Capítulo 3

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Por otra parte, Arturo ya había llegado a la casa de su Paulina con el mismo objetivo que Adriel.

Tuvieron una conversación muy similar a la que tuvieron Romina y Adriel, quizá un poco más acalorada, con más pelea y más apasionada; aunque no fue para nada amena o agradable.

Pero al final llegaron a la misma historia.

-Todo es culpa de ella -aseguró Paulina molesta-, mira, yo sé muchas cosas sobre ella y estoy segura que arruinarían su reputación. Que eso pruebe que entre nosotras alguna vez  intercambiábamos sonrisas mas no miradas envidiosas y soberbias a al mismo tiempo.

Recuerdo en ese entonces yo recién conocía a John, mi ex-novio. Nuestras conversaciones eran siempre mediante cualquier tipo de pantalla porque él era de aquí y yo pues... soy de otra ciudad. Como una loca ilusionada logré convencer a mis padres de quedarme en la casa de mi tía que vivía en esta ciudad por al menos  el resto de las vacaciones. ¿Solo para estar con él? Por supuesto.

Mi tía me contó acerca de una academia de baile, creo que sabes de cuál estoy hablando, o bien es la más conocida o la única en este pueblo. Yo nunca había dejado de practicar mi técnica de danza así que...¿por qué dejarla justo en vacaciones?

Ella me inscribió, y por desgracia descubrí que entraría a una clase más avanzada. Con toda esa frustración contenida entré a la academia de todos modos.

Me presentaron como a cualquier alumna más. La profesora me prometió que, al entrar en una clase avanzada, cualquier dificultad la notifique de inmediato para recibir ayuda.

Pensé que haría eso con cada paso pero me equivoqué. Cada clase me parecía de absolutos novatos principiantes y no para intermedios como se proclamaba. Mis habilidades superaban a la mayoría y recibí miradas envidiosas de las chicas. Aunque, esa no era el único tipo de mirada que me gané, el hijo de la profesora, que de vez en cuando venía a las clases a realizar esos pasos avanzados que la maestra no podía hacer por su edad tuvo su mirada prendida hacia mí.

A vista y paciencia de su madre me invitaba a salir o " a darme clases particulares'' como él las llamaba. 
Causando la ira de todas las chicas. Sin embargo, ningún disgusto ajeno se comparaba con la de una chica.

-¿¡Quién te crees que eres!? -me llamó la atención después de las clases.

-¿Ah?

-Puede que él y yo no seamos novios pero estamos a punto de y no pienso permitir que una recién llegada venga a quitármelo -continuó molesta-. Veo que bailas bien, mucho mejor de las que están aquí. Por desgracia tuya, eso no significa que seas mejor que yo.

-Oye niña, yo no quiero problemas -respondí intentando calmarla.

-Pues ya los tienes, eso te pasa por meterte conmigo -aseguró igual de molesta y segura-, Y me llamo Romina no niña. Bueno, te veo mañana entonces, la guerra está declarada.

Ni bien había llegado y ya tenía una enemiga, todo por ese chico que no parecía ser un charlatán de pies ligeros. Puede que decir que ya tenía novio haría que todo ese lío se resolviera, pero yo quería jugar un poco porque todo estaba muy aburrido.

-Cuando no tú, siempre te gusta jugar -se burló Arturo con sarcasmo.

-No lo digas así que me malinterpretas, por favor -pidió Paulina tirándole una almohada-, déjame continuar que se supone que el curioso eres tú.

-Tienes razón, sigue no más que yo te escucho.

-Bien.

Romina hacía un giro y yo una pirueta doble. Es decir, yo la superaba por mucho en las clases y que ella no lo niegue. Pero, ella y yo éramos las mejores de toda la academia de baile, aunque Romina ni siquiera me tragaba. Con el tiempo, yo tampoco.

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⏰ Última actualización: Apr 09, 2017 ⏰

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