El inicio de algo nuevo

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No podía dejar de pensar en lo ocurrido.

¿Había hecho lo correcto? me preguntaba una y otra vez, mientras contemplaba el techo de mi cuarto. La sonrisa de César al despedirse de mi en la puerta de mi casa reboloteaba en mi cabeza. Él estaba tan feliz... ¿y yo? No sabía qué sentía. Por un lado, estaba de verdad confundida, pero ya había dicho que sí, y no había marcha atrás.

Esto es lo correcto, me dije interiormente, tu querías olvidar a Julián, bno, he aquí la oportunidad.

Ahora definitivamente estaba en el pasado. Y además... ¿no quería yo concentrarme en mi presente?

Complicada, susurré, mientras fruncia el ceño. ¡Esto es todo lo que quería!... ¿cierto? Agarré mi almohada y con un grito contenido la lanzé por los aires, fue a dar contra mi mueble. Ya estaba todo hecho, ahora era la novia de César, Julián ya no importaba, me iba a concentrar en el presente. De una patada retiré las sábanas y me senté en la cama.

 Me incorporé y me puse mis pantuflas.

Y además ¿por qué tendría que seguir importándome Julián?, me dije, mientras me sepillaba los dientes, él había dejado bien en claro quién le gustaba... ¿no? Entonces ¿para qué insistir? No valía la pena.

Mi reflejo hizo una mueca de dolor cuando me sepillé demasiado fuerte. Me enjuagué y me sequé la boca.

No, ya no valía la pena.

  Una vez cambiada y lista, salí de mi casa hacia la escuela. Aún con miles de pensamientos en mi cabeza.

Y todabía tenía otro tema pendiente... Alejandra. Después de todo, ya hacía bastante que no le hablaba... y ceo que en parte ya se había ido mi enojo con ella; aunque todabía estaba resentida, después de todo fue ella quien arruinó nuestra amistad. Su culpa... pero si me había puesto de novia con César era porque ya no me gustaba Julián... entonces, creo que podría hacer las pases con ella... todabía no lo había decidido.

   Tardé unos pocos minutos en llegar al colegio. Entré y me dirigí a mi primera clase.

Allí pasé una hora y media, sentada, prestando más atención a mis pensamientos que a la explicación de Matemática que daba el profesor.

- Mari... ¿estás bien?- me preguntó Lucía, mientras me alcanzaba en el pasillo, cuando ya había tocado el timbre.

- Sí- contesté, un poco confusa- ¿por qué no tendría que estarlo?

Titubeó un segundo, y me miró como comprobando mi reacción... ¿qué le pasa?, me pregunté. Abrió la boca para decir algo, pero su voz quedó interrumpida por Carina.

- ¿Y bien?- preguntó, con una gran sonrisa y cara de curiosidad.

- ¿Bien qué?- repuse.

- ¿No le preguntaste?- miró a Lucía, que negó con la cabeza.

- En eso estaba, cuando tu llegaste y...

Carina ignoró la explicación y me tomó del brazo. Era muy extraño... hacia un montón que no tenía una conversación larga con ella, y de repente allí estaba, arrastréndome hacia un grupo de chicas reunidas. No es que ya no me hablaba, solo que desde que tuve la pelea con Alejandra, hablábamos menos.

Todas se giraron en cuanto me vieron y me observaron soltando risitas.

- ¿Qué haces?- le susurré a Carina.

Cuando por fin me soltó, se unió al grupo que me observaba con vivo interés.

- Mmm... ¿Lu?- murmuré, girándome hacia mi amiga, que estaba detrás mío y nos había seguido- ¿qué les pasa?

Y por segunda vez, su voz quedó ahogada por Carina.

- ¡No te hagas, María!- me giré hacia ella y la contemplé, aún más confusa.

- ¿Perdón?- pregunté, aunque una sospecha iba creciendo en mí...

Todas empezaron a reír tontamente de nuevo y murmuraban entre sí.

- Queremos que nos cuentes...- comenzó Carina, pero se vió interrumpida por un alegre "¡hola!"

