La sorpresa llevó a Rin a colocar ambas manos en el pecho de Sousuke y empujarlo mientras su espalda chocaba contra la puerta, más este no se movió. Los labios del más alto se movían de una forma algo ruda sobre los del pelirrojo, quien pronto se rindió a la lucha y entreabrió la boca, dejando que Sousuke le acariciara la lengua con la propia.
Sabía a qué estaba mal, pero aún así, dio aquello que el otro pedía. Porque su cuerpo no estaba negándose. Se descubrió a sí mismo rodeando el cuello del mayor con los brazos y pegando el cuerpo al contrario, chocando su abdomen con el de Sousuke.
Algo hizo clic en sus cabezas y, en un movimiento simultáneo, Rin se alejaba lo más posible de su mejor amigo mientras éste hacía lo propio hasta caer al piso. Sus labios ardían y palpitaban. El sabor del otro se había impregnado en sus bocas y sus respiraciones entrecortadas no hacían más que afirmar lo que había sucedido.
Rin se tomó de la cabeza, recuperando el aliento y librando la tensión del cuerpo, despegándose de la puerta.
— ¿Qué...?
— No sé por qué lo hice —declaró Sousuke, ocultando su vergüenza a pesar de que ésta se hacía notable en su voz. Rin tragó en seco—. No... No era tu primer beso, ¿o sí?
Al pelirrojo le hubiese gustado contestar de inmediato, pero tuvo que recurrir a sus recuerdos para dar con la respuesta. Definitivamente, ya había sentido un par de labios sobre los suyos antes de Sousuke. Aunque no sabía a quién pertenecían ni en qué momento había sucedido. Su confusión era tal que pronto se encontró preguntándose a sí mismo si en verdad había pasado algo como eso.
—No... Creo que no.
—De todas formas... No volveré a hacerlo. No sin tu permiso.
Esa noche, Rin no pudo pegar el ojo durante un buen rato, observando la litera de arriba mientras escuchaba música en su reproductor. Se sentía extraño, una parte de él quería que Sousuke bajara y terminara con lo iniciado. Pero la otra quería darle una buena paliza.
¿Era amor?
Su corazón se aceleraba, pero no sabía si era debido a la experiencia anterior o al propio Sousuke. De todas maneras, no sentía gran importancia al respecto. Sin embargo, un sentimiento pesado se albergaba en su pecho, oprimiéndolo y causando confusión en todo su cuerpo. Dejó el aire salir de sus pulmones mientras se giraba para abrazar su almohada con fuerza.
Quizá solo estaba paranoico y Sousuke necesitado.
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Nagisa se sentía extrañamente nervioso. Sobre todo por el hecho de que sus impulsos lo habían guiado hacia aquél lugar. El WcDonald's era un restaurante de comida rápida comúnmente visitado por grupos de jóvenes amigos y algunas parejas o familias -prácticamente el mundo entero-. Él mismo había acudido ahí con sus amigos algunas veces.
Pero esa ocasión era diferente.
Sus manos jugaban entre sí debajo de la mesa mientras observaba la puerta, en espera de la llegada de su, repentinamente, tan ansiado compañero.
Rin entró minutos después con una sonrisa amable hacia las chicas que le habían sonreído primero. Su sonrisa se volvió real cuando la mirada de aquellos ojos carmín chocó con el rosado de los de Nagisa.
—Hey —murmuró mientras alzaba el puño y lo chocaba con el menor. Al rubio le gustaba eso de Rin. Saludos varoniles, acciones varoniles, aspecto varonil... Pero, cuando la hora llegaba, era demasiado fácil de leer y desarmar.
— ¡Hola, Rin-chan! —saludó, olvidándose del nerviosismo.
— ¿Y los demás?
Mierda. Nagisa no había pensado en eso. Simplemente, ese sábado había decidido que debía aprovechar que todos tuviesen la mayor parte del día libre (aunque solo invitó a Rin). Era una cita. Una cita prácticamente no correspondida, pues Rin no sabía de sus intenciones. Sonrió inocente.
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La Ley de la Atracción
Hayran KurguRin Matsuoka odiaba que su vida se hubiese convertido en una rutina. Tenía amigos, tenía familia, tenía un equipo, tenía su sueño, lo tenía todo. O casi todo. A su vida le faltaba una pizca de diversión. En medio de quejas y estupidez propia, Rin de...