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Ya era fin de semana y Eliana salió a investigar con su soulfrend (que era una nutria) a las praderas de Rigel. Cada vez se sorprendía con las raras flores de los campos. De repente encontró a aquel chico llamado Chestos de la escolástica.
— ¡Hey¡ — dijo Eliana — hey… Chestos.
— Ho-hola
— Hola
— ¿Q-que haces acá? Solo me vine a divertir con Eliana mi soulfrend.
— Ufff que alivio
— ¿Por qué?
— No… por nada.
— Oh
— Y…bueno ¿Cómo te ha ido?
— ¿Bien y a ti?
— Bien igual
— Qué bien — alegrada— ¿me enseñas el lugar?
— Claro ven— y la dirigió hacia el bosque donde se encontraba una especie de mini-castillo de losa y arcilla.
— Woaah— se asombro Eliana— ¿qué es esto?
— El castillo de los elfos, bajo tierra se encuentran cavernas donde viven.
Eliana mediante Chestos le mostraba lugares y edificios, lo observaba con asombro.
— Bueno debo ir a ayudar a los veteranos— dijo alegre Chestos.
— Adiós suerte
— suerte— dijo sonriendo.
Eliana al ver la sonrisa se quedo pensando mientras caminaba hacia su casa, se sentía rara, se sentía feliz y pensaba todo el tiempo en Chestos, llego a su casa y Felipe la saludo ella solo dijo hola y se fue a su cuarto, se acostó en su cama y se quedo pensando y mirando al techo de madera de abeto. Era como si repasara entre sus pensamientos escenas en que Chestos la miraba. Se sentía bien al pensar en esto, ella después de pensar en esto dijo en su mente:
— es mi único amigo… ¡no!
Chestos no era solo su amigo…él era, el era… ella estaba enamorada de Chestos. Ahora ya lo entendía todo. De repente se que do dormida y despertó a la mañana siguiente. Quería decírselo a Chestos.
Pero, no, no podía decírselo, había una fuerza que le impedía decirle, ella pensaba en vergüenza, vergüenza de que si Chestos le decía que él no le gustaba a ella, ella se sentiría mal. Debía asegurarse de que él estaba enamorado de ella.
Chestos iba a dejarla a su casa todos los días y luego se iba al orfanato, conversaban en ese camino (era un largo camino)
Un día Chestos la llevaba a su casa:
— ¿y bueno que has hecho para la clase de historia? — dijo Eliana.
— Hice el castillo que te mostré de los elfos ¿y tú?
— Hice la escolástica.
— Jajaja yo iba a hacer la escolástica pero es muy grande.
— Je. Oye no me dijiste porque te llamas Tokyo.
— Pero yo te pregunte primero sobre tu nombre— dijo Chestos y la miro con cara de gracia.
— A si…pues es que mi familia es inglesa
— Ah
— Y porque ¿Tokyo?
— Bueno se supone que mi padre fue un shobunato trabajador y mi madre era española, tuvieron una pelea con los guerreros de la guerra mágica y murieron, yo no tengo cara shobunata por que herede mi apariencia a mi madre.
— ¿shobunato?
— Es un reino oriental. Mi apellido era de mi padre.
— Oh
— Hablando de otro tema…
— Ya es un poco tarde creo
— Jejeje— rió Chestos.
— Que pasa.
— Es que no sé qué me pasa, últimamente he estado pensando mucho en ti y en… bueno en ti nada mas— Eliana lo miro y el puso sus mejillas rosadas y siguió— he soñado con ti y… bueno yo no sé cómo decírtelo pero— y se callo ya habían llegado a la casa de Eliana— bueno… adiós— y se fue.
Cuando iba caminando Eliana grito.
— ¡Espera! — lo dio vuelta y sin pensarlo lo beso, el abrió la boca y ella con su dedo índice le tapo la boca. Se miraron, por mucho rato. Hasta que callada ella entro a su casa y le dijo— adiós Chestos— y se rio alegremente.
Chestos se dio la vuelta y luego de que Eliana cerrara la puerta salto de felicidad y corrió hacia el orfanato.
Eliana saludo a Felipe y entro en su cuarto, estaba muy feliz tanto que hasta se rió.
Cuando se juntaron otra vez en las praderas justo a medio día igual que siempre, Chestos se arrodillo frente de ella y le dijo:
— ¿Quieres ser mi novia?
Eliana sonrió y dijo— claro que si— Chestos se levanto y la tomo por las caderas y la levanto hacia arriba y empezó a dar vueltas con ella arriba. Sonreían los dos, estaban alegres, luego Chestos la tomo de la mano y la llevo a un lugar muy hermoso, era un lago en medio del bosque, Chestos la llevo a una piedra gigante que estaba cerca de allí subieron a la cima y arriba se abrazaron por más de medio minuto.
Luego de ese día todo fue igual solo que se tomaban de la mano, se decían cosas lindas, se besaban al despedirse, estaban juntos casi siempre y tenían confianza el uno del otro. Bueno creo que si cambio mucho después de ese día, de hecho eso cambio sus vidas.