Mi nombre es Craig, Craig Tucker, y tengo 9 años. Y sí, hoy es mi primer día de clases de 3er grado. Cuando llegaba a la escuela, miraba a todos los niños felices y emocionados por otro nuevo ciclo escolar, pero ¿yo? claro que no, me importa un carajo. Mantengo firme mi lema: diferente año, misma mierda. Mucha gente cree que soy "algo" grosero, en fin.
Pasé por todos esos estúpidos, hasta llegar al salón 302. No extrañaré el 201. En fin, el aula era... buena; bastante espaciosa, y colorida. Los pupitres estaban correctamente alineados, y algunos pocos estaban ya ocupados. Con la vista, recorrí cada fila para elegir un lugar, al carajo, al final decidí sentarme al final, donde el maestro o maestra no me pueda joder. En cuanto tomé asiento, saqué el único cuaderno que llevaba por el momento, y me puse a garabatear en una hoja aleatoria para mantenerme ocupado en lo que empezaban las clases.
Unos cuantos minutos bastaron para que sonara el timbre de entrada, en cuanto levanté la mirada, noté que el aula estaba más llena, aún quedaban varios asientos vacíos. Finalmente el profesor entró por la puerta, y cerró ésta detrás suyo.
— Buenos días, chicos. Yo soy el señor Garrison y seré su maestro de 3er grado... —Hablaba el profesor, al cual luego dejé de prestarle atención.
La clase transcurrió exageradamente aburrida. Como hacía siempre, no tenía ni la menor idea de qué parloteaba el Señor Garrison, supongo que para tener sólo 9 años sé varias cosas no muy educativas, y me importan un carajo los demás. Sólo quería que la escuela acabara de una maldita vez para poder llegar a casa y jugar vídeo-juegos, comer chatarra... un suspiro salió de mí por esos ideales paradisíacos, al menos para mí.
El sonido de alguien llamando a la puerta atrajo la atención de todos, incluso la mía; el Señor Garrison fue a ver quién era. No lograba captar completamente con quien estaba hablando el hombre mayor, al parecer era un niño; y sí, en el momento en que el profesor le permitió la entrada, todos vimos que era otro alumno más, pero jamás lo había visto yo, y supuse que ningún otro igual. Vaya, un chico nuevo... también me importa un carajo. Traté de no seguir mirándolo, pero el niño llamaba mucho la atención, temblaba demasiado, y hacía gestos raros. La primera impresión que tuve de él fue: es un rarito.
— Bueno, niños, ha llegado un nuevo compañero. —Habló el Señor Garrison, sentándose en su escritorio— Preséntate, por favor. —Dirigiéndose al chico nuevo que no dejaba de temblar.
El niño se colocó en el centro, a la vista de todos, seguidamente "susurró" (entre comillas, porque hasta yo lo escuché) "esto es demasiada presión". Ahora pude verlo mejor, era rubio, pero como estaba vestido no ayudó mucho a que yo dejara de etiquetarlo como un raro; su ropa estaba normal, hasta que uno se da cuenta que no la tiene abotonada adecuadamente. Yo no sabía si lo hizo apropósito, o no se dió cuenta de ello cuando se vistió. Además, su cabello estaba increíblemente desordenado, seguramente nunca se ha cortado el cabello y no se ha peinado jamás, entre otros miles de detalles imperfectos. La sala permaneció en silencio, hasta que el rarito decidió hablar.
— ¡H-Hola! Yo soy, ¡gah! soy Tweek Tweak. ¡Gah! Y, y tengo 9 años. M-Me gusta mucho el café. —Esperaba no ser el único que no podía quitarle la vista de encima.
Es que simplemente se movía demasiado, además se le cerraba un ojo como si tuviese consciencia propia. Definitivamente, este chico es ahora el más raro de la clase, y si no es que el más raro de toda la escuela. En cuanto terminó su presentación, el Señor Garrison le indicó que se sentara. Tardó un tiempo en elegir su asiento; miré a mi lado: estaba vacío, volví a mirar al frente, y éste chico se acercaba. Coño, no me digan que se sentará a mi lado. Se sentó a lado mío. Mejor dejo de pensar. Me volteó a ver con ese nerviosismo que parecía ser permanente en él, yo le di una rápida mirada indiferente, y volví la vista al cuaderno.
