Una Reina Para El Rey {ErrorInk} [TERMINADA]

Capítulo 1- Piensa Antes de Actuar

ACLARACIÓN: Soy escritora primeriza por lo que puede que la historia quede mal. Sin más preámbulos empecemos.
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—Debo ir más rápido, debo correr más rápido o llegaré tarde. —Se decía Ink para alentarse a correr más rápido, ya que sino llegaría tarde a ver el príncipe Error, pero volvamos unos ratitos antes cuando Ink pintaba en unas calles atrás.

Ink se encontraba pintando el rostro y parte del pecho de una señorita monstruo, había que admitirlo la señorita era horrorosa y ni siquiera él sabía por que la señorita salía tan bien en la pintura. La señorita se alegró tanto con Ink que le dejo hasta propina, él la aceptó gustoso.

Por allí pasaban unas señoras que no hacían nada más que cuchichear cosas pero hubo una cosa que captó la atención de Ink.

—¿Has oído lo que han dicho? —Preguntó una señora pelinegra a las otras tres. Todas se habían quedado paradas en una esquina cerca de Ink.

—No, ¿que han dicho? —Una señora de pelo marrón preguntó a la de pelo negro.

—Han dicho que el príncipe Error se convertirá en rey. —Todas gritaron con las manos en la cara.

—Hay pero que alegría. —Dijo una señora de pelo castaño.

—Ya era hora. —Comentó otra de pelo casi blanco, tenía uno que otro mechón negro.

—Pero, pero. —Todas le prestaron atención a la de pelo negro, callando el alboroto. —Pero el príncipe necesita una esposa para convertirse en rey. —Todas gritaron como aficionadas y empezaron a decir cosas, el pintor sólo observaba y oía con atención.

—!Hay como me gustaría volver a ser joven! —Exclamó la señora con el pelo blanco, mirando hacia la nada soñadora.

—Tienes razón. —Dijeron todas las demás, aceptando lo que dijo la de pelo blanco.

—¿Saben que el príncipe hizo un llamado al pueblo para buscar su esposa? —Dijo la pelicastaña.

—Sí y que se reunió en la plaza central para hacer un anuncio. —Contestó la de pelo negro.

—Probablemente estará buscando la joven más bella. —Lo que dijo la de pelo marrón hizo que Ink bajara la mirada triste, pero seguía escuchando, se puso  a pensar bien. Él no era una mujer y mucho menos de la realeza o de sangre noble.

—Oh pero lo han oído, han dicho que al príncipe no le importa los géneros. —Los ojos de Ink se iluminaron y un rayo de esperanza llenó su corazón.

—¿Qué era lo otro? —Preguntó la señora de pelo castaño.

—Creo que iba a anunciar algo importante. —Dijo la señora de pelo negro.

Ink se apresuró a guardar las cosas y a dejarlas en un escondite de emergencia que había hecho por allí. Las señoras sólo decían que no perderían tal espectáculo y fueron corriendo a la plaza del nuevo subsuelo. Cuando el pintor terminó de guardar las cosas bien seguras, a lo que tardó unos siete minutos, enseguida empezó a correr y a darse palabras de ánimo para no rendirse. El príncipe  podría estar justo frente a él si estuviera allá. Se molesto un poco con las viejas por no llegar antes a empezar a hablar frente a él. Pero descartó ese pensamiento inmediatamente, no era culpa de nadie, es sólo que el era un poco despistado y no se enteraba de las cosas a tiempo.

Estuvo corriendo durante quince minutos para llegar a la plaza, claro, tomaba unos pequeños descansos para recuperar aire y después volver a correr rápidamente. Al llegar vio que no era tarde, que ahora, en ese mismo momento contaría lo importante.