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Un mes atrás...

Me encontraba en mi casa durmiendo mientras un suave viento soplaba mi rostro, así que me levanté rápidamente y no pude ignorar la hora, eran las 8:00 de la mañana y ya estaba retrasado por lo que subí a mi auto. —¡Rayos!—, en el cual se encontraban las maletas, conduje 15 minutos y ya me encontraba con cuatro de mis mejores amigos en un restaurante llamado Caffetos, en donde nos atendieron dos mujeres, una joven y una grande, luego de desayunar estábamos listos para empezar un viaje que sin darme cuenta marcaría mi vida por completo.

Todos terminan de comer, listos para subirnos al auto.

Después de recorrer dos horas nos detenemos en una gasolinera para comprar unas bebidas y llenar el tanque, en eso se nos acerca un viejo alto de unos 70 años y nos pregunta.

— ¿Disculpen la pregunta, pero ustedes a donde se dirigen? —-

Rápido le contesto —pues creo que iremos a la montaña El incienso—

—Deberían tener cuidado roban mucho en ese lugar —advirtió el anciano.

—Tranquilo viejo— Jose le palmea el hombro.

Subimos al auto listos para irnos, le damos las gracias al anciano y seguimos con el viaje.

Después de 30 minutos recorridos, al fin llegamos a la montaña, claro, la entrada era gratis ya que nadie entraba ahí.

Después de llegar, tendimos las casas de acampar, antes de ir a dormir mi amigo Luis y mi primo Jose deciden ir a caminar.

Aclaración, todos fuimos a caminar...

Después de caminar al menos por media hora nos topamos con una cabaña abandonada, no podíamos pasar por un lado y fingir que no la vimos, entonces entramos a verla.

La puerta estaba cerrada, tuvimos que quebrar una de las ventanas pero el único que cabía era Andres uno de los más delgados y pequeño del grupo, lo metimos con cuidado y nos abrió la puerta desde el otro lado, al abrir la puerta nos damos cuenta que tenía un dildo en la mano.

Nos miramos y no pude evitar decirle —te estas metiendo eso—.

Se empieza a reír al igual que todos nosotros, —no pero han de haber tres chicas hermanas que se ponen a jugar con esta porqueria y un hermano que se jala el ganso— bromea.

Gabriel empieza a reír como enfermo mental, uno de nuestros amigos más especiales y «me refiero a idiota».

—Ya cara de culos, entremos— dice Jose.

Cuando al fin nos dirigimos adentro de la cabaña, encontramos dos cuartos, tres camas en uno de los cuartos y una más en otro, cuando nos dirigimos al comedor observamos otra puerta, de seguro era la puerta de atrás, al abrir la puerta observamos el gran bosque, en eso escuchamos unos gemidos que hizo que nos exaltaramos y nos aterrorizaramos.

Entonces nos dice Gabriel —perdón tengo dolor de garganta— todos lo volteamos a ver, nos había asustado.

—No jodas, casi nos da un fucking infarto— hablamos todos.

Decidimos no salir a recorrer el bosque y dormir en la cabaña, nos dijimos uno al otro que no había que perder tiempo,

—No hay que perder tiempo—

Puesto que ya era de noche y había que traer las casas de acampar.

—Hay que traer las casa de acampar— ordena Luis.

Después de traer las cosas decidimos quedarnos en un solo cuarto que tenia tres camas, Andrés con Gabriel y José conmigo, el único que dormiría solo sería Luis.

Luego de acostarnos le pregunto a Jose —¿no crees que los de la cabaña vuelvan? — tenía la impresión que vendrían y tendríamos un problema.

Pero Jose me tranquiliza —de haber regresado no crees que ya lo hubieran hecho—

— Cierto — le respondo viendo al techo, aunque me parecía extraño que este lugar estuviera muy equipado —¿pero y las cosas que tienen acá? — le vuelvo a preguntar.

Parpadea varias veces, cansado de mis preguntas —Si pero estan llenas de polvo y está todo viejo— se queja.

—Pues...entonces no hay de que preocuparse, buenas noches— digo metiendome en mis asuntos.

Al nomas apagar la luz se viene un tremendo olor que hizo que todos lloráramos, pareciera que fuera ajo o cebolla.

Todos preguntamos quien se lo había tirado.

Gabriel se queda callado por unos momentos y dice —perdón me comí un pan con frijol— yo ya sabía que era él, lo conozco a la perfección.

En eso Andres dice —que cerdo— todos empezamos a reír ante ese comentario.

—Duerman cerdos— ordena Luis, y todos nos echamos a dormir.

Al otro día estábamos todos listos para irnos, pero al darnos cuenta que uno de nosotros faltaba, nos asustamos por completo.

—Oigan ¿y Gabriel?— pregunta Andrés.

Jose nos dice —Tal vez solo salió a caminar y se perdió... ¿deberíamos de ir a buscarlo no creen? — rápido iniciamos la búsqueda, tratando de no separarnos, para no perdernos.

—No nos separemos para no perdernos— pide Luis.

Pero al pasar el tiempo ya estabamos en medio de ese gran bosque, sin salida.

Todos estabamos juntos, para no perdernos por separado ¡Pero ya estábamos perdidos! ¿Quién escribe la historia?

En fin.

Cuando al fin cae la noche, todos estábamos muy cansados, y no teníamos dónde dormir, puesto que los planes eran encontrar a Gabriel y regresar a la cabaña.

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—wow ¿Dónde estarán los demás? Solo entre al baño y desaparecieron— se dijo así mismo Gabriel —bueno tal vez vuelvan al rato... ¿mmm donde estarán? —.

imbécil.

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THE FOREST ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora