Es un sábado sorprendente, porque toda la semana nubes oscuras han cubierto el cielo teñido de destellos plateados, blancos y ligeramente opacos que atenuaban los rugidos de los truenos y daban a entender la venida de una lluvia torrencial; sin embargo, hoy las cuantas nubes están calmas, el cielo está casi teñido de rosa palo debido al atardecer y todos tienen muy buen humor debido al repentino cambio de clima. Incluso Tyler, quien es el que anda con ataques de ansiedad y un mal humor preocupado durante los ensayos de los conciertos, parece genuinamente estar disfrutando de la conversación que sostienen sus dos reguladores de sonido, mientras hace dos o tres acotaciones a ciertas frecuencias que no le parecen, bromea, abre la botella de agua y bebe un poco del líquido frío que está reemplazando su desayuno.
Josh llega minutos después, siendo guiado por la voz y risa aguda de Tyler, sonidos que busca instintivamente al entrar en una habitación o un campo abierto. Josh usa un hoodie amarillo, porque aunque en los conciertos siempre tiene el cuerpo caliente por el calor del momento, ahora no están precisamente en el calor del momento ni en pleno verano. Es invierno, casi vísperas de Navidad, y Tyler no debería estar ahí sentado riendo con su preciosa sonrisa y sus ojos brillantes mientras usa una camiseta que deja todos sus brazos al descubierto. Josh quiere golpearlo y luego abrazarlo y besarlo.
Hace precisamente eso, cuando rodea el escenario, sube las escaleras y le da un zape de cuatro dedos a Tyler en la nuca. El chico se queja, listo para soltar alguna broma cómica que probablemente haga reír a Josh, cuando ve el vaso de café que Josh le está alcanzando con su mano izquierda, media sonrisa cariñosa en el proceso. Tyler va a desmayarse, porque no ha comido nada desde el viernes en la mañana. Quiere abalanzarse sobre Josh cuando ve la dona de chocolate que le está tendiendo también.
"Joshie, no tenías que traerme nada." Tyler siente esa conocida sensación cálida abrirse paso en él, algo que suena como cariño dentro de su cabeza y se siente como miel de maple caliente en su corazón. Tyler asegura que Josh le hace algo a su organismo siempre que lo mira o que le sonríe o tiene gestos lindos con él como traerle el desayuno, porque se siente repentinamente cálido, no sólo en las yemas de los dedos donde tocan el vaso de café, sino en básicamente todo su cuerpo; sabe, sin embargo, que la mirada enamorada que le está dando Josh tiene mucho que ver. Quizás es que se ha ruborizado.
"Me juego mi lugar en la banda a que no comes nada desde el jueves." Josh le quita importancia con un movimiento de mano, dándole una mordida a la dona antes de alcanzársela a Tyler, sentándose a su lado en el escenario vacío.
"Pues, Joshua Dun, temo decirte que estás fuera de la banda." expresa Tyler con pena hiperbólica. "Porque sí comí algo ayer."
"¿Qué fue?' Él alza una ceja, escéptico.
"Galletas. Y dos barras de cereal." confiesa Tyler, orgulloso, después que ha dado un sorbo al café y este se ha deslizado por todo su tórax, entibiando todo a su paso.
"Eso no es 'algo'. Eso no alcanza la categoría de 'algo'."
"No subestimes a mis galletas."
"Estás helado, Tyler." Josh vive preocupándose por Tyler ya que el chico tiene el menor sentido de autocuidado para consigo mismo. Oh, claro, pero cuando se trata de Josh, él es el primero en saltar a preguntar a todos qué sucedió, traer paquetes de galletas Oreo y empezar a cantar melodías bonitas.
"Caliéntame, Joshie."
Josh se ríe con la mirada al cielo, haciendo reír también a los técnicos de sonido. En un santiamén, ya está quitándose la chamarra y poniéndosela a Tyler sobre los hombros.
"No, no, no," reclama Tyler, con la boca llena de masa de dona a medio masticar. "no me vas a dar tu chamarra, no esta vez."
"Cállate un rato, vamos."