Capítulo 4. [Corregido]

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*Nick en multimedia*

Capítulo 4:

Tapó mi rostro con las sábanas, en cuanto la luz me da de lleno en el rostro. Maldición. Gruñí sin poder evitarlo, mientras me acurrucaba dentro del calor de la cama. Mi cabeza dolía y comprendí que no debería volver a beber de ese modo jamás; aunque mi hermano me necesitase.

Sentí que alguien acariciaba mi espalda con suavidad, pero ignore a la persona y continúe con mi preciado sueño. Era sábado, joder y tenía permitido dormir hasta las tantas de la mañana o más. Pero alguien no deseaba que logrará mi cometido, ya que volvió a intentar despertarme.

—Liz, son las once; salgamos a desayunar —ese era Nicholas sin duda alguna.

Solté un bufido, no podía negarme y él lo sabía. Salí de mi escondite debajo de las sábanas y observé su carita de cachorro abandonado. Me estaba chantajeando y le funcionaba a la perfección.

—Vale, pero será mas un almuerzo —acepte a regañadientes, dándome cuenta que mas que desayuno; sería otra cosa.

Una sonrisa adorno su rostro, para luego levantarse de la cama y entrar a su baño. Yo salté fuera de aquella comodidad y caminé hacia mi habitación. Necesitaba una ducha con bastante urgencia, debía quitar el olor a alcohol de mí y más sino quería oír los regaños de Eloise. Ya podía imaginarlo y solo con eso mi malestar aumentó. Mierda.

Entre en la ducha, una vez que me despoje de mi ropa. Como disfrutaría de esos bien merecidos quince minutos, claro que sí. El agua caliente relajo mis tensados y aún adormilados músculos. Esto era el paraíso.

Una vez terminada mi ducha, caminé hasta mi armario por algo de ropa. Opté por unos jeans azules y una sudadera vieja y gastada; de color lila. Seque mi cabello y entendí que ya había crecido lo suficiente; necesitaba un corte. Urgente. Demasiado urgente. Pero -siempre hay uno de por medio- Eloise se opondría, siempre dice que una dama de sociedad debe llevar el cabello largo. Oh, lo sé; es una tontería y no hay nada escrito donde se apruebe que sea verdad. Son cosas que mi abuela le inculco y ella intenta hacer lo mismo conmigo, aunque siempre le sale el tiro por la culata.

Bajé las escaleras de manera perezosa, me hubiera gustado seguir en la cama. Aunque de alguna manera Eloise se las habría arreglado para que no durmiera hasta tarde, oh sí; tenía una madre muy amorosa. Nótese el sarcasmo, por favor.

Eres la reina del sarcasmo, bebé.

Y como es de esperarse, mi consciencia hace su aparición triunfal. Genial.

Entre en el comedor, el cual estaba desierto. ¿Dónde estarán mis padres? Es mejor así, no habría que dar explicaciones de que ha sucedido anoche. Y volviendo a eso, mi hermano me a confesado un gran secreto. Demonios. Sentía tanta impotencia, estuvo demasiado tiempo cargando con él y sufriendo en silencio. Me gustaría asegurar que mis padres podrían entenderlo, pero dudaba de ello.

Conocía a Eloise y no creo que acepte que a su hijo les gustan los chicos. Y sé que para Nick sería un golpe demasiado duró que le rechacen y yo no soportaría verle sufrir. Le amo tanto, que deseo protegerle; así sea de nuestros propios padres. Aunque mi padre puede digerir la noticia de manera diferente, nunca sé lo que esta pensando o si es igual a mi madre en ello.

Sí, les juzgó sin siquiera saber sus respectivas opiniones. Pero puede que no me equivoque, joder. ¿Qué debía hacer? Convencer a Nick de que hablé con ellos, no es una de mis mejores opciones. Conocía a mi hermano y sé lo cabezota que puede llegar a ser.

Ya se me ocurrirá algo y podré ayudarle. Haré lo que sea por verle feliz.

—Buenos días —saludo a Margaret, quien entra en el comedor tarareando una canción; la cual no tenía ni puta idea de cual era.

Elizabeth [Nueva versión] #PremiosPlaneta2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora