My Little Sweet Boy → KaiSoo

t r e s

Jongin nunca había visto su alacena y refrigerador a tope, organizada y hasta bonita. Pero eso fue exactamente lo que pasó una vez el tornado llamado Kyungsoo arrasó en la cocina, un súper y exhaustivo surtimiento de alimentos en todo el lugar. Tampoco había visto a alguien a quien le gustara acomodar cosas cuando eran las siete de la noche, pero a Kyungsoo al parecer le fascinaba organizar papeles y ropa además de alacenas y refrigeradores; bien decían por ahí que los gatos eran sigilosos y cuidadosos porque lo hizo todo tan rápido y escurridizo que cuando Jongin se dio cuenta, la ropa de Kyungsoo estaba junto a la suya en el armario y ni se diga del cepillo de dientes, muy juntito al suyo.

De paso el cepillo dental de Kyungsoo era rosa, y el de Jongin azul. La imagen conmocionó a Jongin y ni siquiera supo por qué.

Después de una ardua labor de trabajo apenas por encima «Porque faltan muchas cosas que ya me encargaré mañana, Jonginnie amo-ssi». Kyungsoo le dijo a Jongin que podía tomar una ducha mientras él preparaba la cena. Jongin no halló forma de rechazar esa oferta y aunque sabía que Kyungsoo estaba cansado y que además estaba a punto de cocinar solo, él también se encontraba exhausto porque había sido un día de muchas emociones, todas provenientes de la misma persona.

Jongin se deshizo de su ropa en la habitación, la dejó en el cesto y caminó desnudo hasta el baño ubicado en su habitación, puso a llenar la tina mientras se miraba en el espejo y analizaba las cosas con más atención, todavía con la mirada perdida en los cepillos a juego que estaban en la tacita frente al espejo. Iba a tardar mucho para adaptarse a este nuevo ambiente, rodeado de una persona que no dejaba de cantar y saltar cual Giselle, que había cantando canción tras canción sin detenerse como si fuese un reproductor musical y que mientras hacía sus cosas, se movía al ritmo de sus propias tonadas.

¡Hasta estaba esperando el momento en que entraran los animalitos a ayudarlo a limpiar la casa, con musica saliendo de ningún lado!

Kyungsoo era alguien sin igual, sin lugar a dudas. No era igual a Joonmyun quien era un híbrido de conejo muy serio, el que portaba la seriedad en su relación junto a Jongdae su amo, tampoco era como Chanyeol, nada se comparaba a la alegría con la que Kyungsoo hacía cada cosa, con la entrega, la dedicación y la perenne sonrisa que nunca moría en sus labios. Jongin sabía que esto era solo el principio de muchas cosas porque apenas era el primer día junto a él.

Y vendrán cosas peores, dice la biblia.

Cuando la tina se hubo llena hasta donde le gustaba a Jongin, echó una pierna y luego la otra para poder por fin relajarse, por una parte Kyungsoo había sido considerado con él porque le dijo que se tomara su tiempo porque él iba a hacer lo mismo con la preparación de la comida; así que le hizo caso, se dejó hundir en el agua y cerró los ojos tratando de idear un plan en el que Kyungsoo no afectara tanto su rígido y gris estilo de vida. Ese que tanto le gustaba y al que estaba fielmente apegado. No quería ser odioso, pero no podía dejar de sentir aquello como una invasión, como si alguien le había impuesto algo y él no terminaba de tomarle el hilo. Por los vientos que sonaban, y las personalidades disonantes, Jongin no creía acostumbrarse jamás a Kyungsoo.

-¡Jonginnie!

Jongin abrió los ojos y saltó en el agua cuando se encontró a Kyungsoo frente a él, con un envase en la mano y sonriendo, como si no estuviese ahí mientras él estaba completamente desnudo. Como diosito en los cielos, Rey de la tierra lo había traído al mundo. Jongin estaba en shock.

-¡Y-yah... Kyungsoo! -protestó Jongin, tapando con pudor sus partes nobles-. No d-deberías estar aquí.

Kyungsoo se encogió de hombros con gracia ante ese tono tan nervioso de Jongin y haciendo caso omiso, se acercó más a la tina y vertió un poco del líquido que había en el frasco sostenido en sus manos, que ahora que Jongin miraba bien, era de color lila.