El cálido fuego alumbraba el rostro de todos a la vez que les proporcionaba una agradable sensación de calor en sus frios rostros. Las llamas ardían en el interior de diversos bidones de latón corroídos y oxidados, con su peculiar color anaranjado, repartidos a lo largo de aquél cuadrado formado por cuatro barrotes de hierro colocados en vertical que hacian de esquinas del improvisado y callejero ring y una alambrada oxidada y vieja que cercába el cuadrilátero. Todo el mundo lo llamaba La Jaula de la nave ya que era como una de estas pero sin técho.
En el interior del ring había todo tipo de basura y objetos, desde botellas rotas con sus trozos de cristales esparcidos, hasta tablones de madera vieja, alambres y pequeños hierros.
Cualquier tipo de objeto que fuera arrojada dentro, dentro quedaría y porsupuesto todo tendría su uso en el combate.
El suelo del mugriento cuadrilatero callejero no era de lona blanda como esos de los combates de estrellas del boxeo o la lucha libre que se ven en la televisión, era asfalto puro, duro y frio, su color gris desgastado estaba decorado por pequeños y grandes charcos de sangre seca y trozos alargados de piel suelta, al igual que la verja que rodeaba el ring.
El cuadrilatero estaba dentro de una vieja nave de los Di Lauro, una de las mafias de Monteblank, los cuales se ofrecieron para montar los combates ilegales en su territorio, para, con el dinero de las apuestas y las entradas sacar un gran pellízco.
La gente gritaba impaciente, en éxtasis, situados alrededor de la verja del ring, apiñandose entre empujones para estar lo mas cerca posible. Sentir la sangre y el sudor salpicandolos aumentaba la emoción.
Ni aquella fria noche de Enero habia logrado evitar que la nave se llenara. El fuego de los vidones y el calor corporal humano pronto calentaron aquel macabro hambiente.
Como los combates clandestinos de La Nave no habia otros, todo valía, todo tipo de llaves y golpes estaban permitidos, al igual que cualquier objeto que se encontrara dentro del ring durante el combate, ya estuviera ahí antes o fuera lanzado por alguien del publico.
La muerte estaba permitada sin duda, pero asesinar en el ring era sinonimo de no cobrar un combate ganado, contando en ese caso como retirada del rival se cobraba un 20% nada mas.
Y hay estaba el africano Shango khamal, calentando, a pocos metros de la marea de gente que rodeaba el cuadrilatero, en el piso superior de la nave, donde nadie del publico subía.
Esa noche combatía contra Capoeira Ridinho y no iba a ser nada fácil.
Con el sombrero de copa negro en su mano metió el dedo de la otra en pintura facial blanca y se lo llevó al rostro, dibujando el contorno de una calavera en su cara que después reyenaria de blanco.
Un primer combate tiene que ser ganado, pensó Shango.
No hay otra opción.
El frio no impidió que Shango sudara, esas pequeñas gotas recorrieron la negra piel del luchador asta caer de la barbilla y morir en el pecho de éste.
Todo esta listo...
Primer minirrelato de mi nuevo proyecto -Luchador-, el nombre es temporal.
Sera una novela llena de acción, peleas y drama contandonos las historias de diversos luchadores que pelean en este salvaje torneo.
Comentar y votar si os gusta y un saludo.
ESTÁS LEYENDO
Luchador
ActionUna antigua nave en cuyo interior se organizan los combates mas extremos. Sangre, dolor, golpes y muerte es lo que busca ver el público. Ganar dinero y fama, los luchadores. Esta novela nos cuenta los dramáticos y brutales encuentros entre esos guer...