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Dedicado a darkexoside 🍈

Las mañanas frías de noviembre no tenían nada de especial, caían unos cuántos copos de nieve y otras veces la puerta principal se tapizaba de nieve. El frío siempre fue el mejor de amigo de Jongin, cuya sensación disfrutaba en la comodidad de su apartamento, solo y sin nadie que pudiese juzgar su desastre o la falta de color en sus paredes. Así era Kim Jongin, una persona que trabajaba desde casa y que salía sólo para sacar la basura y comprar comida, (y eso, a veces) para seguir sobreviviendo días enteros frente a su computadora y en sus días más alegres, viendo un capítulo tras otro de CSI.

Trabajaba muy fuerte, no crean que Jongin era de esos que no hacía nada por su vida; le encantaba desarrollar poderosos programas de antivirus para proteger las redes policíacas de la ciudad, había sido contratado por el estado, y aunque una o dos veces se presentaba en traje en la cede, la mayoría del tiempo era más productivo desde casa, porque confiaba en su sistema avanzado y altamente protegido.

En fin. Ese era Jongin, pero por alguna razón, su hermano mayor y su novio loco creían que necesitaba algo de compañía, algo de responsabilidad, algo diferente.

-Jongin, sólo será hasta que le consigamos un dueño. Por favor.

Jongin estaba completamente sorprendido por la capacidad que tenía Jongdae para envolverlo en cada cosa que se le ocurría, sorprendido por la idea que se hacía su hermano en la cabeza de que él siempre estaba dispuesto a ayudar, aunque fuera en contra de su voluntad. Pero era cierto, Jongdae tenía algo que hacía que todos terminaran haciendo lo que él decía, no sabía si era la sonrisa de gato, o la pericia que lo arrobaba de punta a punta, no lo sabía y no preguntaba porque para eso no había respuesta.

-No haré tal cosa -negó Jongin, cruzado de brazos y mirando a todos menos a la cosa que estaba al lado de Jongdae, tomado de su mano y mirando con absurda curiosidad y benevolencia a Jongin.

-Jongin, como te dijo Jongdae, sólo será hasta que le consigamos un dueño a Kyungsoo -añadió Joonmyun, quien se encontraba entretenido, jugando con las orejas del tal Kyungsoo-, que será pronto, pero mientras tanto, no puede quedarse en el refugio.

Kyungsoo.

¿Saben lo que era Kyungsoo?

Un jodido híbrido de gato. Eso era. Una cosa que se veía como un humano perfectamente, con cuerpo de humano y rostro de humano con la diferencia de dos orejitas peludas y una cola. Kyungsoo tenía las mejillas grandes y los ojos redondos y llenos de significancia, curiosidad y algo más. En sus veinticinco años de vida, Jongin no había visto un híbrido tan aniñado como él, y eso que había visto muchos debido a que Jongdae era el dueño de un refugio y pareja de un híbrido, o sea Joonmyun. Por años, Jongin se había mantenido renuente a la idea de tener una mascota como esa para que le hiciera compañía, lo negó muchas veces, nunca quiso adoptar a pesar de las sugerencias de Jongdae, porque él disfrutaba su soltería, y cuidar a un híbrido era una prueba de fuego que muy pocos lograban superar.

Él era considerado uno de esos pocos, era un desorganizado de primera, un híbrido a su cuidado probablemente moriría en la primera hora.

-Esto es mucha responsabilidad para mí, hyung -dijo Jongin al cabo de un rato, tensándose cuando Kyungsoo se acercó a él y empezó a olerlo-. Oh por Dios, ¿qué hace?

-Le agradas -dijeron Joonmyun y Jongdae al unísono, con una sonrisa nerviosa en sus respectivos labios.

-¿Cómo que le agrado? ¡Yo no lo agrado a nadie!

My Little Sweet Boy → KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora