Capítulo 1

41 4 0
                                    

A pesar de que soy la muerte y tengo más de 1.000 años de vida, tengo la apariencia de un niño de 17, me convertí en la muerte cuando tenía esa edad. Ya no me acuerdo ni de porque me tocó a mí reinar sobre un mundo que no tiene sentido. Divisiones entre países, guerras, ambrunas,... todo esto es horrible, más horrible que yo y eso ya es decir. Pero miles de personas nacen al día y otras tantas mueren, es un poco extraño que mueras cuando tu madre te da a luz y nazcas con 90 y pico de años, los humanos esto no lo entenderían, me cuesta comprenderlo a mí y eso que soy bastante más mayor que ellos, debería estar acostumbrado pero no es así. Me acabé de poner la última zapatilla, bajé rápido por la escalera y me fui a la cocina, cogí una manzana y empecé a comerla mientras, cargado con la mochila, me dirigía a mi instituto. Un rey yendo al colegio, ¿acaso no es irónico? Aunque sea rey no siento como si fuera uno, tampoco tengo sirvientes ni un precioso castillo reinado por la oscuridad, todo eso son ideas que los humanos relacionan con la muerte. Como mucho tengo a Dead, un gato negro que es como una especie de espíritu guía para mi, aunque en verdad es como un amigo, ya que me ayudó al principio de mis tiempos como Señor de la Muerte, pero cuando le pillas el tranquillo no necesitas un guía, aún así el permanece conmigo, pero no os imaginéis a un típico gato, gordo y pequeño, no, no, no, eso es una cosa que los humanos relacionan a la realidad, como los gatos que ves con pequeños automáticamente todos los gatos lo son, pues no es así, él mide más o menos un poco más de alto que mi cintura y es invisible a los ojos de las personas, solo yo puedo oírle y verle.

Y hablando de Dead veo que aparece pasando por una calle, estaba mirando unos pescados que habían en un escaparate, intentaba cogerlos, pero pobre de él no se acostumbraba a caer en que ahí había un cristal, y encima no eran de verdad, eran imágenes de carteles que les rebajaban el precio. Cruzo la calle y, mirando a ambos lados, por suerte no había nadie en ese tramo de la acera en este preciso instante, me acerqué y pasé por el lado de Dead susurrándole:

-No son de verdad.

Después de esto se giró y decidió seguirme mientras me hablaba.

-Nunca llegaré a acostumbrarme a estos avances de la tecnología. En la Edad Media todo era mejor, podías robar sin dificultad alguna.

Quería responderle, pero no iba a hacerlo en medio de la calle donde poco a poco empezaban a pasar personas dispuestas a comenzar su jornada matutina, así que por este motivo me metí por un callejón no demasiado estrecho.

-Los tiempos cambian y yo debo cambiar con ellos.

-Tiene razón, señor.

-No me llames señor.

-¿Acaso no es usted el rey de este mundo?

-Sí que se me otorgó todo este planeta, pero no siento como si pudiera reinar sobre un lugar tan grande.

Dead me miraba extrañado, mejor dicho, sorprendido.

-Entonces, si su función es reinar y no lo está haciendo, ¿cuál es su verdadero trabajo como Señor de la Muerte?

-En teoría reinar sobre este mundo, pero como no quiero hacerlo, no tengo porque hacer nada. No puedo impedir que alguien viva, pero tampoco tengo que matar a nadie, pues ya están todos muertos.

-Pero, podría usted en cualquier momento reclamar su corona sobre este planeta, al fin y al cabo, puede usar el poder de las sombras.

-Sí, tienes razón. Pero como ya te he dicho antes... no quiero este mundo. Y por cierto Dead...

Gira la cabeza hacia arriba y me mira.

-Llámame Kyron.

Una muerte sin vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora