Hora punta.La gente corre de aquí para allá, buscando sus pertinentes metros.
Valla mierda.Odio ir en metro,hay mucha gente,que me aplasta y me da codazos,y más cuando es el metro de una ciudad tan grande como esta.
Alzo la vista para intentar encontrar mi metro,ya lo veo, esta al final de toda esta pelota de gente.
Me hago paso a empujones entre la gente,hasta llegar a mi metro.Al ser el que va a un pequeño barrio de la ciudad,no sube mucha gente (gracias a Dios),por lo tanto ocupo el mismo sitio de siempre y espero a que se ponga en marcha.
Cuando de repente veo entrar a un chico,tendrá mi edad, tal vez unos cuantos años más. Esta bueno,muy bueno.Joder si esta bueno,es rubio con unos ojos grises,pero un gris extraño que pronto atrae las miradas de todas esas zorras con pantalones extremadamente cortos.
Él recorre con la mirada el interior del metro,buscando un sitio libre, hasta que su mirada recae en un sitio libre al lado mío. Va caminado hacia el y se sienta.
No puedo dejar de mirarlo,no se porque, puede ser por sus ojos o tal vez porque está leyendo un libro y siento demasiada curiosidad por saber que libro es.
Llegamos a nuestro destino y bajo del metro.Bueno–pienso– otro tío guapo mas que añadir a la lista de los que me he cruzado en lo que va de año,luego no los vuelvo a ver así que...
Tiro con fuerza de la puerta de mi edificio,mierda no abre.Me tocará llamar a mi hermano a que me abra.Toco el tiembre y espero.Al abrirse la puerta encuentro a un chico delgado con pelo despeinado y ojos verdes.Luce enfadado,calramente
-Hola Daniel–digo pasando a dentro.
-¿Es que no sabes abrir una puta puerta Is?–me dice mirandome seriamente.
-Tan adorable como siempre –digo alborotandole el pelo–y si que se abrirla mogolo,lo que pasa es que estaba atrancada.
–Lo que tu digas–dice alejándose.
Sip,tengo 17 años y comparto piso con mi hermano,ese es el resultado de tener unos padres los cueles se permitieron el lujo de irse cuando tenía 12 años.Desde entonces Daniel ha cuidado de mi.
Subo apresuradamente las escaleras y entro a mi habitación.Encuentro a mi gato tumbado sobre mi cama,mi querido gato que en ocasiones es un cabrón en potencia.
-Hola Magnus–digo en tono meloso acariciendolo,cuando de repente se gira y me pega un mordisco en la mano–hol..¡joder! ¡Puto gato!
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El chico del metro
De TodoHola-digo con la voz entrecortada Se gira lentamente hacia mi,frunce el ceño y se centra en su libro. Que capullo,pero esto no se va a quedar así. -Que agradable,tanto como una bola con pinchos-murmuro quizás algo mas alto de lo que debería. Se gira...