Capítulo único.

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Dave tocó por tercera vez el timbre de la casa que visitaba, impaciente esperó a que le fueran a abrir. Escupió para un lado el chicle que masticaba y se aseguró de que su aliento oliera bien.

La puerta fue abierta y un muchacho de baja estatura y piel morena le contempló, con ojeras y una mirada cansadísima.

— ¿Te hice esperar mucho, cariño? —consultó tras bostezar.

— Más o menos —respondió nuestro protagonista—. Pero no demasiado.

— Ah, vale, Ok... —el chico suspiró— Lo siento, me quedé dormido, pasa —abrió más la puerta y al estar el guitarrista de Metallica en la residencia, la puerta fue cerrada.

— ¿Y cómo estás, Kirk? —empezó la conversación más fluida— ¿Cómo va todo en Exodus?

— No muy bien —suspiró—. Nuestro último guitarrista falleció hace poco y no duró ni un mes con nosotros.

— Oh, qué lástima —Mustaine hizo una mueca—. Quizá yo pueda tomar ese rol ahorita que estoy libre con Metallica, ¿no? —esa propuesta la realizó mientras caminaban por la casa hasta detenerse en la entrada a una habitación.

— No, ¡no! —rió, nervioso— No te preocupes, nosotros nos la arreglaremos —aclaró, con la mano en el pómulo.

— Oh, ok... —admiró a Kirk de pies a cabeza— ¿Tu madre está trabajando?

— Sí, estamos solos —la puerta fue abierta y le dedicó un guiño.

Ingresaron al cuarto del integrante de Exodus y se dieron un fuerte abrazo.

— Te extrañé, enano—decía el de gran estatura, le dio un beso en la frente al muchacho.

No eran novios, pero andaban en "algo".

— Y yo a ti—le respondieron, acurrucándose en su pecho.

El último en hablar, al cabo de unos segundos, se colocó de puntitas y le otorgó un beso en los labios a Dave, acto que fue correspondido. El abrazo se intensificó al igual que el beso, agregando juguetonas caricias que en un abrir y cerrar de ojos se transformaron en la acción de retirarse las prendas de vestir superiores. Quedando solamente sus torsos desnudos al descubierto, siendo explorados por el tacto de esas curiosas manos.

Mustaine cogió a su amante de las caderas y lo levantó por el aire hasta dejarlo a su altura, sin dejar de besarse con gran pasión. Fue echándose para atrás hasta dejarse caer sobre la cama del moreno. El recién nombrado, sentado sobre el regazo del pelirrojo, deslizó su mano por el abdomen hasta llegar al entrepierna, frotando de arriba a abajo, de forma lenta pero intensa.

Una media sonrisa se dibujó en su rostro al sentir a Dave separarse de sus labios por un segundo, gimiendo excitado ante el tacto.

Tras unos segundos de jugueteo, siendo un tanto brusco, apartó a Hammett de encima y alzando una ceja en desconfianza, sonriendo con malicia, pronunció:

— Aww, ¿crees que puedes salirte con la tuya, eh?—el otro no dijo nada, le contempló mordiéndose el labio inferior— Te voy a castigar; sigo resentido  por lo de la otra vez.

— Castígame—desafió, soltando una leve risita. 

— No más preliminares, desvístete ahora—ordenó firme, admirando esos ojos marrones directo, sin distraerse de éstos.

— Y yo que quería jugar... —musitó Kirk, haciendo un puchero.  

— No tengo mucho tiempo hoy, debo ir a casa de Lars en un rato más, por cosas de la banda. Te follaré, me quedaré un rato para darte mimos y me iré. Tal vez mañana pueda venir y estaremos en la cama todo el día si quieres, bebé—le lanzó un guiño.

Hasta que la traición nos separe... (Metallica, Dirk) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora