Mi MATE es MI HERMANA

2,5.

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¡Dos meses después!

Pov Brad.

-Ngh... A-ahh.- Gemía cada vez más alto. El dolor cada vez era más intenso, si trataba de moverme. El dolor se multiplicaba por diez en cada vez mayor. Escuche una puerta siendo abierta y no me quedo más remedio que quedarme quieto. Escuche una silla arrastrase y alguien exhalando aire profundamente. Ese olor... Me llegaba muy cerca, alguien tomo mi mano derecha entrelazando nuestros dedos, sus manos eran pequeñas y estaban calientes. Su tacto me tranquilizaba y me hacía sentir bien.

-C-cuando s-será q-que d-despertaras mi am-amor.- Dijo alguien hipeando. Su voz era frágil, dulce y en un tono muy bajo.-Brad. ¡No me dejes por favor!-Su voz se escuchaba rota, pero seguía teniendo una fuerza y tonalidad alta.-Am-amor, p-por fav-favor. A-abre tu-tus her-hermosos oj-ojos.- Su voz sonaba tan desesperada, que me obligue a mí mismo a mirar esos hermosos ojos azules que me trajeron recuerdos, pero sobre todo que me trajeron vida. Los, parpadas me pesaban pero poco a poco, los abrí, lo primero que vi, fueron sus cabello esparcidos por mi pecho desnudo, pero cubierto por una venda que me tapaba todo el tórax y abdomen. Una de sus piernas por encima de mi cadera y nuestras manos entrelazadas en sus labios. Su respiración era tranquila pero de una forma amortiguada y tranquila. Era algo realmente bello.

-¿Ana?-Le llame de una forma suave y tranquila, ella se removió un poco, y su rostro quedo a mi vista, sus pómulos estaban rojos y sus labios resecos, sus mechones de cabellos castaños pegados a su frente. Con dificultad me moví y le deje un beso en la frente, ella gruño en protesta, por lo que solté una risita.

-¡Que hijo de puta!-Susurro por lo bajo. Haciendo con sus labios una muy adorable mueca. Reí suavemente, cuando ella se levantó de mi pecho, yo solo la miraba en total silencio, admirando cada parte de su cuerpo. Ella abrió los ojos y se estiro, con su puño derecho se sobo los ojos y después miro en todas las direcciones de la recamara, me miro unos microsegundos y miro la puerta, después volteo rápidamente a mirarme a mí. Sus ojos se abrieron grandes y se inundaron en lágrimas. -¿Es que acaso me morí?- Pregunto con su vocecita. Sonreí y la tire a mi cuerpo. Chille en voz baja por el dolor que me causo en las costillas.

-Mi pequeña rata.-La salude con un beso en sus mejillas sonrojadas. Ella se aferró mucho más a mi cuerpo, clavando sus largas uñas en mis costados.-Ahh.-Chille de dolor, ella se zafo rápidamente y me miro, sus ojos oscuros me recibieron, tenían un brillo diferente-¿Qué te pasa mi rata?-Le pregunte con ese mote que ella misma se puso. Ana ama las ratas y literal las ama.

-E-estoy e-en mi c-c-celo.- Tartamudeo. Uní las palabras en una sola frase coherente.

Estoy-en-mi-celo.

Mis ojos se abrieron grandes y la mire asustada. La abrace y poco me importo el dolor de mi cuerpo, ella comenzó a olfatearme y lamerme el cuello, causándome cosquillas por lo que me era inevitable no reírme. Sentí sus secos labios rodar por mi cuello hasta mis clavículas. Sabía que Ana tenía ciertos fetiches con esta zona. La tome por la cintura y la bese en los labios, en todo el tiempo que llevábamos en nuestra relación con Ana eran muy pocas las veces que nos besábamos en los labios. Pero esta vez era diferente, su lengua me pidió permiso para entrar, pero no se lo cedi, por lo que ella se separó confundida ladeando la sonrisa, en un adorable puchero. Frunció el ceño y me miro ceñuda.

-Hay algo que debo decirte.-Dijo mirándome a los ojos, donde en los suyos vi reflejos de temor. De la lujuria pasaron al miedo, un color aún más oscuro. La mire y por inercia sonreí.

-Te escucho ratita...

