Una semana más tarde.
Esta semana había sido muy estresante. Me he dedicado a firmar papeles de la mudanza y a colocar todas mis cosas en el apartamento. Scarlett ha estado ayudándome bastante y ha sido la única que ha conseguido divertirme un poco.
De Aaron no he sabido nada más, después de lo sucedido en el camerino no he querido preguntarle nada a mi amiga.
Sabía que si me implicaba demasiado en el tema iba a terminar muy mal. Estaba claro que el no era una persona amable o simpática y la verdad pasaba de tener gente así en mi vida.
-¡Madi!-me llamó Scarlett.-Este sábado celebro mi cumpleaños en mi apartamento, vete eligiendo vestido porque estas invitada nena.
-Claro-sonreí-¿Alguna temática en especial?
-Tu solo ponte sexy, esa noche es tu noche.-me guiñó un ojo antes de salir por la puerta.
Genial, ahora tendría que ir al centro comercial a comprar un vestido.
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Después de andar dos horas buscando el vestido perfecto entre a la última tienda y lo vi.Era un vestido precioso simple pero a la vez no.
Le pedí a la dependienta que me sacase mi talla para poder probármelo y cuando salí a verme al espejo me encontré con quien menos pensaba que me iba a encontrar.
Ahí estaba Aaron hablando con una de las dependientas, la chica no paraba de sonreírle y él simplemente pasaba de ella. En cuanto me vio vino hacia mí.
-Por fin me la quito de encima-me miró de arriba a bajo descaradamente-guau niña que pronto maduras.-me guiñó el ojo.
-Ya bueno, sé que me queda bien pero es imposible comprármelo es demasiado caro.-dije desinteresada.
El me miró y me empujó al probador.
-Venga quítatelo yo me encargo del resto.-Le mire extrañada pero le hice caso.
Cuando salí del probador la dependienta que me había sacado el vestido me dio una caja.
-El chico que estaba aquí ha pagado el vestido.
Agarré el paquete extrañada y salí de la tienda en busca de Aaron, pero, al parecer había desaparecido.
Llamé a Scarlett para preguntarle si había invitado a Aaron y en efecto lo había hecho.
Supongo que le daré las gracias el día del cumpleaños.
Pero seguía sin entender porque ese chico había decidido comprarme el vestido. Me iba a volver loca. A veces era un borde conmigo y otras en cambio me compraba un vestido.
¿Quién lo entiende? Porque yo no.