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    Hoy no vi Karma por ningún lugar. Supongo —muy feliz por mi parte— que no vendrá a la escuela. Aquello me da ánimos para continuar el día, y una nueva oportunidad para acercarme a Gakushuu.

   La campana suena, indicando el horario de salida para los estudiantes; salgo disparado, sin embargo, me encuentro con el presidente del Consejo estudiantil, con su mirada perdida y el sol reflejándose en él, cosa que le hacía ver más apuesto.

¡Gakushuu!—exclamé feliz.

   Esbozé una sonrisa al notar como me dirigía su mirada violácea.

   Sentí mi corazón detenerse en ese mismo instante.

Nagisa, ¿nos vamos?—preguntó, a lo que yo asentí.

   Ambos bajamos la montaña juntos, y me sentí realmente bien. Gakushuu podía hacerme olvidar de todo, me relajaba estar junto a él, me enamoraba aún más con tan sólo unas simples palabras.

   Me pregunto, ¿cómo lo has hecho, Shuu-kun?

   Y me avergüenzo frente a él por llamarlo de esa forma en mi mente; aunque, desearía poder tener aún más confianza con él —si es que eso es posible—, para llamarlo así.

Entonces, Nagisa, ¿aceptas?

   Asentí inconscientemente; estaba tan metido en mis pensamientos que ni siquiera le presté atención a sus palabras.

¿Huh?, n-no estaba prestando atención.—dije, bajando la mirada.

   Gakushuu detuvo su andar, deteniéndose frente a mí, y sujetando mi barbilla, obligándome a levantar mi mirada, para encontrarme con sus orbes violáceas que me miraban otorgándome toda la atención posible.

Lo sé.—dijo—Recuerdas nuestra promesa, ¿verdad?

Ja-Jamás bajar la m-mirada frente al otro...—murmuré sonrojado.

Bien.—sonrió, volviendo a mi lado para emprender nuevamente nuestro camino—Te estaba diciendo que necesito tu ayuda, Nagisa.

¿Para qué?

Mi padre me obliga a ir a una cena con su familia, y él quiere que presente a mi inexistente pareja frente a todos.—pude notar un leve sonrojo en sus mejillas.

   Me puse nervioso; ¿Acaso me estaba pidiendo que finja ser su novio?

   Ahogué un grito de emoción.

Y eres mi última esperanza.

   Aquello me dolió. Última opción, ¿verdad?

Yo... Sí, no tengo problema.

Sí, sí lo hay.—suspiró—Tendrás que vestirte como una chica, y realmente no quiero obligarte a hacerlo.

   Suspiré y él lo notó.

Si no quieres, no te culparé...

Aún así, puedo hacerlo por ti, Gakushuu.—se me escapó.

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   Karma y yo estábamos en la enfermería; según él, había sufrido un mareo, y me obligó a ofrecerme para poder acompañarlo.

   No obstante, ni bien llegamos hasta ahí, me acorraló contra la pared, besando mi cuello en exceso, mientras sus manos se colaban por debajo de mi uniforme.

Karma, no.

   Él se detuvo abruptamente por mis palabras, dirigiéndome una mirada lujuriosa.

¿Puedes detenerme?, O mejor dicho, ¿Realmente te conviene hacerlo, Nagi?—utilizó su tono burlón.

   Apreté mis puños, y mordí mi labio a causa de la impotencia que me causaba esta situación. Apretó mi trasero entre sus manos, y yo intenté alejarme.

¿Por qué no me dejas en paz, Karma?—sollozé.

   Él comenzó a bajar mi pantalón de forma lenta, queriendo torturarme. Su tacto quema, y sus labios contra mi piel se sienten bien.

   ¿Por qué las cosas siempre deben ser así?

Tu cuerpo es mío, todo de ti es mío. Tienes el deber de satisfacerme, ¿recuerdas, Nagisa?

   Bajó, quedándose a la altura de mi entre pierna, mientras deslizaba la prenda que se interponía en mi vista.

   No podía negarlo, su toque me provocaba una erección, y él lo sabía. ¿Por qué sigues teniendo este efecto en mí, Karma?, Creí que mi cuerpo te había olvidado, al igual que hizo mi corazón.

   Engulló mi miembro, y yo reprimí un gemido. Intenté apartarlo con todas mis fuerzas, pero él mordió levemente mi pene, sacándome varios jadeos, y algún que otro quejido de dolor.

¡Karma, basta!, Por favor.

   Mi voz salió quebradiza debido al nudo que se había formado en mi garganta al pronunciar su nombre.

   Retiró mi erección de su boca, y me giró, estampando mi cuerpo contra la —para nada— suave camilla. Una de sus manos, sujetaba las mías sobre mi cabeza; se quitó la corbata y comenzó a atarlas fuertemente, tanto así que dolía.

   Una vez que ello sucedió, instintivamente intenté darme la vuelta, en cambio, sólo recibí que Karma apretara con fuerza la cabeza de mi miembro, obligándome a gemir.

Nagisa, no tienes que seguir engañándote a ti mismo. Sabes muy bien que aún me amas, ¿no es cierto?

   Sus palabras me provocaban repulsión; todo él me daban ganas de vomitar.

¿Por qué no dejas de jugar con Asano, y vuelves nuevamente conmigo?, Sabes de sobra que nosotros la pasaríamos mejor.

¡D-Deja de decir esas cosas!—exclamé enojado—¡Gakushuu no es como tú, y nunca lo será!

   Chasqueó la lengua, y me giró violentamente, exponiendo mi trasero a su vista. Se introdujo lentamente, una vez más pretendía hacerme masoquista ante su tacto.

«Karma, ya no quiero jugar.»

Meretriz ♧ {Asagisa} #AwardsOtaku2018.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora