Second Shoot.

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BaekHyun no se había separado de Chanyeol durante toda su instancia en el coche. En la pequeña cabecita de Byun, apoyada de forma superficial en el pecho de ChanYeol pasaban una y otra vez las escenas pre-muerte de su agresor y violador. Le daba miedo, plantearse lo que podría sucederle de ahora en adelante... El temor carcomía su cuerpo, su mente y lo hacía delirar palabras inconscientes que solo ChanYeol presenció, que sólo él pudo escuchar. El pequeño se retorcía entre sus brazos, susurrando una y otra vez en un pequeño hilo de voz, rompiendo en consecuencia el corazón del hombre que con sus grandes manos lo sostenía, intentando protegerlo.

Baek era de papel. Una persona incapaz de cargar con todo el peso en su pecho. Simplemente quería acabar con todo, pero ni siquiera con ello, el joven  podía ponerle fin a su mísera vida, solo por su madre, solo porque la amaba y sabía que ella lo querría vivo.

El gigante lo abrazaba, acariciando su cabeza y murmurando palabras tranquilizadoras. Fueron muchos “Ya pasó” muchos “Ahora estás a salvo con nosotros” y otros más “Somos aliados, te protegeremos. Somos aliados. Yo te protegeré” Y por un momento Baek de verdad se sentía protegido, pero luego volvía a la realidad.

Debía ser fuerte.

Fuerza de voluntad. Debía ser fuerte. No podía siempre depender de alguien. Se decía a sí mismo que ya  no tenía nada que perder.  No podía llorar. Debía crecer como persona, mejorar. Cumpliría con lo que su madre le pidió antes de soltar el último y adolorido suspiro; sobrevivir.

Se empezaron a escuchar gritos de victoria por todos lados, pero eran unos gritos silenciosos, irónico pero necesario. No había que olvidarlo, aquí se trataba de un apocalipsis zombi, en donde el más mínimo ruido atraía a esos problemáticos y peligrosos seres.

Todo pasó a cámara rápida. Kris palideció al ver a Jackson herido. No dejó sin embargo el puesto y se dedicó a destrozar cráneos mientras esperaba que los que ya habían vuelto le ayudasen a él y al resto.

Jackson sangraba, le había dado una bala en el muslo. Tao sin pestañear, aun exhausto le estaba ayudando para llegar al coche. Sí, el subordinado de Tao era Jackson.  Tao sí que estaba desesperado, Tao quería llorar, pero no podía, se tenía que mantener firme ante su menor.

—¡Kris, no quedan médicos libres. Están atendiendo al resto de heridos! – Tao gritó. Era miedo y sensación de desesperación demasiado fuerte para él.

Jackson moría.

Ante todo el pánico de un ataque bien organizado pero con fallos, Kris soltó un suspiro. ¿Qué debía hacer? Había traído 4 médicos, fue lo que se pudieron permitir. Después de la masacre del campamento de médicos L, solo quedaban pocos… Ahí fue cuando  reaccionó.

Miró hacía el bus en el que se encontraban Chanyeol y aquel chico.

—Lay, trae al chico ese. Dile que atienda a Jackson. – Ordenó el jefe de todos, acercándose a uno de los zombis, clavando su  daga en la cabeza putrefacta del antiguamente humano. El sonido de sesos rotos, deslizándose por la fría daga solo aumentó la cautela del hombre, quien ante todo el estrés mantenía una expresión neutra.

Lay obedeció, guardando su katana. Corrió al bus, entrando con desesperación reflejada en su cansado mirar. No debía haber pérdidas; no se lo podían permitir.

Y menos se podían permitir que fuese Jackson, el subordinado de Tao. –Chico, ¿eres médico, no? Necesitamos tu ayuda. Hay un herido  al que debes atender.

Baek salió de su burbuja. Había estaba pensando en que se debía volver fuerte. Lo mismo de siempre. No dejaba de pensar en lo mismo de siempre…

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⏰ Última actualización: Nov 21, 2016 ⏰

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