Capítulo 5

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 Los ojos sin brillo de Emer miraban fijamente una mesita de noche, con el pelo despeinado, su ropa estaba arrugada y tenía ojeras; parecía un trapo viejo y sucio. Su padre lo había abofeteado y mas lo que había pasado en la tertulia de ayer; la mente de Emer estaba en blanco, había estado horas en esa posición, sentado en el piso con la espalda en el regazo de la puerta, no dejaba que nadie entrara a sus aposentos. 

 Bajó la cabeza, tenía un odio reprimido y un deseo de venganza. 

 Sonrió. 

 Su sonrisa no era de felicidad, era más bien malévola; Se levantó lentamente y salió de su habitación hacia la biblioteca, busco noticias, leyendas y mitos sobre las sirenas Ekkra. Busco en varios libros y solo encontró más de lo mismo. Sirenas del sur que se convirtieron en criaturas abominables tratando de ser mayor que los dioses, cambiando su color de ojos al morado; todos los libros decían lo mismo y algunos solo daban vueltas con el asunto. Emer empezó a darse por vencido y guardó los libros, tomó un libro con cubierta roja, con lineas doradas y en el lomo presentaba runas que solo los dioses sabían leer y les enseñaban a sus hijos, el nombre del libro se traducía a "Las alas del Cavernícola", el libro era pesado y a Emer se le cayó. Soltó mucho polvo y se abrió, de él salió un pedazo de hoja que no era parte del libro, era un papel mas pequeño que las hojas del libro, la hoja era una carta. Decía:

                                                                                           Puerto Vernon Islas Marces, 18 de noviembre de 44

 Coronel Schmitt:                                  

 La búsqueda por las sirenas Ekkra es intensa, por la información que nos han proporcionado es inevitable pensar que es mentira, pero yo, el capitán Kleiber, he visto con mis propios ojos como las leyendas, historias y rumores son verdad; no son simples sirenas, hemos logrado matar a una y ella ha logrado matar a cuatro hombres de mi tripulación.

 La particular sirena tenía los ojos morados al igual que todas las otras sirenas Ekkra, pero al momento de pelear con nosotros, pude notar como sus ojos morados y toda la parte que rodea al ojo se tornaba negra y las venas de su cuerpo también, sobreviven mucho mas fuera del agua que cualquier otra sirena, en el brazo derecho llevan una grieta de carne. Su cabello; no sabría como describir bien lo que tienen en la cabeza, parece cabello pero es algo raro, flácido y sin color, el cabello está alineado a la columna vertebral, tienen garras y su cola no es común, es una cola protocerca, las sirenas comunes tienen una cola homocerca, lo cuál hace que la anatomía de las sirenas Ekkra sea completamente distinta a lo que se había planteado anteriormente. 

 Tenemos reclusa a una sirena Ekkra, se hace llamar, Ataraxia, cuando no responde a nuestras preguntas, cortamos lentamente su cola; nos ha dicho que su población es alrededor de más de mil sirenas, más de lo que pensamos, viven en las profundidades del océano y ven mejor en la oscuridad, aunque se guían por la luz que emiten por su cabello, aún no nos ha dicho su ubicación exacta, pero nos dijo que en el puerto Umi, en las Islas Marces, hay una sirena que responde al nombre de Etme, mencionó también que no era una sirena común. He enviado a un par de mis hombres a buscarla pero han pasado dos días y aún no hay señal de ellos, pensamos que era una trampa, entonces decidimos cortar por completo la cola a la sirena, lamentablemente, se murió, su cuerpo se seco y se encogió, al parecer si les cortamos las colas se mueren. 

 Me despido cordialmente, esperando volver al Parlamento con más información.

                                                                                                                         Capitán August Kleiber.

 Emer quedo con la boca abierta, todo lo que quería estaba en una simple hoja y no en un puñado de libros sin sentido, eso fue lo que pensó. Se fue feliz de la biblioteca, pero, recordó la fecha y la felicidad se le cayó a pedazos, esa tal sirena Etme podría haber muerto hace años. La carta tenia 12 siglos de antigüedad aproximadamente. Pero su curiosidad era mayor y quería saber como encontrarlas, estaba decidido a viajar a las islas Marces y encontrar a las sirenas. 

 Emer estaba eufórico con todo lo que pasaba por su cabeza, las ideas descabelladas que lo llevaban a reírse como un loco. No durmió en toda la noche, tenía el aspecto de alguien desmejorado.

 Esa mañana su madre, Aurora, le había dicho que cenarían donde Cinco tenía que ir a pedir disculpas a Cinco, Once y a Diez. Emer tuvo que asumir toda la responsabilidad, ya que, Cinco era el dios que más poder tenía, al igual que Diez. Esperaron hasta la noche, fueron lo más elegante posible.

 Pasó por el pueblo de reino del dios Cinco, en la mayoría de las calles habían herrerías y tabernas. Habían antorchas en cada cuadra, ciertamente iluminaban en las noches, pero más que eso, eran los ojos y oídos de Cinco. Cerca del pueblo habían cuatro volcanes, uno más grande que el otro; habían arboles de otoño, como si siempre estuvieran en la misma estación y nunca cambiaran. No pasaron a ver a los reyes de ahí, realmente Doce odiaba los reyes, no importaba de que grupo sean, simplemente los odiaba. 

 Llegaron al palacio de Cinco y era más grande que cualquier otro castillo, estaba en la punta de la montaña más alta del reino. Cinco y Luke los estaban esperando en la puerta principal del palacio, los dos con una mirada fría. 

  — Buenas noches, caballeros, espero que hayan tenido una buena día — dijo Doce en tono de derrota. Emer y Doce eran muy competitivos, y cada cosa que hiciera alguien al que inconscientemente consideraban inferior pero que en realidad era superior para ellos era una señal de guerra. Los dos tenían complejos de superioridad.

  — Buenas noches, sigan al maestresala, las criadas tomaran sus cosas y las dejaran correctamente en el vestíbulo. Yo iré por otra ruta— Cinco tenía un tono serio, trataba de ser amable pero expresaba frialdad. 

 Luke se quedo en la entrada principal. Emer quedo mirando a Luke, y cuando este se dio cuenta Emer murmuro unas palabras y se fue con su familia con una sonrisa, la misma con la que estaba en su cuarto después de tantas horas.

Pasaron unos veinte minutos después de la llegada de Emer y su familia, cuando llegó Werfredo y Diez con Rene, Once y Chris padre de Rene. 

 El circo estaba empezando.

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⏰ Última actualización: Jan 09, 2017 ⏰

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