Capitulo 32

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Un hombre debe ser muy cuidadoso con la relación que lleva con los 'suegros', no importa si la mujer en cuestión tiene quince, veinte, treinta o la edad que sea, el que te vean salir, no, corrección; el que te vean escabullirte de su habitación no es para nada grato para la madre y mucho menos para el padre de la dama.
Sinceramente, yo al mataría a golpes al imbécil que se le ocurriese entrar a la habitación de mi hija, afortunadamente no tengo hijas... Aún.

- ¿No piensan voltear? - era un tono amenazador, lógicamente estaba molesto.
-A decir verdad señor, me muero de vergüenza como para hacerlo. - Maddie reprimió una carcajada y en cambio ella si se giró.
-Ah... - dijo en un tono con sarcasmo - ¿Y no te dio vergüenza entrar a la habitación de mi hija y planear largarte sin siquiera saludar a tu suegro? - me fue imposible no reír al girarme y ver el rostro de Maddie. Estaba roja y con una cara de impacto, inigualable. Como desearía haber tenido una cámara en ese momento.
-Me disculpo por ambas cosas. - dije ya menos nervioso acercándome a él para estrechar su mano.
-Ashton- me saludo alegremente, pero después comenzó a apretar mi mano con fuerza -Tu y yo tenemos que hablar sobre eso... - susurro frunciendo el ceño. Si era obvio que no iba a pasar desapercibida esa situación.
-Si está bien- pues sí, ya que demonios podía hacer, nada.
-Madison estaremos en la sala- seguía sorprendida, que digo sorprendida... Espantada. Solo asintió con la cabeza y la fuimos dejando atrás mientras me dirigía a la sala, para una conversación nada grata. Aun que debo aceptar que fue mucho mejor que nos viera él y no Ryan.
Entré tras Benjamin a la sala, se sentó en uno de los sofás individuales y me indicó con la mano que yo también me sentara.
-Gracias.
-Bien- dijo después de un par de minutos. -Me alegra verte de nuevo, sabes que te aprecio mucho muchacho, pero... - el maldito 'Pero' - Supongo que recuerdas mis palabras de hace unos cuantos años atrás... - se inclino hacia adelante recargando sus codos en sus rodillas. El padre de Maddie era de por si un hombre intimidante, alto, mirada dura, un espeso bigote y si, no puedo negar que si llegaba a darme un poco de miedo el hacerlo enojar.
-Claro que las recuerdo señor...
-Entonces la pregunta seria ¿Porque demonios estabas en la habitación de mi niña? - por mi mente vagaron bastantes estupideces, como la de responderle 'De niña no tiene nada desde ya hace tiempo'
-Se que nada de lo que diga lo justificara, yo he respetado mucho a su hija, lo hago y lo seguiré haciendo, teníamos que hablar muy seriamente y como usted sabe Ryan no me puede ver ni en pintura, así que no queríamos que nos interrumpieran nuestras diferencias...
- ¿Debo creer eso? - rio macabramente.
-Absolutamente, pero eso es decisión suya- mentí y el afino la mirada con recelo, no me creía nada evidentemente.
-No cr...
- ¿Qué sigue haciendo este imbécil aquí? - entró Ryan a la sala seguido por su madre.
-Ryan, no me interesa la edad que tengas, sigue hablando así delante de tu madre y te lavare esa boca con jabón- lo reprendió ella misma.
-Está bien, puede que te crea un poco- me dijo Benjamin, un levemente convencido, gracias a Ryan quien sin saberlo me había salvado el pellejo.
- ¿Le crees? - pregunto Ryan mientras era empujado por su madre hacia afuera de la sala.
-No te metas donde no te llaman- lo volvió a regañar su madre -Anda, ve y termina de bajar las cosas- Salió no sin antes acecinarme con la mirada.
-Y debió verlo cuando llegué, casi me amputa un pie... - rió y negó con la cabeza.
-Solo hace lo que tiene que hacer, cuidar a su hermana.
-Pero él sabe que yo jamás la lastimaría, no sé porque insiste en alejarme de ella...
-Celos de familia, créeme si mí mujer no me hubiera controlado y obligado a escucharte, jamás hubieras podido entablar una conversación con ella. - reí.
-Entonces parece que tuve suerte- baje la mirada, recordando la primera vez que hable con él, casi me fracturo la mano al 'saludarme'
-No, no fue suerte, eres un buen muchacho... Sabes, hace días estuvo llorando, bueno en realidad desde hace cuatro o tres días hasta ayer en la noche a diferencia de cuando salía contigo, solo una vez la vi llorar y fue cuando le avise que teníamos que irnos.
-Sí, me informo Ryan- suspiré -Preferí darle tiempo a que se tranquilizara, antes de venir a visitarla.
-Bien, ¿Entonces en qué términos están? - subió una ceja
-Pues parece que volví a empezar señor... Tendré que volver a ganarme su cariño, así que digamos que soy su 'pretendiente', si es que usted y ella me lo permiten.
-Pues...- dijo finalmente después de varios minutos en un incomodo silencio, o al menos para mí, probablemente solo me hacia sufrir. -Las cláusulas, condiciones, obligaciones y advertencias son las mismas- levanto sus manos y las dejo caer en sus piernas para después ponerse de pie -Así que tienes mi autorización... Solo consigue la de ella... Y la de Ryan.
-Vaya, esa última será difícil -ambos reímos y al igual me puse de pie tendiendo mi mano hacia él para despedirme.
-Ah, lo olvidaba- apretó mi mano con más fuerza -No quiero volverte a ver dentro de su habitación, a menos que tenga un anillo en su dedo y ya haya pasado por el altar. ¿Quedo claro?
-M-Mucho más que claro. - me soltó. -Con permiso.
Me dirige hacia la salida pero recordé algo, así que regrese.
-Disculpe ahora olvidaba yo algo...
-Dime.
-Dirá que soy un entrometido, pero realmente me sorprendió que su relación con Maddie ha cambiado mucho.
-Sí, eres un entrometido. - Confirmo -Pero tienes razón, no he podido relacionarme con ella de la misma manera desde su accidente... Ha sido muy duro. Jamás estuve de acuerdo con que se le ocultara la verdad. - bajo la mirada.
-Si ha sido muy duro, para todos, y es más que lógico que para ella fue el doble o el triple de difícil... Y mucho más aun sin las muestras de cariño de su padre.
-No...
-No me entrometo más- le sonreí antes de que me callara por impertinente -Solo le digo que su niña, lo necesita. Ella quiere escuchar más de cuatro palabras al día de parte suya. - baje la cabeza despidiéndome una vez más, antes de salir de la casa.

Remember MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora