Reconiciendo lo desconocido.

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Salieron del apartamento hasta llegar a una plaza que había a unas cinco cuadras del apartamento de Mora: allí es donde se juntaban  la mayoría de sus compañeros del liceo para tomar una Coca-Cola -habian algunos que fumabas Faso de vez en cuando-.

Mora reconocía que no le llamaba la atención esas cosas pero que en algún momento de su vida lo iba a probar. No se iba a morir sin haber probado un FasoObviamente faltaba mucho para que muriera, así que no tenía ningún apuro.
Tenía 17 años. ¿Que iba a hacer? ¿Fumar todos los porros posibles? ¿Ir a todos los boliches posibles? ¿Tener todos los novios posibles? ¿Tirarse a todos los chicos posibles? Pensaba seguido esas cosas: a bailar salió unas cinco veces, tal vez un poco más. De hecho no le había parecido tan divertido.
Había salido con Sebastián, que ya era mayor de edad. Bueno, por un año, pero era mayor. Aunque a veces se comportara como un niño de 12 años. Mora lo quería así, con sus problemitas mentales y todo.

Estaban sentados al aire libre en la plaza: el aire puro corría y se escuchaba como soplaba el  viento. Como chocaba en su rostro.
A una cuadra estaba la rambla, entonces hacía más frío allí abajo que allí arriba .
Subió las piernas al banco y se las abrazó. Colocó su cabeza en un hueco que quedaba entre sus muslos y su pecho.

Con Mora y Sebastián estaban:
Juan: Amigos de ellos dos. El que supuestamente estaba enamorado de ella -de Mora-.
Anaís: la compañera, saliente, novia o lo que fuese de Guillermo.
Guillermo: mejor amigo de Juan.
Ludmila: la doña Florinda . Los chiquilines la llamaban así porque era igualita. Flaca, alta, rubia con rulos y el pelo corto. Re blanca. Y siempre que los chicos iban a su casa estaba con la escoba o colgando ropa. Y como si fuera poco, no tenía hijos obviamente, pero si un hermano llamado Dylan, que era gordito y cachetón y pasaba con la pelota de fútbol. Era el típico Quiko . Lidmila siempre estuvo enamorada de Sebastián y él nunca le dio una oportunidad. A Sebastián le gustaba el pollo gordito. Le gustaba la carne. Si me entienden.

Juan: ¿Qué te pasa?
Mora: Nada, ¿Por?–Levantó la cabeza y lo miró
Saltó Anaís.
Anaís: te pasa algo si boluda. Estas re rara.
Mora: no, nada. En serio. Son cosas de ustedes. No me pasa nada.
Sebastián: lo que pasa es que se enteró que Sofia la del 17 me dio un beso y está celosa–. Sebastián le pellizcó la mejilla.
Ludmila: anda alcahuete. Sos un pedófilo sebi–. Rieron.
Mora: ¿Sebi?– Mora levantó el labio y arqueó las cejas como cara de asco. –Sebi– dijo Mora en tono de burla hacia Ludmila – se bien que no se besaron con Sofia la del 17. Deja de hacerte el ver–. Mora alzó su dedo señalándolo – Es una niña para vos. Es muy chiquita.
Anaís: En eso tiene razón. Pero Sebi– Anaís también se burló de Ludmila – es fea.
Guillermo: Nah, no es fea. Es bonit...– en eso Anaís le pega un tortazo en la nuca.
Anaís: que es fea y se acabó.
Guillermo: ¡Auch! – se quejó – si, es fea. Horrible– mira a Sebastián y le guiñe el ojo.
Sebastián: Se, se ,se... Es fea, pero tiene su cu– Mora lo miró – su cumple y quiero ir– se sonríe sarcástico. Mora mira para otro lado y Sebastián alza las manos en el aire como si estuviera sosteniendo una pelota con cara de goloso. Los chicos comenzaron a reírse y Mora volvió a ver y Sebastián puso cara de confundido –Chicos la verdad no se que es lo gracioso en querer ir a su cumple –. Miró a Mora, hizo un puchero arqueando las cejas y se encogió de hombros.

Mora miró hacia atrás y volvió a mirar hacia adelante. Parapléjica por lo que vió. Sus ojos eran cristalinos por sus lágrimas. Sebastián miró.
–Uhhh, ¿Vamos amor?– Dijo Sebastián.
–¿A dónde? – respondió Ludmila.
–¿Ehh? A vos no .

La decisión mas importante.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora