De los viejos amores. De esa sonrisa que se partió en medio de la tormenta. De esa grieta que llevas como si nada hubiese dolido. De ese laberinto en el que te encuentras y no encuentras la salida por más que busques. De los falsos amigos. De si mañana vas a estar o no. De los malos días. De aquella vez que le hiciste caso a la razón cuando el corazón siempre tuvo la jodida cordura. De las noches que lloraste hasta dormirte. De las tonterías que hiciste por alguien que no merecía ni un fracción de tu tiempo ni un gramo de tu amor. De las puestas en escena que tuviste que actuar para que nadie te preguntara el porqué de esos ojitos tristes. De los mañanas inciertos. De los ayeres sin presente. De los demonios. Del infierno que arde en algún rincón del alma. De cuando soltaste la mano por última vez. De las noches de hospitales en las que te derrumbaste ante un resultado. De cuando en pleno día se puso la oscuridad. De las metidas de pata. De las últimas veces. De las personas que se han ido. De quien no volteó a ver atrás. Del desierto de cuando no sientes nada. De la desolación cuando, rodeado de un millón de personas, te sientes más solo que nunca. De los trenes de ida. De la soledad. De la tristeza. De los atardeceres. De cuando apostaste todo y no funcionó. De cuando apuntaste a ser feliz y la bala se dirigió al que querías ser. De las canciones. De la amargura. De la nostalgia de sentir que nada volverá a ser como lo era antes. De la melancolía con la que ves pasar a dos que se aferran a una única vida. Acuérdate de ti. Sé feliz, joder.
ESTÁS LEYENDO
The Art of Survive
LosoweMensajes que fueron escritos y borrados, con suerte, es un arte que hayan sobrevivido entre estas páginas