Cuando llegue a casa sentí el olor a pasta, deje mi guitarra en el suelo y corrí a la cocina. Mi mamá movía algo en la estufa y con rapidez agarre un fideo manchándome la comisura de la boca, al instante mi mamá me regañó y reí sin poder evitarlo.
"No hagas eso que te puedes quemar, Arle". Regaño mi madre.
"Ya no soy una bebé". Sin querer hice un pequeño puchero y tome otro puñito de fideos en mi boca que al instante regrese a mi mano. "Quema, quema".
Fue el turno de mi madre reir, no era para nada gracioso, mi lengua estaba ardiendo, tome un vaso y lo llene de agua.
"Mira que aún eres una bebé Arle". Cruce mis brazos y comí el spaghetti que tenía en mi mano, dandole una sonrisa a mi madre de satisfacción.
La casa se sentía cálida, me acosté en mi cama y tome mis audífonos, recorrí mis playlist en busca de alguna canción, termine presionando 'aleatoria' seguido de la canción Sweater Weather de The Neighborhood. Sabía la letra de arriba para abajo, y en acústica se oía aún mejor. Cerré mis ojos y moví mi cabeza al compás de la canción disfrutando la letra.
No sé en que momento me quede dormida, abrí los ojos un poco aturdida y mire la hora. Demonios. Me levante de un salto y corrí por toda la habitación buscando mi toalla de baño y dirigiéndome a la ducha. Unos minutos después salí de mi casa corriendo como si mi vida dependiera de ello. Mi pecho empezó a doler, no era buena en cuanto ejercicio se tratara y esto me estaba torturando, no quería revisar el tiempo que me quedaba para llegar al colegio bastante era la presión que tenía en este momento. El aire que soltaba de la boca se convertía en vapor, desde niña me parecía fascinante como el aire que exhalabas y el frío se combinaban formando una nube pequeña de humo, de vapor.
Al llegar al salón se encontraba cerrado, no ahora por favor, toque y recé para que no me regañara el profesor.
"Señorita Brown, llega tarde".
Su voz no sonaba para nada amable, asentí. ¿Que podía esperarme de un profesor de historia?
"Lo siento, se me hizo un po..."
"Un poco tarde, la misma excusa de todos los alumnos". Volcó los ojos, apreté mis labios, mi pecho subía y bajaba con rapidez. "Lo siento, pero no la dejare entrar, nos vemos la próxima clase".
Y cerró, respire profundo tratando de calmarme, mire a todos lados, ni un alma por este pasillo. Camine hasta el salón de música (por extraña razón estaba vacío), entre y me acomodé en un pequeño banco frente al teclado que había. Mis dedos comenzaron a pasar por cada tecla sin ser presionadas, el ruido de la puerta me hizo levantar la cabeza.
Era Ashton, de nuevo.