosas del pasado, que me hacen sentirme muy mal, y hacen que se me quiten las ganas de vivir en este mundo de mierda, si de mierda - Es que tú no deberías haber nacido y todos lo sabemos - me recuerda mi subconsciente el cual maldigo, porque solo consigue que mis ganas de desaparecer aumenten.
Me acuesto en mi cama, necesito llorar con la almohada.

.        .       .      .

Otra mañana más, otro asqueroso día, es lo que pienso cuando llego al instituto. No veo a Kevin por ninguna parte, pero si veo a Salma
- ¡Hola! Mira ¿me harías un favor please?
- Claro dime Aino
- Le podrías decir a Kevin que por qué me dejó votada ayer en el recreo , ah y si lo ves... - veo a Kevin a lo lejos y me dirijo hacia él con cara de pocos amigos
- Buenos días, lo siento ayer no pude subir porque estaba en los talleres - y cómo mismo había venido el enfado, se fue, todo se me quitó, me quedé atontada por su voz, su forma de mirarme, todo él en si
- Bueno, no pasa nada ¿hoy puedes subir?
- Claro que si ¿en el mismo sitio?
- Por supuesto - intente parecer seca para hacerme la interesante, yo no podía quedar como una arrastrada ni en sueños, tengo un orgullo bastante abundante, jajaja
- Bueno me voy a clase - le dije y me fui con paso majestuoso, siendo sincera me tuve que aguantar las ganas de volver la mirada, para hacerme la dura - lo que estás es intentando conquistarlo pillina - te juro que un día mataré a mi subconsciente, pero aunque quiera quitarle la razón no puedo, porque en el fondo sé que es verdad.

. . . .

Miradas con mucha Química Donde viven las historias. Descúbrelo ahora