Capítulo 4:
Luzu nunca había estado más preparado que ese día para lanzarse al nido de unas arañas gigantes para salvar a un pequeño conejito bebé llamado "Hiro" "; en primera, porque estaba seguro que en ningún otro momento de su vida lo volvería a hacer; en segunda, porque aunque la recompensa solo fueran 5 lingotes de oro y dos de hierro valía completamente la pena; y en tercera, valía completamente la pena porque el conejo pertenecía a Lana, la chica que con solo un par de charlas había cautivado el corazón solitario de aquel guerrero.
"— Ten mucho cuidado...—"
Le había dicho la rubia antes de hacerse TP hasta el lugar donde la pequeña mascota de la chica se encontraba secuestrada por aquellos arácnidos venenosos, si no fuese porque Amana le había dejado algunos objetos de protección a Luzu, quizá temería mucho más por su vida, pero confiaba en la pechera de diamante encantada que le había dejado la diosa en un cofre frente a su casa. No es que fuera tampoco una misión demasiado complicada, quizá terminaría con alguna que otra herida en las áreas descubiertas de su armadura, pero no sería algo que las pociones no pudiesen arreglar - incluso Vegetta tenía aquella extraña magia curativa que había aprendido de los monjes en aquella ciudad lejana llamada "Apocalipsis"-.
— ¡¿Cómo has osado entrar en mi casa?!— una voz grave retumbó en las paredes de la extraña cueva a la que había sido teletransportado, fue entonces que Luzu desenvainó la espada que había dejado colgando en su cinturón a un lado de su siempre confiable pala del poder, preparándose para cualquier avistamientos de monstruos que pudiese haber. — Acabaré contigo — la voz volvió a llenar la cueva, entonces Luzu tomó aire y comenzó a andar por el estrecho camino que había en aquella extraña cueva. La poca luz de la antorcha que sujetaba para andar no le permitía ver más allá que dos pasos frente a sí, temía que en cualquier momento algún arácnido le atacara pero esperaba que tuvieran la decencia de dejarle continuar por lo menos hasta encontrar alguna luz más potente.
— Arg...— expresó sorpresivamente, dándose cuenta de que había había pisado una tela de araña y ahora parecía atrapado. — Madre mía, que liada.... — murmuró para sí, cortando de unos cuantos tajos la tela, sin embargo, no se percató del gigantesco arácnido que le había venido siguiendo desde la espalda. Sin dudarlo aquel bicho saltó sobre su persona, Luzu por poco era envenenado sino hubiese sido porque había logrado escapar de la estúpida trampa de tela, rápidamente levantó la espada y defendiéndose comenzó a pelear con aquel arácnido. Este se movía ágilmente mientras intentaba morderle, pero Luzu conseguía esquivar siempre hasta el último momento, movía la espada intentando acertar en el punto débil del monstruo sin embargo, unas cuantas más aparecieron por el otro lado del camino.
— Jode'r... — volvió a hablar para sí mismo, sosteniendo la espada con una sola mano, buscando en su alforja una poción arrojadiza para sus heridas.
— ¡Te destruiré! — la voz sonaba más cercana y Luzu temió que el jefe le atacara junto con todas las arañas que ahora le tenían acorralado, tenía que acabar con ellas para tener vía libre contra aquel ser que resguardaba su objetivo.
Con todo el coraje que tenía comenzó a moverse entre aquellos bichejos, consiguió matar una y cortarle las patas a otra cuando la tercera le mordió el brazo, haciéndole gritar por el dolor del veneno que estaba seguro comenzaba a esparcirse por su organismo. Necesitaba otra poción, pero no podía alcanzar su bolsillo, la araña le volvió a embestir y esta vez consiguió rasguñarle una mejilla, comenzaba a sentirse débil pero continuó peleando. Quería que Lana recuperara a su mascota, quería que aquella chica risueña no llorara por su pequeño conejito perdido, deseaba con todo su corazón verla siempre con aquella sonrisa que le enamoraba.
Consiguió que la araña retrocediera y lanzándose de lleno le cortó las patas, evitando así que continuara atacando, para finalizar con una estocada en su lomo terminando con su vida.
— ¡Has matado a mis hijas! ¡Yo acabaré contigo! — y a Luzu solo le alcanzó un momento para arrojarse otra poción y comer un chuletón intentando recobrar la fuerza, el veneno parecía haberse detenido y debía aprovechar eso para acabar con el enemigo.
Continuó recorriendo el interminable sendero de la cueva, vislumbrando a lo lejos una pequeña Luz, corrió hasta ella y llegando a una estancia iluminada por luces de redstone le vió: Era un hombre de aspecto macabro, en su cabeza portaba una corona con diminutas araña de oro, un bastón hecho de iron con adornos de telas de araña y un traje oscuro, parecido al de aquellas criaturas.
— ¿Dónde está Hiro? — preguntó Luzu, levantando la espada de nueva cuenta preparándose para el combate.
— Ese conejo me lo comeré cuando acabe contigo...— le contestó aquel extraño, levantando el bastón consiguió llamar arañas mucho más diminutas, quienes comenzaron a atacar también a Luzu. El joven se defendía férreamente, matandolas de un solo tajo acercándose hasta el jefe final, alguna que otra le había picado pero parecía que su veneno no se esparcía tan rápido como lo habían hecho la de las gigantes.
— ¡Devuelveme a Hiro! — y comenzó a atacar a aquel extraño.
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— ¡Oh my good! Muchas gracias... — la joven rubia comenzó a llorar cuando vio llegar al caballero con su pequeño conejito entre sus brazos. — Estaré eternamente agradecida contigo... — rapidamente tomó a la criatura entre sus brazos y la abrazó con fuerza, comenzado a hablar tonterías cursis como si aquel animal entendiera.
— Me alegra mucho que vuelvas a sonreír...— se sinceró el caballero, quien se encontraba mirando la escena con una pequeña sonrisa. Tenía el cuerpo bastante lastimado y aún había veneno corriendo por sus venas pero quería ver a Lana un poco más, aunque estuviera a punto de caer al suelo por aquella sustancia.
— No lo hubiera vuelto a hacer sin tí... — comentó también ella, siguiendo un poco el comentario tan lindo que le había dicho el guerrero. Se recogió un mechón de cabello, colocándolo detrás de su oreja, coqueteando un poco. — Si quieres descansar... tengo un poco de comida hecha y algunas pociones de curación... — ella se sonrojó por haberse precipitado. — Bueno... solo si tienes tiempo ¿You know? — dejó al conejito dentro de su jaula.
— Un poco de descanso me vendría muy bien... — contestó él igual de nervioso que la chica. — Este caballero se siente bastante cansado... — se acercó un poco a la chica, fijando su mirada en cada facción de su rostro. Se sentía tan atraído por su belleza, no entendía cómo es que alguien así no tenía pareja, puesto que Lana era perfecta.
— Muchas gracias Luzu — la chica tomó valor y se levantó de puntas para darle un beso en la mejilla. — Gracias por ser mi caballero...—
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La historia de los Guerreros -Karmaland- (Fanfic yaoi)
Fanfiction¿Estáis preparados para lo que os voy a contar? Vale quizá no mucho... ¿Por qué no os sentáis mientras cojo más carbón y avivamos el fuego? Esta historia tardara un buen rato en seros contada... Conjunto de pequeños momentos Wigetta, sTaXxby (quizá...