Una noche salimos a caminar recuerdo haber mirado las estrella esa noche, sentirme desaparecer en esa profundidad infinita mientras el suelo se tambaleaba con dulzura. Alguien a lo lejos tocaba una guitarra pensé que probablemente era la dueña del universo, en ese instante pregunto Jack
-¿Y que quieres?
- ¿Que quiero?
-hacer con tu vida camilla
-Parpadee
-Sólo pregunto: ¿Quieres casarte? ¿Tener chicuelos? ¿Viajar por el mundo?
-Quiero estar contigo, vivir mi vida contigo, viajar por el mundo contigo y tener chicuelos como dices tú, eso quiero. -Respondí en ese instante con tanta seguridad-
-No creo que vaya a hacer difícil yo estoy dispuesto a cumplir todas tus fantasías y deseos. -Dijo Jack-.
Pero Camilla Sonrió con una gran felicidad en todo su rostro.
Camilla estaba tan contenta de escuchar esa respuesta.
-Hagamos nuestro primer viaje camilla. ¿A donde quisieras ir?
-A la Luna.
-¿A la luna?
-¡Es imposible!
-Nada es imposible Jack, ya han llegado a la Luna y contigo quiero ir más allá.
La cara de Jack se sonrojo que el color en su piel lo hacían ver más hermoso de lo que era para ella.
-Lo sé y también cumpliría eso sí tuviera toda la posibilidad de hacerlo pero sólo puedo y quiero hacerte feliz, ¿Entonces?.
Dijo ella:
En realidad quiero como un lugar tranquilo donde veamos aquellos atardeceres juntos, donde en las noches estemos acompañados de la hermosa Luna, quiero estar en un lugar donde me sienta desconectada del mundo, pero sólo contigo.
-Quizás te refieras a un lugar como ¿la playa? En donde todo es tranquilo, donde la vista te llena de mucha paz.
-Si a eso me refería
-Entonces ya está nuestra primera aventura juntos, será genial.
Exactamente dos semanas después nos fuimos a él aeropuerto ahí estábamos como dos parejas felices nos preparamos para subir las maletas a un carrito mientras yo comprobaba que Jack se sentía muy feliz a mi lado, que había cambiado por completo ya no era aquel hombre ingrato y frío que solía ser, al igual que el me sentía muy feliz de estar a su lado de descubrir un mundo de cosas hermosas que sólo sabíamos los dos, que su mirada y su sonrisa para mi eran el paraíso que una vez quise ver.
Al cabo de unas horas de estar en el vuelo, comprendí que ahí, sobre las nubes, extrañamente, con el asiento buen sujeto llegue a pensar que todo iba a ser una gran aventura junto a el, en ese instante dije que el mundo se había encogido y sólo éramos el y yo.
Bloquee mis pensamientos, encendí la pequeña pantalla de televisión y vi sin prestar tanta atención una película muy cómica hasta que los cielos se oscurecieron a nuestro alrededor.
Desperté y vi que una azafata junto a nosotros servía el desayuno, y súper que nos encontrábamos a una hora de aterrizar en la isla.
No llegue a pensar en toda mi vida que esto algún día iba a suceder, viajar con aquella persona a la cual te enamoraste al rededor del mundo.
Llegamos al aeropuerto algo mareados, rígidos después del vuelo, esperamos que nos recogiera un taxi para ir camino a el hotel. Mientras íbamos me había fijado solamente en la isla, lo que una vez soñé de pequeña, esto era un sueño hecho realidad mire hacia arriba y el cielo era más intenso, de un azul celeste que se extendía hasta el infinito. El mar era realmente hermoso. El sol reinaba tan alto en el cielo. Estábamos tan agotados después de ese intenso viaje. Entonces llegamos a nuestro hotel, el taxista salió antes que nos diéramos cuenta y bajo nuestras maletas. Fuimos hacia la habitación dejamos las maletas y de lo exhausto que estábamos nos acostamos en la cama. Y ahí estábamos los dos como si todo fuese una Luna de miel sin habernos casado.
Una mañana después salimos a contemplar el sitio en donde estábamos, nos parábamos en una pequeña playa cerca. Estábamos bien durante ese momento observamos juntos aquel atardecer que se nos brindaba en ese momento comencé a sentir la rara felicidad de los pequeños placeres de la existencia del lugar. Caminábamos por la playa, comíamos platos desconocidos, nadábamos en aguas cálidas y cristalinas, o aún así cada día contemplábamos el rojo intensísimo de la puesta del sol en el horizonte. Sólo quería estar cerca de el. A la hora de comer nos íbamos a un par de restaurante a disfrutar de los festines que nos ofrecían.
Al caer la noche hablábamos de nuestras infancia loca que tuvimos, de nuestras parejas en el pasado, de otras vacaciones que habíamos vivido, pero sabíamos que esta era la mejor de todas de parte y parte. Este lugar era diferente nos había proporcionado aquella paz que le había dicho a Jack que quería y supe que sólo debía vivir el momento y disfrutar de su compañía.
Esa noche Jack me miraba y sentía una extraña timidez.
-¿Camilla?
-Que
Eres realmente hermosa, mirándola a los ojos le dijo. Es extraño esto a la vez porque pensé que esto no llegaría hasta estas alturas ahora somos dos personas felices después de tener un pasado muy rupturoso con nuestras ex parejas. Pero sabemos que todo esto tiene un sentido y creo que es el de estar juntos.
