Capitulo I

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-Hola querido diario, hoy es 8 de Abril del 2011, es mi cumpleaños ya tengo 17 años, Como ha pasado el tiempo

Diana escribía en su diario cuando...

-Diana cariño, ya es hora de arreglarte, tienes que ir a la escuela

Se escucho a su madre hablarle desde el otro lado de la puerta de la habitación de su hija.

-¡No! No, no, no quiero volver ahí, por favor Dios... Ayúdame- Escribía mientras decía en pequeños susurros apenas audibles- No es justo, ellos me harán daño, ellos solo quieren que muera- Decía mientras tapaba con la manga de su suéter las cicatrices de sus muñecas.

-¡Hija, por Dios al menos respóndeme!- Grito asustada su madre al otro lado de la puerta esperando su respuesta

-Voy Mamá- Dijo Diana tratando de que su voz no se quebrara, guardo el pequeño cuaderno que guardaba todos sus secretos bajo su cama y salía de su cuarto- Ya estoy lista- Tenia esa falsa sonrisa que había perfeccionado en los últimos años de su vida

-Estas muy guapa- Dijo su madre suspirando- No puedo creer que estés cumpliendo 17 años... Mi pequeña ya es toda una mujer – Sus ojos se empezaron a humedecer

-Mamá no empieces...Todos los años es lo mismo. Solo son 17 no 30- Puso los ojos en blanco a su madre y soltó un suspiro de Fastidio- Tengo que irme o llegare tarde- Paso por el lado de su madre y bajo a la sala, recogió su bolso y estaba a punto de Salir cuando su madre la llama, se volteo y la miro con cara de pocos amigos

-Olvidas tu Almuerzo, Cariño... ¡Ah! Y tu pastel del cumpleañera-Su madre tenía una sonrisa radiante ese día, se dirigió la cocina y saco una bolsa de papel las gavetas de la cocina- Ten cielo, Espero y te guste... Tu favorito. Pastel de chocolate- Diana agarro la bolsa y la metió en su bolso

-Gracias, mamá. Bien, hora de irme- Le dedico una media sonrisa. Su madre sonrío con melancolía, aunque no lo dijera en el fondo sabía que su hija sufría...

Diana Ropson, 17 años de edad.

Ella despertó llorando después de haber tenido una pesadilla, una de las tantas que había tenido esa última semana, su madre le llevo el desayuno a la cama, ella estaba muy feliz a pesar de esa horrible pesadilla. Comió con mucho gusto su cereal de chocolate con leche, un poco de fruta picada y malteada de chocolate. Su madre la observaba con determinación, su más preciado tesoro, su hermosa hija, Blanca de cabello castaño y ojos azules. Anastasia.

-¿Qué pasa mamá? ¿Por qué me miras así- Pregunto Anastasia con el ceño fruncido, su madre la miraba mientras sonreía.

- Nada mi pequeña... Es solo que no puedo creer que ya hayan acabado las vacaciones y hoy entres a la escuela. Te voy a extrañar- Su madre le acariciaba el rostro- Como pasa el tiempo. Me parece ayer cuando te llevaba de la mano al preescolar- Ninguna de las dos pudo evitar reír por ese recuerdo.

-Si a mí también

- Aun recuerdo tus gritos y tus berrinches "No mami no quiero"- decía si madre imitando la voz de una niña mientras Ana reía a carcajadas

-¡Yo no hablaba así!- Protesto la hija riendo aun

-No, tienes razón- Su madre se puso seria- Creo que más bien era algo como así "MAMAAAAÁ NO ME DEJES"- Dijo tapándose la nariz con los dedos para hablar de forma más aguda y chillona. Amabas se partieron en risa

-Señora O'Hara, es usted una mentirosa- Dijo Anastasia riendo

-Vaya... Mi propia hija me llama mentirosa, cuando era ella la que se comía los dulces escondidos cuando tenía caries y decía que fue "El coco" quien se los comió- Anastasia se hizo la ofendida

A un paso de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora