Capítulo 4 "Muy tarde"

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Semanas más tarde, algunos miembros del Consejo Estudiantil de la preparatoria Kunugigaoka pegaban vistosos carteles para anunciar la gran fiesta de graduación que se llevaría a cabo la primera semana de marzo. Las jóvenes cuchicheaban alrededor de estos, poniéndose de acuerdo cuando irían a buscar sus vestidos y qué peinados usarían, pero lo más importante de todo eso era que algún chico las invitara.

Ren se paseaba, mientras que con su caminar elegante y sus palabras poéticas intentaba esquivar a las chicas que le rogaban que las invitara. Era 14 de febrero y él se encontraba soltero y sin mucho que hacer. En una de las ventanas pudo observar a un pensativo Gakushū que no dejaba de observar cómo su padre se divertía jugando baloncesto con estudiantes de secundaria en el patio. Estos se veían muy felices, mientras daban pases o encestaban canastas de 3 puntos. El peli naranjo tenía una sonrisa dibujada en su rostro. Últimamente se le podía ver sonreír con más regularidad.

― ¿Ya sabes a quién invitar? ― Terció el castaño, apoyándose en el marco del ventanal.

― Simplemente no sé cómo pedírselo ― Contestó distraídamente.

Ambos sabían de qué hablaban de cierta joven de trenzas.

― ¿Has podido hablar con ella después de lo de Akabane?

― Solo en tres oportunidades ― Suspiró ― Y no se veía para nada animada.

Después de lo ocurrido con Karma, Manami se encerró en sí misma para soportar la ola de sentimientos que la azotaban con fuerza. Ella siempre amó al pelirrojo, por lo que dejarlo ir parecía ser algo tortuoso, pero no imposible si se estaba con las personas correctas. Akari y Nagisa la habían sacado a pasear en incontables ocasiones al igual que Kanzaki, Sugino, Rio, Kirara y la lista podría seguir. Con muchos esfuerzos habían conseguido que la peli morada sonriera. En cambio, Karma se había aislado para pasar más tiempo con su novio, por lo que terminó alejándose de todo el mundo.

¿Y qué había hecho Gakushū durante todo ese tiempo? Simplemente se dedicaba a estudiar con ese nuevo método de enseñanza que tan feliz lo hacía y con él destronó a Karma de los primeros lugares. Aquello se había convertido en su pequeña venganza por lo que le había hecho a Manami. También había cambiado definitivamente su forma de ser. Había dejado de ser grosero y pedante. Ahora era amable, risueño y con un espíritu dispuesto a ayudar a los demás.

En la clase de literatura, ambos amigos se sentaron juntos. Karma tenía la vista pegada en la venta, como quien busca respuestas para la más difícil de las preguntas, por lo que no notó cuando la profesora comenzó la explicación. Todos los alumnos tenían una guía de trabajo. En ella se podía apreciar la letra de una canción occidental y muy conocida, más una serie de preguntas de alta complejidad. En el título se leía "Flor Pálida", dos palabras que calaron hondo en el corazón del peli naranjo ¿Por qué le afectaban tanto?

"Hallé una flor un día en el camino

Que apareció marchita y deshojada

Ya casi pálida, ahogada en un suspiro

Me la llevé a mi jardín para cuidarla".

A medida que Gakushū iba leyendo la letra, sus latidos iban en aumento. Aquella canción parecía describir el estado en el que encontró a Manami y cómo él se acercó a ella para ayudarla. La científica, en este caso, era la flor pálida, marchita, triste y deshojada perdida en el camino de la vida. Él era el jardinero que la encontró y el responsable de hacerla florecer nuevamente a pesar del profundo dolor que sentía.

Pálida flor [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora