1
—¿No crees que es lindo?
Paso la página.
—No.
—Sus ojos son tan bonitos.
—He visto mejores.
—Y su sonrisa...
—Demasiado blanca.
—Pero Zoe, ¡Ni siquiera lo estás viendo!
Lanzo un gruñido a la vez que levanto la vista del libro que estoy leyendo. Espero que quien sea el chico que me amiga quiere mostrarme se parezca un poco a Percy Jackson, o de lo contrario haber interrumpido mi lectura habrá sido en vano.
Primero la miro a ella, y al ver que no presta atención a mi expresión de enojo, decido mirar en la dirección que señala. Hay un chico rubio en frente de la puerta del instituto. Sus ojos son azules y tiene el cabello ondulado. Está conversando con otro chico que parece ser su amigo, aunque este está de espaldas y no puedo ver su rostro. Observo al chico rubio una vez más, y lo examino de pies a cabeza.
Es lindo, pero...
No se parece a Percy.
—No es mi tipo —me limito a decir, y acto seguido vuelvo a tomar mi libro.
Estamos sentadas en el pasillo principal de la preparatoria. Yo tengo mi lectura matutina mientras que ella se dedica a ver pasar todos los chicos lindos que sus ojos puedan captar.
Phoebe, mi amiga, suelta un bufido y luego jadea.
—Has dicho lo mismo de los tres anteriores —se queja.
—No es mi culpa que ninguno sea lo que busco.
—Pero... —para de hablar un segundo y hace un puchero—. Si ninguno resulta ser tu tipo... ¿cómo conseguirás pareja para el baile? ¿De verdad no hay ningún chico que te guste?
Su pregunta hace que se me revuelva el estómago. No por el baile, sino por el repentino cambio de tema.
¿Qué si me gusta algún chico? Claro que me han gustado chicos. Demasiados, para ser sincera. Veamos... Peeta, Percy, Neville, Cuatro, Ezio, Thomas, y... Oh, ¿Cómo olvidar al Sr. Darcey? Todos ellos son hombres perfectos de los que me he enamorado con solo leer su nombre. Son valientes, listos, y extremadamente atractivos. ¿El problema? Ninguno de ellos es real.
Y supongo que si lo fueran... tampoco se fijarían en alguien como yo.
Querida vida: ¿Donde está el supuesto chico despistado que tira mis libros por accidente, me invita a un helado como disculpa y juntos vivimos una hermosa historia de amor?
Ah, cierto. Le sucedió lo mismo que a mi carta de Hogwarts: nunca llegó.
De reojo noto que Phoebe sigue esperando mi respuesta. No está en derecho de exigir una, pero cuando se trata de amor es mejor no dejarla hablando sola, así que suspiro de nuevo y chasqueo la lengua antes de responder.
—Faltan dos meses y medio para el baile —contesto, lo más cortante posible. Nunca me han gustado los bailes, y Phoebe lo sabe—. No veo porque tengo que apresurarme a buscar pareja. Además, nosotras estamos en penúltimo año. ¿No debe invitarnos un graduado?
Phoebe se toma unos segundos para pensar.
—Umh, eso es... cierto, pero, pensé que no sería mala idea ir apartando desde ahora —dice, con una leve sonrisa—.Piénsalo, ¡tal vez por fin encuentres a tu príncipe azul!
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Decisiones de una lectora compulsiva.
Teen FictionZoe tiene una obsesión por los libros que no tiene comparación. Lee tres libros a la semana, es la líder del club de lectura, recorta cupones para descuentos en la librería y daría todo por conseguir al menos un chico que se asemeje a sus amores lit...