Camino a las llamas del infierno.

Cordero de Dios,
Que me arrojas a tu sangre.
Pecados sangrientos,
De pecados me envuelvo.
Psicopata de la vida,
Aliada de la muerte.
Ahogada en el manantial de mis heridas.

Escuece, escuece, lloras y te retuerces,
Escuece, escuece, ojos ardiendo ante la muerte.

Ardientes las llamas sobre tus senos,
Clavando los dientes en la postilla,
Limando las costillas con las uñas,
Que desgarradoras sobre la piel aprieta.
Huesos clavados, piel derretida, y ojos colgando de tus cuencas...

Esqueleto ambulante,
Que de noche cobra vida.
Solitaria junto a la muerte,
Muriendo en cada amanecer,
Escarpando su ataud,
Donde su sangre brota junto a la lluvia, y enredaderas que abrazan su piel en carne viva..

Y cuando el sol irradia con fuerza,
La sangre se desprende al rio.
Rio de muertes,
De oscuras pesadillas y penumbra,
De intentos de olvido que nunca se olvidan.
De lagrimas de piedra,
Que hundido su sollozo , en silencio muere el grito.
Grito de la muerte, grito que huye de la vida,
Que con cadenas nos amarra,
Al sufrimiento de la espera,
Del cielo volver a llover,
Del renacer de la piel muerta,
Y del relucir de la mirada.
Entreabrir los labios cosidos,
Sentir como el amor aflora de nuevo los sentidos.

Sentir que aun muerta vivo,
Que aun muerta,
La vida me espera,
Aunque la muerte este junto a ella.