Por primera vez en el día, quise ponerle atención a la clase, pero el rarito me desconcentraba del todo con sus tics, a parte de que a cada minuto gritaba "¡ah!". Es tan molesto, joder. Tan sólo quería golpearlo en la cara para que se callara de una vez.
Pasó un poco más de cuarto de hora, y la hora del descanso llegó. Como hacía desde primer grado, me reunía en una de las mesas de la cafetería escolar con mi grupo de amigos , Clyde, Token y a veces Jimmy. Fui el primero en llegar a dicho lugar para apartar nuestra mesa, estaba revisando el horario cuando escuché una voz peculiar hablarme. Al levantar el rostro, comprobé quien era: Tweek.
— H-Hey... eh, ¿puedo, ¡ah!, sentarme contigo? —Pidió el rubio, esforzándose por dar una sonrisa amistosa.
— La mesa está llena, busca otro sitio. —Respondí sin siquiera pensarlo. No dejaría que nos pegara su rareza.
— Yo s-sólo, ¡gah!, te veo a t-ti. —Replicó y después se sentó.
¿En qué momento le dije que sí? Bien, ya qué.
No le dirigí la palabra, ni lo miré, hasta que lo otros chicos llegaron. Confiaba en que los otros no lo iban a aceptar, sabiendo como eran, de seguro se burlaron de él en el momento en que lo vieron.
— Heeey... qué, ¿qué hace éste aquí? —Preguntó Clyde señalándolo. El rubio no decía nada.
— Sí, ¿quién te dijo que podías sentarte con nosotros? —Interfirió Token— ¿Fuiste tú, Craig?
Yo tan sólo negué con levedad, con el rostro inexpresivo.
— Bueno, si prefieres ser amigo de este maricón, te dejamos. —Volvió a hablar Token, y junto a Clyde se fue a otra mesa.
Genial, empezando el primer día sin mis mejores amigos. La mirada de Tweek me intimidaba un poco, esos ojos verdes enormemente abiertos, adornados con obscuras ojeras debajo, me veían fijamente, como si fuera su centro de atención.
— ¿Vas a quedarte mirándome o qué? —Cuestioné con tono sarcástico. Él negó rápidamente.
— Soy, ¡gah!, soy Tweek, ¿y tú?
— Ya lo sé. Como sea, me llamo Craig. —Respondí indiferente— eh, ya regreso.
Entonces me levanté, tomé mi mochila y caminé a la fila donde el Chef daba la comida. En realidad, no pensaba volver a sentarme con él, me iría donde los chicos en cuanto recibiera mi comida. Volteé a ver a la mesa donde dejé a Tweek y no estaba; quizá decidió hacer amistad con otros niños. Todo iba normal, hasta que detrás mío escuché un "¡ah, Jesucristo!", la voz era fácil de distinguir para mí. Giré a pocos grados mi cabeza, y por encima de mi hombro lo vi, ahí estaba Tweek, justamente detrás de mí.
— H-Hey, amigo. —Saludó el chico tembloroso, mostrando su tic involuntario.
Lo ignoré, y avancé en la fila. "No somos amigos", decía en mi mente. Al tomar la bandeja de comida, no esperé a Tweek y me apresuré a perderme entre los demás niños. Buscaba con la mirada la mesa de Clyde y Token, al mismo tiempo cuidaba mis espaldas de Tweek.
— ¡C-Craig, Craig! —Gritó el susodicho. Hablando del rey de Roma.
¿Cómo carajos me encontró?
No tuve opción, no quería ser tan cruel, y me acerqué a él para irnos a sentar a la mesa anterior.
Éste sería un largo y estresante día para mí.
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El chico raro. [Creek]
FanfictionEs el primer día de 3er grado para Craig Tucker y muchos otros niños en el poblado de South Park, Colorado; entre esos 20 o 30 niños que se mudaban al aula del 302 estaba Tweek Tweak, quien definitivamente no era un chico común a simple vista, y es...