Capítulo 1 "Chocolates sabor fresa"

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No todos los días tenía tiempo de ir a visitar a su mejor amigo a la preparatoria. En realidad no se veían la mayoría del tiempo por cosas de estudios. Pero ese día pintaba para ser especial. Manami Okuda, después de tres años, le declararía sus más profundos sentimientos a Karma Akabane, aquel chiquillo de cabello rojo que la volvía loca. En sus manos llevaba una pequeña bolsa con chocolates que ella misma hizo con los ingredientes favoritos del chico.

Con el paso de los años se hizo bastante buena en los estudios, en la cocina y en los deportes. Podía decirse que era una chica brillante, pero en cosas del amor era una completa novata. Por ello buscó información en los libros y una que otra novela romántica que compró en la librería. En fin, había estudiado bastante sobre sobre eso por lo que se sentía preparada para eso.

Lo bueno de haber salvado el mundo hace años atrás es que se contaba con el permiso de entrar a cualquier parte, incluso en un colegio tan exclusivo como ese. Con personalidad entró en la Preparatoria Kunugigaoka y sin importarle las miles de miradas que se posaron en ella caminó con dirección al salón en donde el pelirrojo estudiaba: El Salón 3 - A. No se demoró mucho en encontrarlo. Este se encontraba al final de un gran pasillo en el tercer piso del edificio. Vio como muchos alumnos salían de allí con sus almuerzos en las manos y con ello recordando que también traía dos almuerzos en su mochila para compartirlos con Karma. Ante esto sonrió feliz.

La puerta estaba semi abierta, por lo que posó su mano derecha en el pomo de esta para abrirla por completo, más escuchó algo que la hizo detenerse. Eran voces, dos para ser preciso. Al parecer había llegado en el peor momento, ya que las dos personas en el interior del salón estaban compartiendo el almuerzo entre besos y abrazos. Se sonrojó al imaginarse de esa forma con Karma.

No quiso pecar de inoportuna, pero necesitaba preguntarle a alguien sobre el paradero del pelirrojo por lo que se dispuso a entrar. Pero antes de que las palabras se escaparan de su boca una lágrima escurrió por su mejilla. Los dueños de esas voces eran nada más y nada menos que Karma y una chica pelinegra con el uniforme de Kunugigaoka. Ambos compartían un fogoso beso, acompañado de caricias en lugares inapropiados. Los sollozos de la peli morada se estancaron en su garganta al igual que las lágrimas en sus ojos. Se mantuvo erguida en su lugar, mostrando un semblante serio mientras observaba lo que los otros hacían.

― Kar... ― Murmuró, tapándose la boca antes de terminar.

Retrocedió de allí y salió de la misma forma como había entrado. Saludó a todos con una sonrisa falsa, ya que por dentro se estaba muriendo. Sentía cómo su propio corazón se rompía al igual que su mente, su alma.

― Karma tiene a otra chica ― Dijo Manami, mientras observaba la bolsa de chocolates con relleno de fresas ― Tiene a otra chica y se ve que es feliz. Si él es feliz yo también lo seré, aunque tenga que mentirme a mí misma.

Intentó relajarse para no explotar en llanto y seguir su camino. A mitad de este vio algo que jamás pensó presenciar; ni en un millón de años. Una chica que cargaba 6 enormes libros de matemática había tropezado con sus agujetas sueltas. Los libros se habían esparcido en el suelo y ella se había lastimado su muñeca.

― ¡Oye estúpida! ¿Por qué no te fijas por dónde caminas? ¡Arruinaste mis zapatos! ― Gritó una chica rubia de grandes ojos maquillados.

― ¡Lo siento mucho! ― Dijo la chica en el suelo de forma nerviosa. Manami sonrió con ternura al verla: Le recordó cómo era ella hace años.

― Con un lo siento no arreglarás na... ―.

― ¿Qué pasa aquí? ― Se escuchó la firme voz de Gakushū Asano, el actual Presidente del Consejo Estudiantil. Lucía bastante cambiado. Ya no parecía estar molesto todo el tiempo. Incluso parecía más amable.

Pálida flor [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora