Parte 3: Entera y tuya, toda.

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Hay días en los que no vivo, solo subsisto y me planteo el sentido de una existencia rota.

Pienso en ti, y en todo lo que podríamos hacer y que ya no haremos.

Le echo la culpa a los polos opuestos por ser yo la que no avanza, la que se para, porque siempre prefiere echar una mirada atrás, y sentir la nostalgia apresada en el lado derecho del pecho, controlando la respiración cada dos segundos para luego espirar y decir 'ya pasó'

Pero al final lo único que pasa es el tiempo. Tiempo sin ti, que son solo tres palabras pero guarda mucho mas significado del que algún día alguien será capaz de decirte.

Ahora me miro y no me reconozco, yo que pensaba que era fuerte y lo que realmente me ha echo fuerte es tu ausencia, el soportar bajo un tablón de madera rosada cristales rotos en forma de corazón.

Lo único que el tiempo me ha enseñado es que casa es donde cierras los ojos y sientes liberación, donde el dolor no se atrinchera por que no tiene miedo a salir y dejarse ver, donde el amor vence siempre y se queda para vernos y desarmarnos.

Al final de soportar tantas bombas explosivas, de palabras no dichas, me he convertido en ruinas y a ti solo te puedo decir que quiero volver a casa, que quiero volver a ti, y poder sentir que ahora si, me puedo quitar la armadura y puedo salir de entre los escombros y probar lo que llaman felicidad si es de tu mano y en este caso, prometo no soltarla nunca.

Dulce introducción al caosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora