Parte 2 "Al dia siguiente".

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Amanece otro días mas, mi hija Eliza se levanto temprano para irse a su empleo. Mientras que yo me dedico a ser ama de casas limpiando y atendiendo a mi madre.

La dulce Michel seguía dormida aun.
Fui a tocar su frente pero no tenia fiebre.

Respire profundamente y sentí un alivio al ver que estaba mejor.

Tenia que ir al colegio a la una de la tarde pero se quedo en casa y no fue, quería saber como pasaría el día para ver si mejoraba.

Antes de llegar la hora del almuerzo la desperté para que estuviera lista para comer pero me decía que no tenia hambre, cosa muy rara en ella por que adoraba comer.

Sin embargo le dije: Si no comes te llevo al medico para que te inyecte.

Se convenció y le lleve la comida, después de un rato sintió fatiga y no quiso comérselo todo.

El día paso y Michel por la mañana se levanto a jugar con sus primos, jugaban como cualquier niño a sus edades.

De pronto tuvo una actitud rara y llevo su pequeña mano a la cabeza y exclama: —Ayy.

Le pregunte: ¿Que pasa?

Ella con una sonrisa me responde: —Nada mami  ya me paso.

Mi madre dijo que le parecía raro al contarle lo que había ocurrido, me aconsejo que estuviera pendiente por que no era una actitud normal en una niña a su edad.

En varias oportunidades hacia lo mismo, llevaba su manita a la cabeza y gritaba pero seguía jugando después.

Hice el comentario a mi hija mayor, aunque reacciono como si no fuera nada malo y dijo: —No la vayas a enfermar mentalmente, si tuviera algo no jugara con los niños.

Me tranquilizó y pensé que podía ser verdad. Aunque mi angustia como madre seguía latente dentro de mi sin parar.

DIOS TIENE LA ULTIMA PALABRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora