La Navidad, todos tenemos hermosos recuerdos de esta fiesta que es celebrada en todo el mundo.
Causa una gran emoción llegar a esta época de el año en la que comemos rico, pasamos tiempo con la familia, disgustamos de exquisitos postres y lo que muchos esperamos ansiosos desde el mes de Octubre; Los regalos navideños.
Todo es agradable y encantador, hasta que llega la hora de ir a dormir.
Cuando eres un niño esto suele ser la parte más aburrida o al menos para mí lo es, ya que como todas las noches esperaba con ansias mis regalos.
Pero mis padres no me dejaban abrirlos hasta la mañana de el día 25.
Desesperado durante la noche para poder abrirlos, baje a dar un vistazo.
Ya saben, observar que sigan bajo el árbol, mirar si Santa se comió las galletas que le deje o si tengo mucha suerte, ver al tan admirable Santa Claus.
Para mi sorpresa lo que yo miraría esa noche, no era en lo más mínimo parecido al agradable personaje navideño que estoy acostumbrado a ver bailando en el supermercado mientras suena una linda melodía navideña.Baje lentamente por las escaleras, tratando de hacer el menor ruido posible para no despertar a nadie, mi casa era grande; de tres pisos; oscura, una oscuridad horrible.
Cada escalón que bajaba sentía adrenalina en mi sangre, abriría los regalos de Navidad y después solo los dejaría como estaba, para saber si Santa me había traído lo que le pedí.
Llegue al primer piso de mi casa, sin pensarlo ni un segundo me dirigí al árbol que era iluminado por los focos navideños, me incliné y agarre mi primer regalo.
Cuando de pronto un ruido vino de mi cocina, una campana que tenemos como adorno estaba sonando, sentí un frío recorrer todo mi cuerpo; así mismo; deseaba prender la luz.
Nervioso trate de imaginar ¿cómo pudo sonar la campana por si sola?
Enseguida pensé en el viento, era una noche con vientos fríos, era absurdo y infantil pensar en que yo no era el único en el piso de abajo, ya todos están dormidos.
Lo ignore.
Regresando la mirada a mis regalos, deje de sentirme tranquilo, tuve mucho frío en mi cuerpo, la sensación de que había algo en la cocina mirándome volvía, hice lo más maduro que un niñito de 8 años podía hacer.
Me dirigí a la cocina, busque el interruptor, prendí la luz.
Pero algo que no explicaba. Era como la luz de el patio estaba prendida.
Apague la luz de nuevo.
Tragué saliva.
Volví al árbol navideño, por desgracia, ya era tarde.
Lo mire, el me miró a mi.
No estoy seguro de que era al menos no ahora, tenía unos ojos profundos de color negro, apenas y podía distinguir un poco de su pupila, brazos largos y piernas largas, se podía expandir, tenía mi regalo en su mano.
Lo aventó hacia el árbol y se me acercó, salí corriendo hacia tras.
Gritando, sin mirar y choque contra una repisa, cayó de la repisa hacia mi una gran fila de libros, solo escuche un ruido fuerte, y me desmayé.Amanecí el día 25 en mi cama, estaba feliz, todo parecía un sueño , desayunaba recalentado, todo iba normal.
Agarre mi regalo y fui a abrirlo en mi habitación en el segundo piso.
Cuando termine de desenvolverlo, tenía una nota escrita.
Decía:TRANQUILO, NO TE HARÉ MUCHO DAÑO.
MIRA HACIA ATRÁS.Atrás de mi estaba el armario, me dirigí y lo abrí.
Lo que observe fue increíble.Gracias por llegar hasta este punto, continúa leyendo, se que te atrapará la historia.
Todas las correcciones son recibidas:)
ESTÁS LEYENDO
Después de Muerto
Horror¿Alguna vez te has sentido observado en tu casa aunque no se encuentre nadie? Y te sientes como un idiota o un infantil por tener esa horrible sensación de que no estás solo. No volverás a creer que estás solo. Está historia relata, la vida de un mu...