Capitulo 1

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Y yo flotaba, en medio de una intensa y larga noche, sola estaba, sin entender por qué la noche no acababa, sumida en el letargo profundo de la desolación, el mundo me ignoraba, me hallaba allí sometida a una marcha inconsciente y profunda, para mí el sol no brillaba y volaba muy lejos a partes desoladas, la tarde gris y fría, y la mar como enlutada, no había sol ni brisa, la playa sola estaba como copiando el rumbo de lo que a mi me pasaba; que quietud, que inconsciencia, me sentía abrumada, en medio del silencio mi corazón lloraba.
El tiempo se detuvo, las horas no pasaban, para mi no había vida, la noche me atrapaba en sus redes de fuego que a mi alma quemaban, me hallaba prisionera, pérdida mi mirada, en los fríos barrotes que mi vida atrapaba, fantasmas soñolientos por mi lado pasaban, pasaban uno a uno, llegaban lanzando una mirada, todos me contemplaban y yo no los miraba ¿Para qué iba a mirarlos? No podían hacer nada.
Comencé a caminar en medio de la oscuridad, sentía miedo, frío y soledad, no sabía a dónde iba ni a donde llegaría, mi casa no encontraba, la noche era tan triste, triste como mi alma, mi corazón gemía, el cuerpo me pasaba, caminaba tan lento, estaba tan cansada, ni una gota de agua por ningún lado hallaba y mis labios resecos no podían decir nada, de repente ¡Que sorpresa! Frente a mi casa estaba, era de noche, el día no llegaba, las rejas de mi casa se encontraban cerradas y un obstáculo había frente a su entrada, tres hombres allí habían, pero no me miraban, me acerqué lentamente y ellos conversaban, de mis ojos cansados las lágrimas rodaban, había una silla allí desocupada me senté en silencio
—¿Tienen agua? —dije. —Den me agua ¡Ayuden! quiero estar en mi estancia, no puedo subir sola, me siento fatigada, lo único que quiero es estar en mi cama y dormir mucho tiempo, tal vez hasta mañana.
El aire me faltaba, tan sólo las penumbras a mi lado rondaban, de pronto en la neblina vi algo que asomaba, caminé lentamente, vi cosas muy extrañas, al lado de mi casa habla una playa y me dije en silencio
—¿El mar frente a mi casa?
Pero que triste estaba, la playa tan revuelta, las nubes agitadas y en el firmamento ningún ave volaba, la brisa era tan fría y mi cuerpo temblaba ¿Donde estaba la gente que aquel sitio habitaba? ¿De había ido todos? ¿Sola yo quedaba vagando en las penumbras de un sol que ya no estaba?
En la playa había un lago y una lancha se acercaba, tres hombres muy extraños, que maldad reflejaban, uno de ellos su mano hacia mi alargaba, sus ojos chispeantes sobre mi se posaban y mi pierna en sus manos tenía sujetada, yo pedía auxilio y nadie me escuchaba, el eco de la brisa mis palabras lanzaban sobre la grieta oscura de una noche enlutada.

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⏰ Última actualización: Nov 14, 2016 ⏰

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