Capítulo 4: Estamos de vuelta.

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- Usted señor Max, es el ganador del concurso de matemáticas. ¡Aquí está su cheque con un millón de dólares! - Decía el presentador del programa de TV. Qué sujeto tan agradable. Me entregó el gran cheque. Todos los espectadores del programa me aplaudían, miré al sujeto y de repente su cara se había convertido en la de mi hermana Alex. - ¡Despierta, Max...!

Le escuché decir a mi hermana después de recibir un golpe en la cara. Abro mis ojos y la veo parada en frente  de mi con una de mis almohadas en su mano. Noto que estoy en mi habitación, era un sueño. Mi hermana al ver que ya había reaccionado tira la almohada color blanca al suelo.

- ¿Qué te sucede, Alex?, ¿no pudiste despertarme en otro momento? - Preguntaba mientras me incorporaba para sentarme. Paso mi mano por mi cabello para luego soltar un bostezo y estirar mis extremidades - ¡Me habían dado un millón de dólares! - Crucé mis brazos.

- Lamento haberte despertado de tu sueño, pero es hora que nos vayamos a la universidad. Vístete, compraremos algo para comer en el camino. -  Me dice la rubia para después salir de mi habitación.

- Ahg, mis dólares - Suelto para después levantarme e ir hacía mi armario para buscar mis prendas de ropa. Saco lo que me pondré hoy y me voy con ello al baño para darme una ducha. Un par de minutos y algunas canciones después, por fin salgo. Me visto y seco mi cabello con la toalla hasta que me dirijo al espejo para ver cómo quedó.

- ¡No puede... ser! - Grité. Fui corriendo para ver cuál fue el producto que había agarrado. Había sido el shampoo de Alex. Lo que sucede es que esta cosa hace que mi cabello quede de puntas, está horrible, parezco un cuerpo espín. 

- Max, sal pronto. - Me dijo Alex detrás de la puerta. 

- ¡No puedo ir así! -Dije algo desesperado. Solté un grito. - ¿¡Por qué tuve que hecharme tu shampoo?!

- Oh, vamos, no puede ser tan malo... - Decía Alex. Abría la puerta para mostrarle mi cabello y su expresión cambió por completo -  Uhg... Está espantoso. - Me dijo. 

- Ayúdame, por favor - Le rogué

- Tranquilo, nada que una gorra no resuelva.  - la rubia fue fue corriendo a su habitación, me trajo una gorra color negra y la coloqué de inmediato en mi cabeza. Me vi nuevamente en el espejo y ya no se veía tan mal - ¿Ves? mucho mejor. - Dijo Alex junto a mi viéndome en el espejo - Bien, ya es hora de irnos, corre. Muero de hambre. 

- Eso no es extraño en ti.  - Le dije y salimos del baño. Dejé la toalla sobre mi cama y tomé mi bolso con mis libros para luego salir de casa junto a Alex. Cerré la puerta y coloqué las llaves en mi bolsillo delantero - Yo conduciré - Avisé tomando la puerta del conductor. Ella cruzó los ojos y fue al asiento del copiloto.- ¿Qué quieres comer? - le pregunté mientras me colocaba el cinturón de seguridad. Tomé la llave y la introduje en el auto para encenderlo y encaminarnos a nuestro destino. 

- Vamos a Bob's por unos sandwiches - Dijo Alex mientras revisaba su teléfono. 

- Oye, Alex. Lamento lo de ayer, en serio. Y también lamento haber usado mis estupendos cálculos para el mal. - Dije apenado y mi hermana rió. 

- Tranquilo, con que te persiguiera ese perro fue suficiente. - Contestó. - Además, ya sé que no te agrada Aaron.

- Sí, pero puedes salir con él si quieres. Yo no tengo por qué intervenir en lo que sea que tengan ustedes, ni en tu vida privada. - Sinceramente lo que quiero es lo mejor para mi hermana, y si quiere que le ayude en algo, pues ahí estaré. Suspiré. - Oye, ayer me puse a pensar a las afueras de la casa de los gemelos y... ¿Qué pasará cuando terminemos la universidad? 

Peligro en los SuburbiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora