Capítulo 3 "Estar contigo"

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Después de unas cuantas llamadas telefónicas y mensajes a través de las redes sociales en las que se tenían agregados, por fin había llegado el día en donde Gakushū y Manami compartirían de un agradable almuerzo, preparado por ella misma, a los pies de la montaña de la Clase E. El sol brillaba con fuerza y una que otra ave entonaba agradables melodías. La brisa fresca golpeaba ligeramente las pequeñas hojas de los árboles que estaban comenzando a salir. ¿Cuántos meses habían pasado desde esa vez que la peli mora sorprendió a Karma y a su novia? Bastantes se podría decir. La gran mayoría de los estudiantes buscaban folletos de carreras y universidades para el siguiente periodo escolar, pero al parecer ellos ya lo tenían decidido.

― Dame el mantel ― Pidió el peli naranjo a la joven que caminaba con una canasta en sus brazos. Esta de inmediato se la facilitó.

Por razones de término de semestre, las clases durante la tarde eran historia antigua. Los jóvenes, después de tanto caminar, encontraron el lugar perfecto para almorzar: Una gran parte cubierta de verde pasto, donde las ramas de tres árboles les daban sombra. Todo estaba junto a un riachuelo que, más adelante, desembocaba en lo que era la piscina que tenía la Clase E. Después de estirar el mantel, Manami comenzó a poner la comida sobre este. El chico miraba maravillado cada delicia. Si bien le encantaba la comida que preparaba su madre, esta parecía tener un toque especial o eso le hacía sentir su hambriento estómago.

― Todo lo preparé hoy en la mañana ― Dijo Manami, mientras tomaba entre sus manos una bola de arroz ― Espero que te guste. De verdad me esforcé ― Sonrió al final.

El peli naranjo tomó una bandeja en donde había tres tipos diferentes de sushi y los miró para decidir por cual empezaría. Todos lucían muy bien y tenían un olor tan agradable que invitaba a todos para que los devoraran.

― ¡Gracias por la comida! ― Dijeron los jóvenes al unísono, llevándose el primer bocado a la boca.

A penas la comida entró a la boca de Gakushū, este se paralizó al sentir como los sabores viajaban a través de sus papilas gustativas rememorando recuerdos pasados. El sushi siempre había sido un platillo que a su abuela materna le encantaba preparar y cada vez qué él iba a visitarla un plato así lo esperaba bajo un mantel blanco en la cocina. Gracias eso tuvo una infancia feliz. Pero un día llegó y el platillo no estaba. Su abuela había fallecido.

― Gakushū ¿Te sientes bien? ― Terció la chica de lentes, mientras lo observaba con preocupación.

Una fría y cristalina lágrima había rodado por la mejilla derecha del peli naranjo, teniendo como llegada el mantel azul a cuadros. Ni siquiera se dio cuenta de cuando sucedió aquello, pero la sensación cálida y reconfortante que sintió en su corazón le hizo olvidarlo por completo. ¿Hace cuánto tiempo no soltaba una simple lágrima por algo que lo emocionó? ¿Hace cuánto no mostraba sus sentimientos hacia las demás personas?

― Está delicioso ― Dijo saboreando su propia saliva ― Gracias, de verdad está delicioso ― Sonrió sinceramente ― ¿No has pensado en convertirte en una chef? Te iría muy bien si abrieras un restaurante.

― Es una idea tentadora, pero mi pasión por la química es más grande ― Dijo la joven, mientras observaba el cielo ― Koro – sensei me impulsó a seguir adelante en cuanto a la química. Quiero estudiar ciencias y encontrar la cura de enfermedades y así ayudar a las personas que me rodean.

― Esa es una muy linda meta ― Dijo Gakushū con la boca llena. Sabía que comer y hablar al mismo tiempo era una falta de respeto grave, pero habiendo algo tan delicioso a su alcance y una amena conversación podía darse esa licencia. Además, con Manami se venía frecuentando desde hace bastante, por lo que ya se tenían confianza.

Pálida flor [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora