Me declaro inocente

Capítulo 7

Andrea

Ya ha pasado un mes desde que murió mi fastidiosa hermanita Emily, hoy de nuevo iremos a visitar su tumba, al ser el dia de su cumpleaños he visto a mi padre más decaído, está devastado, esta situación comienza a preocuparme. ― Es terrible recibir la noticia y vivir con el sinsabor de ver todos los días su habitación vacía. ― Repite mi padre dia tras dia.

¿Qué pensaría ella de todo esto? ―Me pregunto― supongo que ella sabría manejar la situación y aligerar el ambiente con alguna de sus ocurrencias,pero yo no soy Emily, soy Andrea y yo no soy así, para mí la mejor solución no es llorar y quedarse encerrado, la solución es salir y despejar la mente dándole la espalda al sufrimiento.

Estamos justo aquí, frente a su tumba llena de flores, el tiempo se detiene provocando una silencio incomodo entre ambos.

Papá no ha dejado de llorar desde que llegamos hace aproximadamente una hora, se encuentra arrodillado mirando su tumba como si en esta estuviera la respuesta de su dolor, como si pudiera encontrar a Emily viva por un momento. Ella siempre fue su prioridad y me hace pensar que es a mí a quien quiere ver ahí en vez de a mi hermana, tal vez sería más fácil para el soportarlo ― sacudo la cabeza y aparto esos pensamientos―.

Después de dos largas horas sentados frente a la tumba de Emily llegamos a casa. Sin pensarlo dos veces me dirijo a la cocina, ya casi son las tres de la tarde y no he comido nada. La nevera está vacía y lo único que encuentro en las gavetas son restos de galletas saltinas y algo de cereal; con la muerte de mi hermana mi padre no solo se descuido a sí mismo,, también lo hizo conmigo, agarre el teléfono fijo y pedí una pizza a domicilio, una vez servida la "comida" solo dio un par de bocados y se encerró en su cuarto. Lo amo, es mi padre y odio verlo asi por culpa de alguien que ya no está con nosotros.

***

Estoy exhausta, hoy tenía clases de ética y antropología y sigo preguntándome para qué van a servirme. Salgo de clase y me dirijo a un centro comercial, mi papá me ha dado su tarjeta de crédito, algo que solía hacer con Emily hace unos años cuando me fui de intercambio y estaba sola ―ya empiezo a ver las ventajas de ser hija única.― pienso ― ¡Ay mentira, Dios perdoname!― digo en voz baja y trato de apartar el pensamiento.

Al regresar a casa encuentro que nos han dejado el correo, recibos, tal vez, les doy una ojeada y me doy cuenta de que no son lo que pensaba uno de estos es una carta de alcohólicos anónimos y otro correo es de un centro de psiquiatría― ¿Pero que rayos? acaso tuvo otra recaída? ― cojo mi celular y marco a los numeros de contacto pero no contestan en ninguno.

¿Debería ir a averiguar que sucede personalmente?

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