-Soy bruja.-Vale, sus palabras me dejaron mudo, no solo por el hecho de que me cortara.- Hace setenta y siete años, hubo una gran guerra entre los (a) y hechiceros, en una de esas batallas un hechicero cuyo nombre ya olvido, me hechizo y me dejo encerrada en el cuerpo de mi hermana que ya está muerta, hace doscientos años. Brad, no soy esta niña de doce años que ves, tengo una reliquia de años y mi cuerpo se esconde en...-No la deje terminar cuando me levante y Salí por la primera puerta que vi. Parecía un valle, casas de paja, madera y chozas eran todo lo que se podían diferenciar, todos con vestidos negros y rojos, caminaban de aquí para allá.

-Pensé que tenían escobas que volaban y todo eso.-Susurre, mirando todo a mí alrededor hasta que una mano se posó en mi hombro, voltee y me encontré con una dulce niña de ojos inocentes. En ellos no había ningún rastro de maldad en ellos, aunque eran oscuros y grandes.

-¿Necesitas algo, pequeña?-Le pregunte mientras me ponía a su altura y le sonreía dulcemente. Ella solo me miro con ojos brillosos y se lanzó a mi cuello donde lo mordió.

-¡Ahhhhhhhhhh!-Grite muy alto. El dolor era inmenso me sentía sin fuerzas. Hasta que llego mi héroe, quien la aparto de mí, yo conocía esa caballera. La tomo con brusquedad del brazo, la tomo de la mano.-La lastimas.-Le dije. Ella solo me miro incrédula, pero la soltó dejándola caer al suelo con fuerza. Aun tomados de la mano entramos a su casa que en comparación a las demás, era la más moderna. Dos pisos y de pura madera, pero madera fina y reluciente que le daba un toque clásico pero hermoso.

-¿Estas bien?-Pregunto pasándome una tacita de cerámica con lo que parecía ser un te -¿Puedo seguir?-Asentí. Ella suspiro y miro hacia la chimenea, la candela se veía prendida y hermosa, dándole un toque romántico a todo nuestro alrededor. Todo era cuadros y más cuadros, pinturas de lo que parecía ser la edad medieval o de siglos muy antiguos. El silencio era incómodo y era la primera vez que me sentía así con ella. La mire y ella solo miraba un cuadro en específico parecían ser el cuadro familiar, todos estaban muy serios y parecían tristes. Le tome las manos y cuando me miro le sonreí.

-No hui por nada que no fuera curiosidad.- Le dije con una sonrisa tranquila.-Me tranquiliza saber que no soy un pedófilo. Pero la curiosidad me mata, quiero saber el resto de la his...

-Rachel es la única que me puede devolver a mi cuerpo.-Me corto. Sus palabras hicieron ecos en mi sistema nervioso que se conectó con mi cerebro uniendo la información -¿Sabes que Rachel, es vampiresa, verdad?-Me pregunto a lo que yo asentí. Todos sabíamos que Ral humana no era, ni tampoco una mujer lobo. La única que no sabía su rareza era ella misma- Ah Rachel la alimentaron durante diez años de una flor llamada Laqcuithtesr. Esa flor le otorgó el poder de todas las especies, Rachel esta sobre encima de nosotros de muchas formas, igual a su respaldo tiene, sirenas, vampiros, licántropos, brujas, hechiceros, banshees y muchas especies más. Ella puede hacer un hechizo irrevertible que me devuelva a mi cuerpo de donde era joven...

-¿Morirás?-La corte. Ella me miro sin entender.-Después de estar en tu cuerpo. ¿Cuánto te queda de vida?-Ella me miro con ternura y me tomo de las manos dándole un fuerte apretón. Sonrió casi nulamente y se lamio los dedos.

-Después de que mi macho me reclame.-Susurro con una voz ronca y grave al mismo tiempo.-Moriré cuando él lo haga.- Susurro sobre mis labios y me beso.

-¿Cuándo yo muera tu ahh...-Un gemido se me escapo entre las palabras, cuando Ana, me mordió en la clavícula. Ella asintió ante mis palabras aun no terminadas, paro un momento y me miro.

-Mi cuerpo se esconde en tu casa.- Dijo. Yo la mire con cara de WTF. Ella ladeo la sonrisa y me miro con dulzura.-Esa casa era de mis padres, después del hechizo y la muerte de mi hermana, me fui con la comunidad de los brujos y deje la casa desocupada, hasta que tu madre llego y la arreglo, creando un ambiente familiar. Mi cuerpo aún debe seguir ahí.-Dijo con una sonrisa nostálgica.

-¿Y si no lo está?-Pregunte por curiosidad. Ella me miro rápidamente y negó frenéticamente con la cabeza.

-Debe de estas ¡Ahí!-Dijo en un fuerte tono de voz.-Si no, mi vida se acaba ahí en ese momento.- Dijo con una cara deformada en el terror.