Celular

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     Al otro día en la mañana, los muchachos se van caminando al colegio mientras hablan sobre los extraños cambios de humor que está sufriendo su madre y de lo asustadiza que se ha puesto de la noche a la mañana. Cuando se encuentran a dos cuadras del colegio, un hombre sale de la nada por detrás de ellos y le quita el celular de la mano a Annah, que en ese entonces va mandando mensajes a su mejor amiga Patricia. Ambos salen corriendo en pos del ladrón hasta que llegan a un oscuro pasillo en el cual entra rápidamente, pero ellos no van a arriesgarse a entrar ahí. Eso se ve muy peligroso. Además el hombre podría tener apoyo dentro del lugar y ahí sí que se meterían en serios problemas, por tanto se disponen a averiguar en dónde están. Mientras caminan, se dedican a preguntar a los transeúntes cómo llegar a Maine Street, y las personas con las que conversan les van dando diversas indicaciones que claramente no concuerdan para nada entre sí. Por tanto, deciden preguntar mejor por la comisaría más cercana para poder telefonear a su madre desde allí. Después de una hora, logran llegar a la Octava Comisaría de Sanderson Street y, después de explicarle el caso a un veterano que trabaja allí como jefe de policía, logran que les presten un teléfono para marcarle a su madre.

     Al tercer pitido, contesta, y, pensando que tal vez el terrorista ha ido en pos de sus hijos y ellos han logrado escapar de él, sale rápidamente con su cartera y toma un taxi. Al entrar, observa la cara del taxista, lo reconoce y sale corriendo a encerrarse en su casa. Luego de una hora, va a llamar a un colectivo que maneja un conocido de ella y así logra llegar hasta la dirección que le dieron. Al arribar, se baja rápidamente y entra a preguntar por el jefe de policía con el cual están sus hijos. Ahí los ve, asustados. Saltan a sus brazos cuando la ven llegar, logrando que el policía termine llorando de emoción al ver la cara de alegría de los niños. Luego de darle las gracias al policía por haber cuidado de sus pequeños, salen los tres y toman un colectivo de vuelta. Ellos le cuentan todo lo ocurrido y el susto que les carcomió cuando llegaron a ese tenebroso lugar. Los consuela y van a comprar los ingredientes para posteriormente cenar una gran pizza familiar que hacen entre risas y bromas por parte de los tres. Tiempo después los vence el cansancio y se acomodan en el sillón a ver la película En Busca de la Felicidad, que termina haciendo llorar a los tres.


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