Una Reina Para El Rey {ErrorInk} [TERMINADA]

Capítulo 10- Segunda Prueba

—¿Hoy es la segunda prueba no? —Le preguntó Ink a Frisk, la de Underfell.

—Lamentablemente sí lo es, por lo que sugiere más trabajo. —Se quejó Frisk mientras soltaba un suspiro.

—¿Más trabajo? —Preguntó Ink al no saber a qué se refería. Si había una prueba pues Error estaba fuera, lo que suponía menos trabajo.

—Probablemente estás pensando que como Error está afuera pues no hay mucho trabajo. En realidad no es así, si Error sale tiene que llevar guardias, menos vigilancia al castillo. Tiene que llevarse algunos sirvientes y como es una prueba aún más, más trabajo para los que nos quedamos. Y hay algunas sirvientas que no trabajan y sólo se dedican a holgazanear cuando Error está fuera y eso supone más trabajo para nosotras, porque o sino todos estaremos despedidos y eso no es nada lindo. —Dijo Frisk hablando rápido.

—Mirándolo desde ese punto de vista es verdad lo que dices. —Dijo Ink quien milagrosamente logró entenderlo todo. Algunos mayordomos que caminaban apresurados intentaban escuchar su conversación, pues aunque Ink no lo sabía, Error había dicho que si alguien intentaba echar a Ink de la casa terminaría despedido. Por ésta razón casi nadie hablaba con ella.

—Bueno, hay que trabajar, así que nos vemos luego. —Dijo Frisk mientras corría en dirección hacia la cocina.

Ink siguió su camino hacia la puerta, pero al intentar salir un mayordomo se interpuso al frente.

—¿Lo llevo? —Ink negó con la cabeza y salió del castillo.

Para poder salir Ink le pidió a los guardias que abrieran las puertas quienes las abrieron con gusto, las puertas tenían un buen sistema de seguridad pero igual Error decidió poner guardias. Dejaron salir a Ink, quien tranquilamente caminó hasta la plaza. La limusina de Error le pasó por el lado a gran velocidad, y fue por una milésima de segundo que pudo lograr ver aunque sea un poco la limusina pues ésta iba bastante rápido. Al llegar se encontró con la grata sorpresa de que había demasiada gente, no tanto como la primera vez, pero podía calcular una estimación de más de cien mil monstruos en esa gran plaza. Ink tuvo que pasar y colarse de gigantes, enanos, pie grande, dragones y de un fénix para poder llegar al medio de toda la multitud y se encontraba bastante lejos de la tarima. En eso la voz de Error resonó en todo el lugar, o hasta donde se encontraba él. Y lo más asombroso fue que no tenía ni un megáfono y tampoco altavoces ni un micrófono, era todo a pura voz. Los presentes guardaron silencio y observaron con detenimiento a Error. Ink no le había visto antes de salir, llevaba un abrigo negro y una camisa negra, pantalones negros, medias negras y zapatos negros, todo de negro. Si no fuera porque es lo normal dirían que iba para un funeral, pero ya estaba confirmado que para los funerales él iba vestido de azul oscuro.

—Buenas, como saben hoy es la segunda prueba, y esta no está anunciada. Primero, sólo los que no se vayan ahora participarán, les garantizo que esta prueba es difícil. Segundo, anunciaré la prueba sólo a los que estén dispuestos si te quedas no hay vuelta atrás. —Muchas personas empezaron a susurrarse cosas entre sí. De los más de cien mil monstruos en esa plaza sólo treinta abandonaron la competencia.

—¡Yo estoy dispuesto! —Gritó un hombre y rápidamente los demás empezaron también a gritar, formando un coro. Pero Error con sólo mover la mano los detuvo a todos.

—Que respeto. —Susurro Ink a sí mismo, pero un grupo de chicas le logró escuchar pero sólo una le contestó.

—¡Por supuesto! Si el príncipe Error es lo mejor de lo mejor, todo un bombón, además de que es rico, guapo y de sangre real. ¡Tengo que ganar! Y se lo voy a presumir a todas. —Dijo una chica monstruo bastante(demasiado) ilusionada y tomando todo como pan comido. Ink sólo le ignoró y prestó atención a Error.