¿Amor?

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Para Yuki era la primera vez que recibía un cliente tan... "raro" y es que el rubio no paraba de hacerle cumplidos. Le decía que su cabello era hermoso, que sus ojos eran impresionantes, en fin, varias cosas que jamás le habían dicho. 

Primero bebieron un poco de té, era normal beber té con los clientes, hablaban de cualquier cosa e incluso el rubio le hablaba de como tenía su propia tienda de ropa, además otras en todo el imperio. Eso era impresionante, sumándole al hecho que él mismo preparaba ropa para el príncipe y que este ultimo era gran amigo suyo, sencillamente ese chico era un estuche de monerias. 


- Creo que ya hemos hablado suficiente, Yukicchi - sonrió el rubio 

- ¿Yukicchi? Lo siento señor pero es mejor que evite usar mi nombre - comentó - después de todo esto es cosa de una noche 

- Mm... tal vez si fueras otra persona si pensaría eso, pero me temo que este no es el caso y no pienso dejar esto como algo casual 


Sin más el rubio se acerco para comenzar a besarla, los labios de ambos se acomodaban tan perfectamente que era imposible parar, el aire se acababa por lo que se separaban para respirar y nuevamente volver a los besos. Las caricias tampoco faltaban, el beso era tan exquisito que las manos no podían estar quietas, subían y bajaban por los cuerpos pero no de una manera lujuriosa, era más como una muestra de cariño. 

Para Yuki era algo completamente nuevo, nadie nunca, en toda su vida, la había tratado así. Sentía que para el rubio, ella era frágil como porcelana y por eso la trataba tan bien ¿trataría así a cualquiera? ¿Trata de la misma manera a otras prostitutas? si la respuesta era sí, no quería saberlo porque quería que esa noche fuera como un dulce sueño, ser amada aunque al siguiente día la olvidara, tal vez eso estaría bien ¿no? después de todo no lo volvería a ver. 

Ryota poco a poco la acostaba en el tatami, ciertamente estaba disfrutando de ese fogoso beso pero, las manos inexpertas de la chica lo habían excitado a tal grado que deseaba tomarla en ese mismo momento. Frecuentaba ese distrito con su amigo, sin embargo ellos jamás habían besado a alguien, porque un beso significaba algo más y ellos no querían regalarle un beso a cualquiera. Habían prometido que solo con alguien especial se besarían y ahí estaba el rubio, besando a esa chica que desde el primer momento en que la vio, se le hizo sumamente especial. 

Por su parte, Kazumi estaba algo incomoda y es que su cliente no hacía nada, ni siquiera la miraba y eso ya la hacía sentir mal. Se había prometido que jamás se sentiría ofendida por las palabras de cualquier hombre que llegara, porque esos hombres no eran nada en su vida, nada más que personas que pagaban por sus servicios. Pero ahí estaba ella con la mirada gacha jugando con la tela de su kimono, sabía que sus ojos a veces daban miedo pero ella no tenía la culpa de tenerlos así. 

En ese momento recordó a su madre y hermano, ambos le decían constantemente lo hermosa que era y que no se dejara influenciar por los demás porque ella era especial. ¿Cuántos años tendría su hermano en ese momento? ella tenía 17, entonces él probablemente tendría 15, le deseaba lo mejor a él y que fuera feliz, no como su hermana que estaba a punto de dejar salir las lágrimas que todos los días se guardaba por  temor a un regaño. 

El peli-verde sin quererlo realmente, se acerco para abrazarla, la había observado y ella ni cuenta se había dado. Sabía que la chica estaba sufriendo y que posiblemente él tenía la culpa por sus absurdos comentarios pero, era inevitable, después de todo él es así y siempre ha sido así, en su familia era necesario tener ese carácter para no dejarse caer. 

Pero ahí estaba Shintaro, abrazando a una cortesana, arrepintiéndose de sus propias palabras porque la chica era hermosa, demasiado como para estar en ese lugar. Levanto su cara para ver un par de lagrimas descender por sus mejillas, su cabello cayendo a ambos lados de su cara y sus ojos, grandes ojos azules. Tanta hermosura en una sola persona jamás había sido vista y el que diga lo contrario, es un iluso que no sabe lo que dice. 

La peli-negra solo pudo ver como aquel hombre se acercaba depositando un suave beso en sus labios, era tan dulce, tan discreto que daban ganas de llorar por lo maravilloso que se sentía. Se quedaron largo rato en esa posición, tampoco es que se quisieran separar para hacer otra cosa, la verdad es que el peli-verde no estaba acostumbrado a esos lugares. 


- Lo siento no estoy acostumbrado a estos lugares - se disculpo el peli-verde

- Discúlpame tú a mí, yo en lugar de servirte, estoy aquí deprimida - sonrió con vergüenza 

- Supongo que los dos estamos a mano - respondió - ¿por qué estas en este lugar? eres demasiado bonita para estar aquí 

- Emm yo - trato de decir con pena - mi padre tuvo una gran deuda que no pudo pagar y pues me cogieron a mí como pago, mi madre no puedo evitarlo aunque trato con todas sus fuerzas

- ¿cómo un padre puede hacer algo así? - cuestiono 

- Porque para él, yo era un error del cual era mejor deshacerse y ojala se haya quedado contento con deshacerse de mí porque no soportaría que le diera una vida peor a mi hermano - contestó - a ese hombre no lo veía como un padre, solo era alguien que llegaba de vez en cuando a hacernos sufrir y por eso lo odio pero, al fin y al cabo es mi padre y no puedo hacer algo en su contra - suspiro 

- Entonces solo olvidalo, recuerda a las personas que te hicieron feliz y olvida a las que no valen la pena - contestó con simpleza 

- Tienes razón - sonrió 


La sonrisa más hermosa que Midorima haya visto antes.


~*~*~*~*


¿Qué les pareció? ojala les haya gustado y disculpen la tardanza pero como les dije, tengo un bloqueo pero bueno haré lo que pueda, gracias por leer, nos leemos~

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⏰ Última actualización: Nov 23, 2016 ⏰

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Yoshiwara Lament (El Lamento En Yoshiwara)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora