Narra Ellen
Era lunes y tocaba ir a la escuela, la verdad es que no me disgustaba del todo, veía a otras personas y a decir verdad me sentía mejor que en casa con la hueca de mi madre y el ocupado de mi padre.
Me levante a las 6 a.m. Como de costumbre, ya que entraba a las 7.
No soy muy tardada para vestirme porque no me maquillo.
Me di una ducha de algunos 10 minutos y al salir procure secarme el cabello muy bien, me dirigí al closet en donde se encontraba mi ropa y tome unos jeans rotos color negro junto con una blusa manga larga de un tono rosa muy bajito.
Por último tome mis converse negros de siempre, cepille mi cabello, puse un poco de crema en mi cara, mucho perfume y ya estaba lista.
Así de rápida y sencilla soy para vestirme.
Después de todo este rollo, salí de mi habitación con dirección a la cocina donde me esperaba mi nana Mills, la señora que hace los labores domésticos en casa.
Ella vive acá desde que tengo memoria, siempre ha sido muy buena conmigo, y si antes no la mencione es porque me faltaron muchas cosas por decir. Cosas que iré explicando.
Mills es una mujer alta, rubia, pelo blanco (por su vejez) y tiene unos hermosos ojos azul cielo.
Es de complexión gruesa, su nariz es pequeña y tiene 64 años.
Me parece una mujer muy bella e inteligente, además de que cocina súper bien y tiene un carácter magnífico. Si alguien conoce a esta familia, Rebeca Mills.
Como mencioné anteriormente ella me espera siempre con un licuado de una combinación extraña de muchas frutas, es un licuado con un sabor muy exótico.
Después de tomármelo me regreso al baño para lavarme los dientes y cepillarme el
cabello de nuevo, me devuelvo a mi habitación y tomo mi mochila.
Ya estaba más que lista y era hora de despedirme de la chica que parecía mi madre, La señorita Mills.
Pablo, el chofer, ya estaba fuera de casa esperándome para llevarme al colegio.
Salí de casa faltando 15 minutos para las 7, Pablo se dio cuenta y se apresuró más de lo normal ya que la escuela no estaba tan cerca.
Llegue justo a las 7 y por suerte la puerta aún estaba abierta, me dirigí a clase de matemáticas y me sorprendió mucho ver que la señora Miller no se encontraba allí, pues siempre llegaba muy temprano. Curiosa le pregunte a un compañero y este me contesto que estaba en proceso de jubilación, y que por lo tanto la clase del viernes quizás haya sido la última.
Admito que la noticia no me disgusto, la señora Miller era muy complicada.
No podías hacer preguntas sobre la clase porque ya te mandaba a la dirección con mil reportes de indisciplina y falta de atención. Es por eso que en matemáticas jamás me iba bien, realmente espero que mi nuevo profesor sea mejor.
Las horas transcurrieron muy rápidamente, en un abrir y cerrar de ojos yo ya estaba en el estacionamiento esperando a Pablo. Llego unos minutos después y nos fuimos a casa. Al llegar, un olor magnífico inundó mi nariz, y era la señora Mills que estaba cocinando lasaña.- Mmm, huele magnífico. - Dije saludando con un beso a Rebeca
- Te estoy preparando lasaña. - contestó sonriente
- ¡Qué genial!. - Dije saltando de alegría
- Ya sabes que me gusta consentirte.
- Lo sé y me encanta, en realidad eres más madre que mi madre. - Dije en un tono gracioso mientras mordía una manzana
- No digas eso, ella te quiere mucho.
- Ella es una hueca y lo sabes, el día que me demuestre que le importo aunque sea un poco dejaré de quejarme. Oye, y por cierto, ¿y mis padres?
- Ah si, se fueron a Alemania esta mañana a un viaje de negocios, llegan en una semana aproximadamente, bueno tu padre llega en una semana, tú madre se quedara a comprar no sé qué cosas.
- ¡Ves! Ni siquiera se despidieron
- Era muy temprano, no querían despertarte.
- Ya mejor di que no les importó.
- Tus padres pueden ser personas muy ocupadas, pero eso no quiere decir que no les importes. - Dijo Mills acariciando mi cabello.
- Ya no sé ni qué pensar, ni que hacer, ni nada.
- Lo que deberías hacer es lavarte las manos, porque esta lasaña ya está.
- Bien, ya vuelvo. - Dije asintiendo.Me dirigí al baño a lavarme las manos, luego regrese a la cocina y Mills me sirvió esa lasaña tan rica que había preparado.
Cuando mis padres no estaban, Mills, Pablo y yo comíamos todos juntos. Era muy divertido porque Pablo contaba muchas anécdotas muy graciosas, Mills y yo no parábamos de reír cuando él estaba allí.
Al terminar de comer, ayude a Mills a lavar los platos y le di el resto de la tarde a la lo para que fuera con su familia, se lo merecía.
Al terminar de lavar los platos junto con Rebeca, me fui a mi habitación pues tenía muchísima tarea, toda la tarde la pase adentro de mi cuarto resolviendo problemas de química, escribiendo ensayos y esas cosas.
Eran ya casi las 7 y aún tenía tarea por hacer, pero decidí tomar un descanso, pues la cabeza ya me estaba matando.Narra Rose
Eran las 7:00 pm hora de que papá llegara a casa después de un largo día de trabajo.
Carmina, la muchacha que nos ayuda en las labores domésticas toco la habitación de mis hermanos y la mía, nos avisó que papá y mamá estaban en la sala esperándonos para darnos una noticia.
Todos bajamos y el aire se sentía tenso, algo pasaba, algo no andaba bien.Papá pasó saliva por su garganta, yo miraba como se atragantaba mientras metía sus manos en los bolsillos del pantalón y el mirando hacia el cielo.
-Hijos, mujer, les tengo una noticia, no creo que le parezca una noticia amena como las que suelen escuchar, pero sin más preámbulos se los diré...... nos mudaremos a Londres. - Dijo papá muy serio y yo me congele por completo.
- ¡¿QUÉ?!. - Dijo mi hermana Myrna muy molesta.
- ¿PERO QUÉ ESTÁS DICIENDO PAPÁ?TODOS MIS AMIGOS ESTÁN AQUÍ.- Reclamo mi hermano Andrés en un tono muy fuerte.
Chloé y Taylor pensaron que era buena idea, para ellas no había nada que las detuviera ya que ellas eran una sola y no necesitaban de nadie más, a veces envidio eso de ellas...
Sebastián dijo que el apoyaba a papá y que nosotros deberíamos hacer lo mismo, que no teníamos que ser tan inmaduros..... Claro, como el es un hombre "Recto"
No le afectó en lo absoluto.
Emma y yo nos miramos una a la otra y dijimos que eso no podía ser posible, que ella y yo nos quedaríamos en Canadá.-¡AQUÍ NADIE SE QUEDARÁ! Todos somos una familia y todos nos mudaremos, es por el bien de todos.- Dijo mi padre en un tono molesto y con lagrimas en los ojos.
-SI ESTÁ ES TU DECISIÓN, ¿AL MENOS PUEDO SABER QUE DÍA HARÉ MIS MALETAS PARA LARGARNOS?.-
Dije yo con mucho odio y lagrimas rodando por mis mejillas.
-HIJA ODIO VERLOS ASÍ, QUISIERA QUE ESTO NO ESTUVIERA PASANDO PERO ES POR EL BIEN DE TODA NUESTRA FAMILIA, USTEDES SON MI VIDA.- dijo mi padre llorando y secando mis lagrimas.
-NO RESPONDISTE A MI PREGUNTA.-
Dije yo con mucho resentimiento.
-NOS MUDAMOS EL VIERNES POR LA NOCHE.- dijo mi padre muy decepcionado por nuestra actitud.
Él esperaba que lo comprendiéramos y nos diéramos cuenta de que todo lo hizo con amor y por nuestro bien.
Yo sé que él nos ama como a nada en el mundo, pero es ilógico que reaccionáramos bien, todo pasó tan rápido, ¿Cómo dejaremos todo lo que queremos de la noche a la mañana?Todos nos encontrábamos muy disgustados y mamá jamás mencionó una sola palabra, ella evidentemente sabía todo pero le dolía vernos en esa situación, sabía que nos dolía dejar todo lo que queríamos.
Aquí tienen el otro capítulo, espero les guste!
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