"& EL DOLOR DESAPARECIÓ,
AQUEL QUE YO MISMO JURABA QUE SERÍA ETERNO,
DESAPARECIÓ Y CON EL LA NOSTALGIA, LA IRA, LA FELICIDAD Y LO MÁS IMPORTANTE, EL AMOR.
EL DOLOR DESAPARECIÓ PARA CEDER EL LUGAR A LA MUERTE..."
Nadie puede ser feliz eternamente, aunque así se desee.
Siempre hay un dolor, un miedo, algo que nos aqueja.
Desde que NACEMOS, ese dolor del sufrir hambre, ese miedo a lo desconocido.
Somos NIÑOS, ese dolor de no poder ser felices completamente, pues en nosotros vive un miedo inconsciente, ese miedo a crecer.
Y llegamos a ser ADOLECENTES, un dolor que se anida en nuestro pecho, de conocer el amor falso y verdadero y no poder tenerlo y, así rechazamos el más puro, el que mamá nos obsequio sin condiciones.
CRECEMOS, dejamos de ser felices, fallamos y, buscamos en otro ser lo que no pueden darnos, con la esperanza no morir en el dolor solitario.
Al ser PADRE, encuentras una luz, una esperanza y una voz te recuerda...
"No todo está perdido" y sonríes ¿Pero cuanto te dura esa sonrisa? Hasta que recuerdas, aquel miedo que sólo deja de huella un dolor incurable, con temor vives, temes a que a tus hijos les enseñen lo cruel, desafortunada e injusta que puede ser la vida y, les borren su sonrisa más sincera y tengan que madurar temprano y los manchen con miedo y ese dolor, como lo hicieron contigo, cuando eras crío y los vuelvan Ángeles caídos, como a todos y súplicas para que no se vuelvan Demonios, como pocos.
ENVEJECES, tus días han sido contados desde hace tiempo y hoy sólo esperas aquel momento, recordando con impotencia no haber cumplido tus sueños, sufres, a la espera que este dolor acabé y descanses, manchando inconscientemente de dolor a aquellos que te quieren.
MUERES, el dolor desaparece?.