Me giré y me topé con César. Una gran sonrisa adornaba su rostro y me contemplaba radiante. Sonreí también, pero mirando de reojo al grupo reunido a mis espaladas, que reían más que antes y nos miraban muy curiosas. Mejor hablar con él lejos.

- Hola- respondí, mientras lo tomaba de la mano y lo sacaba de ahí. Todavía estaba confusa. Se acercó a mi y me besó la mejilla.

- ¿Qué tal estas?

- Todo bien... ¿y tu?

- Too bien- respondió riendo.

- ¡Ey, Mari!

Genial, murmuré. Carina se acercaba, y con ella Lucía.

- ¿Podemos hablar un segundo?- la contemplé con sorpresa. ¿Qué era lo que tanto quería saber? me pregunté, mientras miraba de reojo a César. Aunque creía conocer la respuesta...

- Ahora no, Carina. Tienes todo el día...- repuso Lucía.

- Exacto- puntualisé- después. Y con eso me giré y seguí hablando con César.

  Durante el resto de las clases Carina estuvo pendiente de mi. Y no era la única, otras chicas también me miraban de reojo sin siquiera  disimular. Y la duda fue creciendo en mí, y de apoco dió lugar a la certeza... ¿tan rápido había corrido la noticia? Cuando ya me harté de las miradas curiosas, me dedciqué a ignorarlas y prestar atención en la clase. Prácticamente, una tarea imposible.

Cuando el profesor por fin aceptó que la atención estaba en otro lado y dejó de intentar explicarnos por décima vez un problema de física muy difícil, sonó el timbre de la salida. Así que tomé mi mochila, me la coloqué en el hombro y me dispuse a salir; caminando más rápido de lo normal, no quería que Carina siguiera con lo mismo.

  Llegué a mi casa, corrí hacia mi cuarto y me dejé caer en mi cama. Mientras contemplaba el techo, con mi mente en otro lado, me pregunté ¿por qué evadía el tema? Sabía que no podía huir por siempre de las preguntas... ¿y por qué huir? Después de todo, había sido elección mía estar con César... ¿por qué me sentía así entonces?

    Al siguiente día me desperté como siempre; y tras desayunar y vestirme con mi equipo de gimnasia, tomé mis cosas y salí de casa; con la certeza que enfrentaría las cosas.

Por el camino me encontré con Lucía, y nos fuimos juntas hacia la escuela. Estaba segura que me preguntaría acerca de César, aunque ella no era tan insistidora como Carina, y así se lo dije.

- No quiero que repitas la historia dos veces, después de todo, si me contaras ahora tendrías que volver a repetirlo después- rió.

- Creo que tienes razón- reí también. Estaba segura que tendría que volver a repetirlo para contárselo a Carina.

En vez de entrar por la puerta del colegio, lo rodeamos y nos dirigimos al patio trasero, donde algunos de nuestros compañeros esperaban a laprofesora ya cambiados.

Apenas salimos tras la esquina  Carina corría hacia nosotras. Cuando llegó a nuestro lado reí y una pequeña sonrisa se quedó en mis labios.

- ¿Tan impaciente estás?

- ¡Cuenta, cuanta!- se limitó a decir. Así, las tres caminamos hacia los vestuarios y nos sentamos en uno de los bancos.

- ¿Qué quieres que te cuente?- si al parecer ya sabía bastante...

- Todo.

Suspiré y comencé a contarles, empezando por  lo que ambas ya sabían y por donde había empezado todo: mi pelea con Alejandra; seguí con cómo me había consolado, y cómo había seguido desde ahí mi relación con él.

- Y eso es todo...- murmuré, colocandome frente a ellas.

- Woo...- comenzó a decir Carina, cuando unos pasos se escucharon y Alejandra entró en el vestuario. Se quedó plantada ahí donde terminaban los escalones, como congelada.- ...oow

ESPERO QUE LES GUSTE (: Y ESTÁ POR EMPEZAR A REVELARSE CIERTAS COSAS ;)

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