-Creo que eres lo mejor que me ha pasado en toda mi vida Jack.
En ese momento caía un pequeño diluvio que caía sobre el tejado con tal intensidad que apagó cualquiera otros sonidos que habían al rededor de nosotros dos.
Fui y cerré las ventanas cuando Jack me dice
-No, no las cierres
-Esta bien me di vuelta y me fui a la cama mientras Jack me miraba me incline hacia el y tire de su cuello hacia mi. Sabía que en ese momento lo íbamos a hacer, íbamos a hacer el amor juntos. Y justo lo que pensé me acariciaba con sus manos, su boca recorría todo mi cuerpo y sentía aquella sensación que todo mi cuerpo.
Jack pensaba que todo esto era realmente hermoso, Jack al recorrer todo su cuerpo sentía estar en paraíso, todos esas curvaturas tan perfectas que tenía camilla eran realmente bellas, sólo sabía que este era un momento inolvidable y comencé a desnudar parte por parte, desabroche aquel sostén blanco que traía puesto, recorría toda mis manos por todo su cuerpo, baje hacia su ombligo con el recorrido de mis labios, en ese instante la desnude por completo después de todo llegamos a la penetración me sentí el hombre más afortunado, acariciándola una y otra vez, poniéndola en cada posición que se me podría llegar a la mente, escucharla gemir era el placer que todo hombre podía sentirse satisfecho con lo que hacia, sus gemidos eran tan intenso que me llenaban de placer a ambos, esa noche lo hicimos muchas veces y de todas la maneras posible, para ambos era la noche más extraordinaria y maravillosa que jamás íbamos a olvidar, en ese momento le susurre al odio que la amaba y le daba las gracias por haberme hecho tan feliz como lo era estar a su lado en todo momento.
Después de todo ella tomó mi mano y pensé por un instante, que no volvería a sentir una conexión tan intensa con el mundo, con otro ser humano.
No esta mal, ¿he. Camilla? -Dijo en medio del silencio. Ante esa tormenta que había a media noche, su expresión se quedó fija. Ese momento me sonrió y vi algo en su mirada, algo triunfante.
-No -dijo camilla-. No esta nada mal.
Se quedaron ahí, camilla escuchando su respiración, cada vez más lenta y profunda, el sonido de la lluvia que los acompañaba, camilla sintió sus manos cálidas entrelazadas con la suya. No quería volver a casa. Pensé que tal vez nunca volveríamos. Aquí nos sentíamos seguros lejos de aquella ciudad ruidosa nos sentíamos seguros en nuestro pequeño paraíso. Por primera vez en mi vida no llegue a pensar el en futuro. Intente existir si mas, deje que las sensaciones de la noche me invadieran. No se cuanto tiempo duramos mirándonos uno al otro.
Después de todo la lluvia terminó y dormimos en sueños profundos.
Al siguiente día, el sol salió tan bello como casi todos los días con una luz muy intensa y nos fuimos levantándonos de nuestra cama con una felicidad después de lo que ocurrió aquella noche, nos sentimos como si fuéramos ido al cielo y fuéramos venido. Todo fue maravilloso...
Tres horas más tardes nos fuimos a bañarnos en la playa, jugábamos juntos como dos niños, éramos tal para cuál esa felicidad nos rodeaba era muy contagioso, en nosotros se veía eso de quererse de verdad, sin traiciones y sin temores a eso.
En el mar algunas personas se sienten mejor cuando están en lo profundo pensaba Jack al nadar bajo el agua. Entonces sin pensar olvidabas todo. No quería salir me podría haber quedado ahí en ese mundo silencioso. Al salir después de nadar camilla me pregunto
-Estas bien?
-Claro que estoy bien, estoy más que bien, después de saber que tengo a la mejor mujer del mundo.
Justo en ese momento ella me miro sin apartar la vista y una amplia sonrisa se extendió por su rostro.
-Gracias Jack. Respondió
Después de todo nos fuimos al hotel sólo nos quedaba una noche más y queríamos disfrutar de eso.
Caminábamos de la mano juntos por el mar esa noche acompañados de un cielo estrellado e iluminado por aquella hermosas Luna llena que nos había regalado esa bella noche, todo era como de película que no lo podía creer, páramos y nos sentamos en la orilla de la playa a ver lo hermoso que era estar ahí después de todo llegó la media noche y estábamos los dos ahí sólo abrazados sin que nadie nos interrumpiera, nos sentíamos dueños del mar y de todo a su alrededor, de repente camilla se levantó y se desnudó sin importar nada, y se lanzó hacia el agua, Jack después de todo hizo lo mismo era un momento maravilloso acompañado de esa Luna gigantesca esa noche lo volvimos a hacer ahí en la playa en medio de la nada cumpliendo aquella fantasiosa mente de camilla. Al terminar regresamos al hotel y nos preparábamos para el regreso, ninguno de los dos se quería ir de ese lugar pero nuestro viaje había concluido.
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DESTINOS MARCADOS
RomanceTodos tenemos un destino marcado, un hilo rojo conectado con alguien más, algunos llegamos a romperlos, mientras otros tratamos de descubrirlo. Un amor con marcas del pasado por ambos lados, el presente invertirá los papeles. Ella tan positiva, el t...