➟ Capítulo 8

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Lauren se despertó aquella mañana, como poco, desorientada.

El ambiente le era familiar: el aspecto, el olor, la sensación... Todo en orden, estaba en casa, con una resaca increíble, pero en casa.
Se levantó de la cama con la extraña sensación de haber pasado la noche con alguien, sensación que se confirmó al entrar en la cocina y ver a Keana preparando el desayuno. Recordaba su nombre, eso era buena señal.

-Buenos días L- dijo Keana moviéndose con soltura por la cocina de la chica.

Lauren no se sorprendió al comprobar que la belleza que había visto en aquella chica la noche anterior no había sido producto del alcohol. Ella no solía equivocarse eligiendo, ni siquiera estando borracha. Tenía bastantes lagunas que habían borrado de manera temporal algunos de sus recuerdos sobre la noche anterior, pero si Lauren tenía algo claro, era que lo había tenido que pasar realmente bien con la otra chica.

Lauren se desplazó por el salón hasta su habitación de nuevo y le lanzó unos pantalones a Keana, que se movía con total libertad en ropa interior. Keana aceptó la prenda con una sonrisa burlona y se puso los pantalones sin ningún problema, mientras Lauren observaba como las marcas de sus uñas y algunos leves arañazos seguían de color rosa en las piernas de Keana, fruto de su diversión la noche anterior.

Eran aún las siete de la mañana y recién amanecía, el sol teñía el cielo en tonos rojizos y anaranjados mientras las primeras nubes comenzaban a hacer acto de presencia. El rocío de la madrugada ya iba desapareciendo del capó de los coches que habían pasado la noche en la calle y algunas personas caminaban con sus perros o con un aire ajetreado por las aceras.

Lauren se sentó al lado de la ventana del salón después de coger el café que Keana había preparado de encima de la mesa de la cocina. Keana caminó lentamente hasta donde estaba Lauren y se sentó a su lado. Al ver como la chica esbozaba una sonrisa ladeada, una imagen de Camila cruzó rápidamente la mente de Lauren y un nudo se formó en su garganta.

-No te preocupes- dijo Keana desenredando con sus dedos un mechón de pelo de Lauren- sé lo que esa cara significa L.

-No creo que lo sepas- dijo Lauren intentando sacar a Camila de su mente, tarea que le estaba empezando a resultar difícil.

-Yo creo que si- dijo Keana asintiéndose a sí misma- es la cara de "me lo pasé muy bien ayer, pero ya está".

-No es eso, es que...- empezó a decir Lauren.

-Si lo es Lauren, las dos lo sabemos. Puede ser porque simplemente porque no buscabas nada más, porque no te gustase o porque haya alguien más en el que piensas ahora- interrumpió Keana.

-Es algo más complicado que eso- dijo Lauren mirándose las manos- pero tienes razón, no esperaba tener nada más contigo y tú tampoco conmigo, así que todo bien.

Keana desapareció por la puerta de la habitación de Lauren y volvió a aparecer unos minutos después ya vestida y lista para irse. Lauren se levantó del sofá y se dirigió a la puerta para abrirla.

-Un placer, señorita Jauregui- dijo Keana esbozando una sonrisa y le dio una palmetada en el trasero a Lauren antes de salir.

-Ya nos veremos- le respondió Lauren entre risas por el gesto de la otra chica y cerró la puerta.

Camila, por su parte, también estaba despierta, pero por otras razones. Ella no había conseguido pegar ojo en toda la noche. Después de haberse ido corriendo al cuarto de baño de aquella discoteca, el ataque de ansiedad fue real. Les dijo a las demás que no pasaba nada, que a veces le sucedían cosas así por el TOC y que no era nada realmente importante, pero ella sabía por lo que había sido y seguía apretando los puños cada vez que recordaba a Lauren saliendo por la puerta de la discoteca con aquella otra chica.

Colors; CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora