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Porque si se trata de ti, debo admitir que antes yo he sido más fuerte. Créeme. Cuando se trata de ti mi estabilidad tambalea, se crean ciertos temores y algunas fortalezas dejan de funcionar como antes. Hace tiempo que me he dado cuenta de esto, sólo que no te lo he dicho por temor a que te aproveches y vengas cualquier día a reducir estos escombros a polvo. Antes era capaz de ser feliz sin pensar en alguien; la soledad me veía, se acercaba y pasaba de largo (de vez en cuando también se quedaba, pero sin hacer ruido).
Fue como haber estado todo el tiempo caminando sobre las nubes hasta que te vi y, antes de tomar otro rumbo, me sorprendí hablando contigo, queriendo conocerte a fondo, encontrándome con la sorpresa de que eres de esas personas con las que uno podría soñar a gusto, pero un soñar distinto, un soñar de verdad: con los ojos abiertos. No supe decirlo, o saber con certeza qué fue lo que me hizo quedarme. Al verte pensé «es alguien más», pero después tuve miedo de perderte.
De ti recuerdo que hasta en tus días malos eras hermosa. Guapa como la luna abriéndose camino en la noche. Sensual como la lluvia acariciando el cristal cualquier domingo. De ti guardo un álbum de fotografías que nos tomamos el día de nuestro primer beso. En aquel sitio donde también aprendí que el amor eras tú todo este tiempo. Te quise como se quiere a alguien con quien se espera cumplir todos los planes que no funcionaron con ninguna otra persona. Quise hacerte posible, reinventar contigo el calendario, agregarle meses a los años, cambiar las estaciones y mantenernos juntos dentro de las horas. Me mirabas y yo decía: «Aquí me quedo», señalando tu boca. Y entonces tus labios..., tus labios simétricos y lúdicos, brillaban como un tesoro abierto a plena luz del día.
Estás hecha de fuego, de frío y calma, de sueños y advertencias. Eres peligro y yo el suicida que ha soñado tantas veces con besarte los silencios y hacerle el amor a tu sonrisa. Si te quedas te prometo que voy a quererte hasta cambiarte la vida. Aunque yo no sea de promesas y tú permanezcas escondida. Si eres consciente, admitirás que has estado dando pasos agigantados donde sólo debías caminar despacio. Pero te perdono. Esta vez y todas las que vengan a partir de ahora porque yo también quiero que llegues lo más pronto posible. Y si te quedas le aumentaré horas a la noche, te buscaré constelaciones en la espalda, te besaré detrás de la oreja, crearé galaxias con un abrazo. Eres la promesa más bonita que me han hecho, así que correré los riesgos por ti. Escribiré poemas en tu cuerpo cuyo lenguaje sólo entendamos los dos. Y digan lo que digan, estoy seguro de que contigo viviré el mejor tiempo de toda mi vida.

The Art of SurviveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora