La misión de un Capitán

Un regalo y el segundo paso.

Han pasado tres semanas más desde que mi Tony ha recuperado la memoria, tres semanas desde que me ignora y me rechaza constantemente, no digo que yo sea mal novio, pero un día de éstos lo castigaré por tratarme de esa forma, lo único que hago es asegurar nuestro futuro juntos, ser una familia y ser felices, pero él no me deja hacerlo feliz.

Bueno eso es cuento aparte, eso ya no aplica desde hoy, precisamente desde hace nueve horas y cuarenta minutos aproximadamente, ¿qué ha sucedido desde hace nueve horas con aproximadamente cuarenta minutos antes? La fase dos ha sido liberada, la cual me da el privilegio de hacer del cuerpo de mi amado lo que yo quiera, en la cama por supuesto.

Estaba a punto de terminar dentro de Tony nuevamente y su voz se escuchaba cada vez más baja, ronca, cansada y para mí eso era sexy. Me demostraba que él lo disfrutaba, yo lo sé; volví a besarlo como si fuese la primera vez, sus labios estaban rojos, inchados y algo lastimados por las horas de besarnos, era tan apeticible la imagen de Tony, sudado, jadeando, susurrando cosas, él me amaba, lo hace, sólo que no quiere decirlo ahora.

Me acerqué a su oído y mordí suavemente éste.

"¿Cuántas rondas llevamos?" Le pregunté, era necesario hacer eso, porque si Tony perdía la cuenta es porque se quedaba inconciente, yo no quiero hacerle el amor estando dormido, él debe gemir para mí en todo momento y si cada que terminábamos una íbamos por otra ronda, él tenía que saber en qué número íbamos.

"Diez... y... nueve..." susurró y Tony perdió el conocimiento nuevamente, los malditos científicos no me dejaban despertarlo al momento, me decían que tenía que esperar mínimo quince minutos, los odio, sólo me quitan el tiempo con mi Tony.

Me acosté a su lado, acaricié sus cabellos y besé su frente.
Tony de veía cansado, tal vez deba dejarlo dormir, o tal vez podríamos hacer el amor nuevamente...

Lo castigaré. Tony no debe dormirse cuando todos pueden ver su lindo cuerpo.

Cargué a mi castaño favorito entre mis brazos y le dije a los científicos que por hoy ya habíamos terminado, ellos dijeron que fuera en dos semanas, que por lo tanto hiciera lo que quisiera.

Llené una tina con agua, el agua la puse a una temperatura agradable para bañar a mi Tony, lo hice con mucho cuidado porque él estaba sensible.

Cuando terminé ajusté el aire acondicionado y nos cubrí con la sábana, Tony no despertó hasta dos días después.

Al quinto día vi a Tony con un uniforme de HYDRA y con listones en sus brazos y muñecas, quería hacerlo mío en ese instante, pero como era una celebración por mi cumpleaños no pude irme rápido, cuando me excusé para irme, tomé a Tony entre mis brazos y él luchaba por safarse, esto me está molestado, no soporto que me rechace.

Le pegué en la mejilla con mi mano y seguidamente lo besé.

Lo contemplé por unos momentos y saqué del cajón de la mesita aquella caja que tenía el anillo que deseaba ponerle a mi Tony.

"Anthony E. Stark, ¿me haces el honor de ser mi esposo? " Tony mordió su labio inferior.