Capítulo 4

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Rin... Rin-chan... Hah... Estás tan... estrecho... Mmh...

─Nagisa... eres tan grande...

El rubio sonrió, besando los labios del pelirrojo con suavidad. A pesar de ser de mayor estatura, Rin se había dejado hacer. Se había tumbado en su cama de pronto, sacándose la ropa con movimientos provocativos, y había abierto las piernas, como invitándole a acercarse y jugar un poco.

Nagisa sabía que estaba soñando, era la única razón por la que Rin gemiría tan sonoramente y abriría las piernas en busca de más, la única razón por la que no estaría conteniéndose con una mueca de fastidio, intentando aparentar estar bien gracias a su orgullo.

Despertó antes de que Rin tomara el control, empujándolo para montarse sobre el contrario. A Nagisa le hubiera encantado soñar esa parte también. Suspiró con fastidio y clavó la mirada en el techo. ¿Por qué mierda despertaba tan pronto?

Se levantó de la cama y se talló los ojos. Sabía que había una campaña en sus pantalones y tendría que ir a deshacerse de ella al baño. Sin embargo, una pregunta daba vueltas en su mente, una y otra vez. ¿Por qué de pronto tenía sueños eróticos... con Rin?

El chico, como cualquier adolescente, o lo que sea, tuvo que librarse del "problema" en su cuarto de baño. No podía contárselo a nadie y tampoco podía pedir consejo a alguna persona, pues no sabía cómo podían reaccionar y... Bueno, no quería que supieran que estaba coladito por Rin. Era consciente de que los demás le dejarían en claro la falta de posibilidades que tenía con el pelirrojo. Suspiró pesadamente, bajo la lluvia artificial de la ducha.

¿Qué le estaba sucediendo?

_____________

Rin se dejó caer en la cama de su habitación para acomodarse los calcetines. Sopló el flequillo que le caía sobre la frente, nunca le había molestado pero... Dado a que estaba frustrado, cualquier cosa era motivo de su irritación.

Aquél día, en la salida grupal, los chicos se le habían quedado mirando extraño tras saber lo sucedido con Sousuke y, al final, Makoto había cambiado la conversación, evadiendo por completo el tema y provocando que el pobre pelirrojo que gritaba por ayuda se extrañase. ¡Le habían, prácticamente, ignorado!

Entonces, ahí estaba. Preparándose para un jodido día de estudios que sería la típica rutina de la que había variado levemente.

Sousuke entró a la habitación ya vestido y le dedicó una mirada de reojo, una que Rin no aceptó. Hizo un mohín de indignación y se levantó para caminar a la salida y ponerse los zapatos.

—No puedes ignorarme por siempre —murmuró tomándolo del brazo. Rin jaló de sí mismo, intentando liberarse—. Rin... Estás actuando como un niño.

— ¡¿Hah?! ¡Yo no actúo como un niño! —Sousuke alzó la ceja y lo soltó.

—Entonces, ¿como qué estás actuando? —Los labios del menor formaron una fina línea. Sí, estaba actuando como un niño. Pero no iba a dar marcha atrás.

—Me besaste...

— ¿Y? —el azabache estaba exasperándose.

No era justo que Rin actuase así por un simple beso. ¡No era nada justo! Lo empujó hasta dejarlo contra la pared y cortó la distancia entre sus labios, regalándole un beso brusco y exigente.

Rin intentó apartarlo, pero luego comenzó a devolver los movimientos, acariciando sus labios con los contrarios mientras le rodeaba el cuello con los brazos. Era como si todo se apagara en su mente.

La Ley de la AtracciónWhere stories live. Discover now